SAN JAVIER

SAN JAVIER. Población (INE)

SAN JAVIER. Pirámide de población (INE)

SAN JAVIER. Bienes Inmuebles de Naturaleza Urbana y USO RESIDENCIAL 2014-2018 (catastro)

SAN JAVIER. Paro

SAN JAVIER. Deuda


Son datos fríos, sin cocinar.

Información para la toma de decisiones.

Información para el conocimiento.


San Javier es un municipio de la Región de Murcia, de 74,2 km2 situado en la orilla del Mar Menor a través de la población de Santiago de la Ribera; pertenece también a él la parte central y N de la Manga del Mar Menor, aunque otros organismos lo incluyen en la comarca del Campo de Cartagena. Es sede del Partido Judicial del mismo nombre. y posee 23 km de costa en el Mar Menor y 16 km en el Mar Mediterráneo. El aeropuerto de San Javier (compartido con la Academia General del Aire), la autopista AP-7/ E-15 y la antigua carretera nacional N-332 son las principales vías de comunicación.

El término municipal está compuesto por 4 unidades claramente definidas: la zona continental, extensa llanura con suave inclinación hacia el mar Menor, sin ningún accidente geográfico digno de mención; la Ribera, estrecha franja de terreno que constituye la transición entre el continente y el cuerpo de agua del Mar Menor; la Manga, barra de arena que separa el mar Menor del mar Mediterráneo, con un relieve ondulado de escasa altitud, que se extiende de N a S a lo largo de 22 km, y se abre en una serie de boquetes o golas, naturales o artificiales, que comunican ambos mares; y las islas, de relieve abrupto, fruto de su naturaleza volcánica, 2 de ellas se encuentran en el interior del Mar Menor que corresponde al municipio de San Javier -isla Mayor o del Barón y Perdiguera, y otras 2 en el Mar Mediterráneo (isla Grosa e islote del Farallón).

La Manga, conforma una barra arenosa de 22 km de longitud, limita al sur con el Parque de las Amoladeras y las Salinas de Marchamalo y por el norte con la Punta del Pudrimel que está en contacto con el Parque Natural de San Pedro del Pinatar. Esta lengua arenosa no es totalmente continua, sino que presenta diversas aberturas llamadas golas que comunican la laguna con el Mar Mediterráneo.

Limita en su zona continental al N con los municipios de San Pedro del Pinatar, Pilar de la Horadada y Murcia, al E con el Mar Menor, al S con el municipio de Los Alcázares y al O con los municipios de Murcia y Torre Pacheco. En cuanto a la zona de La Manga, limita al N con San Pedro del Pinatar, al S con Cartagena mientras que al E está bañada por el mar Mediterráneo y al O, por el mar Menor.

El municipio se estructura en torno a 10 núcleos de población. 3 núcleos importantes: San Javier Santiago de la Ribera y La Manga. Y 6 pedanías El Mirador, Roda, Pozo Aledo, Lo Llerena, Los Sáez de Tarquinales , la Colonia Julio Ruíz de Alda y La Calavera, que son de mucha menor entidad.

La estructura urbana del municipio de San Javier está dividida físicamente en el territorio continental y La Manga. Dentro del territorio continental, los núcleos de San Javier y Santiago de la Ribera forman un continuo urbano únicamente dividido por la avenida del Mar Menor. Estos núcleos forman una conurbación con el núcleo urbano del municipio vecino de San Pedro del Pinatar con el que comparte servicios y equipamientos como recursos sanitarios, judiciales, oficina del Servicio Regional de Empleo y formación y servicios de prevención y extinción de incendios, al igual que con los otros 2 municipios del arco norte del Mar Menor: Los Alcázares y Torre Pacheco. Los núcleos de San Javier y La Ribera, presentan con un alto grado de consolidación con pocas unidades sin ejecutarse, caracterizándose su urbanización, por edificios bajos (hasta 3 alturas) y urbanizaciones de viviendas unifamiliares, aunque destaca el skyline de Santiago de La Ribera (grandes torres aisladas).

La Manga tiene una estructura urbana completamente independiente y muy particular presentando una serie de problemas de solución bastante difícil, en parte debido al nivel de consolidación de muchos de los polígonos construidos, pero también por no existir más suelo disponible, pues el que conforma los polígonos aprobados en su día agota el terreno físico. La Manga del Mar Menor presenta, por su especial configuración, una deficiente accesibilidad, sobre todo durante la época turística.

Existen 5 comunicaciones o golas entre los 2 mares, naturales o artificiales, con su identidad y características propias, de las que las más destacables son la Gola de Marchamalo, el Canal del Estacio y las Encañizadas. En el lugar donde se inicia La Manga, el segmento meridional del tramo, se ubica la única comunicación totalmente artificial entre el Mediterráneo y la laguna, la Gola de Marchamalo que se abrió en el s XVIII, si bien presenta en ocasiones problemas de cegamiento en la bocana que mira al Mediterráneo por lo que no actúa puramente como canal de intercambio de aguas. Situado en la medianía de La Manga, se encuentra otra conexión entre la laguna y el Mar Mediterráneo, el Canal del Estacio, un canal construido sobre la base de la antigua gola del mismo nombre donde se ubicaban las encañizadas. Esta gola separaba 2 tramos de La Manga, individualizando las playas de El Estacio, al S, y de El Pudrimel, al N. El canal posee una longitud (entre ambas bocanas) de unos 1.800 m. con una anchura muy variable que oscila entre los 16 m. de luz del puente, y los 130 m. de la bocana mediterránea.

Volumétricamente, la importancia de El Estacio es mucho mayor que las aportaciones actuales de los sistemas de comunicación entre mares (Encañizadas y Marchamalo). A través del canal entran y salen diariamente 1,6 millones de m3 de agua. Las corrientes existentes se deben al efecto gravitatorio producido por el desnivel entre las aguas de ambos mares. Así pues, es lógico pensar, que la apertura del canal ha afectado profundamente, y de una manera prácticamente irreversible, a la composición salina de la laguna, así como a la composición sedimentaria del mismo, al permitir la entrada masiva de agua y sedimentos, modificando las características propias y el equilibrio dinámico de la laguna. El efecto de ventilación fuerza la renovación de agua del interior del lago, con lo que la salinidad ha disminuido sensiblemente en los últimos años.

Pertenecen además al municipio de San Javier, 2 de las 5 islas volcánicas del interior del Mar Menor: La Isla Mayor o del Barón, que es la más grande de la laguna con 93,8 ha y 104 m de altitud y la Isla Perdiguera, la más visitada con un tamaño de 25,8 ha. También pertenece al municipio de San Javier la Isla Grosa con un pequeño islote a su lado, también volcánico, El Farallón, ambas situadas en el Mediterráneo, frente a las playas de La Manga.

Las playas están situadas en la pedanía de Santiago de la Ribera (que forma un continuo urbano con el pueblo de San Javier) y La Manga del Mar Menor (desde el kilómetro 4 hasta el final de la misma en la zona conocida como Veneziola): Playa El Castillico, Playa de Colón, Playa El Pescador, Playa Barnuevo, Esculls de la Llana y Encañizada, Playa La Veneziola, Playa El Pudrimel, Playa Chica, Playa Ensenada del Esparto, Escollera de Poniente, Escollera de Levante, Playa Mistral, Playa del Estacio, Playa Matasgordas, Playa Las Antillas, Playa El Arenal, Playa El Pedruchillo, Playa Leveche, Playa Alíseos, Banco del TabalPlaya La Isla y Playa de la Hita

La sub-área del Mar Menor, a la cual pertenece el municipio de San Javier, se caracteriza por su especialidad turística, creando un área de continuidad con la banda costera de Alicante, de intensa actividad y muy urbanizado, basado en el aprovechamiento de la ribera del Mar Menor y La Manga como lugares de veraneo y segunda residencia.

Dentro de esta sub-área coexisten 3 modelos turísticos diferenciados: por un lado, el modelo basado en el desarrollo de un nuevo tejido urbano, como es el caso de La Manga, con predominio de la 2ª residencia; por otro lado, el modelo de desarrollo asociado a un núcleo tradicional, como es el caso de San Pedro del Pinatar, San Javier, Los Alcázares, Los Urrutias, Los Nietos y Cabo de Palos; y por último, las urbanizaciones de Mar de Cristal, Playa Honda, Islas Menores y Atamaría, que también están basadas en el modelo de 2ª residencia.

La subárea del Mar Menor se caracteriza también por su agricultura de regadío, que constituye una actividad altamente tecnificada de gran rendimiento. 

El municipio de San Javier está situado dentro del corredor mediterráneo, posición que le concede un papel privilegiado dentro del sistema de ciudades formado por Murcia, Alicante y Cartagena.

El sistema viario interurbano está constituido por una importante red de carreteras de alta capacidad, que vinculan el municipio con el centro de la península y la costa de levante, al que se superpone un denso entramado de carreteras comarcales y locales. La carretera se configura como el modo de transporte básico e imprescindible para la base económica del municipio.

Las comunicaciones del término municipal se han visto favorecidas por la reciente construcción de grandes ejes de infraestructuras que han contribuido a la mejora de la comunicación con el exterior y a la vertebración interna del territorio.

La red de alta capacidad permite la conexión directa con el corredor mediterráneo a través de la autopista AP-7 y el centro de la Región de Murcia a través de la autovía RM-19.

La comarca se encuentra atravesada por la autopista AP-7/E-15,9 que sustituye a la nacional N-332 y comunica la costa del Mar Menor, principalmente, con las ciudades de Cartagena y Alicante. Desde San Javier parten dos autovías en dirección a la ciudad de Murcia, la Autovía del Mar Menor (RM-19) y la Autovía Santomera-San Javier (RM-1).

Las demás carreteras estatales y regionales complementan a las anteriores, bien estableciendo itinerarios alternativos en el corredor mediterráneo, como es el caso de la carretera nacional N-332, o permitiendo el acceso directo a Murcia, como es el caso de la carretera regional RM-301.

No hay estación de tren dentro del término municipal, siendo la estación más cercana Balsicas a 10 km a través de la autovía RM-19. Esta estación está integrada en el corredor ferroviario Madrid-Murcia-Cartagena destinada al tráfico nacional y regional de viajeros y mercancías. (Hay cuatro servicios diarios en ambas direcciones)

Esta estación sirve también de conexión con el corredor mediterráneo mediante la línea Cartagena-Valencia-Barcelona.

Actualmente se encuentra pendiente de la declaración de impacto ambiental es estudio de la conexión de alta velocidad Murcia-Cartagena, en el que se ha propuesto como más conveniente la alternativa este, que discurre básicamente por el corredor de línea actual donde se incluye una estación en Balsicas–Mar Menor.

La construcción de la línea de alta velocidad se combina con la implantación de Corredor Mediterráneo de mercancías, gracias a la cual Murcia y Cartagena estarán conectadas por alta velocidad en el año 2016 a través de una vía única electrificada de ancho mixto, para los trenes de viajeros y mercancías.

Las reformas permitirán, además, la circulación de trenes de Cercanías en ancho internacional entre Cartagena, Murcia y Alicante.

El municipio de San Javier dispone de una base aérea perteneciente a la Academia General del Aire, situada al sur del núcleo de Santiago de la Ribera. Esta base representa en la actualidad el único aeropuerto de la Región de Murcia, ya que el recién construido aeropuerto de Corvera aún no se encuentra en operación.

El aeropuerto constituye un nodo fundamental dentro del transporte vacacional y de ocio que llega y sale de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. En 2014 gestionó 1.095.343 pasajeros y 9.081 operaciones.

La explotación del aeropuerto de San Javier es responsabilidad de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). Existen vuelos regulares diarios con Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca, además de vuelos regulares durante el fin de semana con Londres y un vuelo semanal a Dusseldorf. Esta oferta se complementa con vuelos chárter europeos de marcado carácter turístico con origen o destino a ciudades como Dublín, Oslo o Bruselas.

Está dotado con 2 pistas para el transporte aéreo de manera que pueda operar las 24 horas de día con vuelos civiles. La 2ª pista fue inaugurada en marzo de 2011 con el fin de aumentar su capacidad para atender vuelos comerciales y, por tanto, potenciar su actividad.

Sin embargo, la apertura del nuevo aeropuerto de Murcia en Corvera, podría suponer el cierre del aeropuerto civil de San Javier, con el consiguiente impacto en la economía municipal, debiéndose estudiar posibles alternativas que minimicen el potencial impacto.

El sistema portuario del término municipal está compuesto por una serie de instalaciones y puertos deportivos, que realizan una aportación importante para la captación del turismo y la realización de actividades náuticas, lo cual ha provocado la existencia de fondeos ilegales debido a la escasa oferta de puntos de amarre.

Las principales características de la infraestructura náutica del término municipal son las siguientes, de acuerdo con la Guía de Puertos Deportivos de la Región de Murcia:

  • Puerto Deportivo Tomás Maestre. El número de atraques disponible es de 714.
  • Puerto Deportivo de San Javier.
  • Embarcadero, Fondeadero de La Ribera. El número de atraques disponible es de 160.

El número de amarres es insuficiente para la alta demanda de la zona lo que ha ocasionado la aparición de numerosos fondeos irregulares en el frente litoral del municipio, al igual que sucede en el resto de municipios ribereños del Mar Menor.

Pecios en el mar Menor

El devenir histórico de San Javier está ligado al conjunto de la comarca marmenorense, donde los primeros pobladores aparecen ya en el Paleolítico.

Los primeros vestigios de civilización en el entorno del Mar Menor datan del Paleolítico, aunque los asentamientos de los que se tiene más información y de los que se han encontrado más vestigios son de las épocas romanas y árabe.

Los romanos llamaron Belich a este mar y lo citaban como puerto de refugio incluso para naves pesadas, pues contaba con mucha más profundidad. Los romanos apreciaban mucho la zona, donde desarrollaron una importante industria de salazones. Había también un importante tráfico marítimo, de lo que se desprende que tuvo que darse un asentamiento fundamentalmente industrial. Este tráfico era posible porque en la época romana, el Mar Menor estaba prácticamente unido al Mediterráneo. Con el tiempo, ha sufrido un lento y paulatino cierre respecto al Mediterráneo y su aspecto comenzó a ser similar al actual hace unos 1.000 años.

Antiguas crónicas, como el Libro de Montería de Alfonso X y las Crónicas de Felipe II, hablan de la riqueza faunística y la belleza paisajística de esta zona. Se conoce que la fauna era muy numerosa; la Isla del Ciervo conserva el toponímico del animal que la habitó. En la Edad Media abundaban mucho los cérvidos por las riberas del Mar Menor y algunos ejemplares llegarían a nado hasta las Islas

Sólo algunos pastores y pescadores moraban en las orillas marmenorenses cuando Alfonso X conquistó el reino de Murcia en el siglo XIII (las frecuentes incursiones de los piratas berberiscos desaconsejaban una estancia regular y sólo a partir de la conquista de Granada se produjo una lenta y tardía repoblación). Entonces la albohera dependía del concejo de Murcia.

En los fondos marinos del Mar Menor y en los de la mediterránea Isla Grosa hay constancia del paso de barcos fenicios, griegos y romanos que navegaron por sus aguas y comerciaron en sus costas ante los numerosos pecios y restos arqueológicos encontrados (como el del Bajo de la Campana en Isla Grosa).

En 1243, el infante Alfonso de Castilla (futuro Alfonso «El Sabio»), integra la taifa de Murcia en la Corona de Castilla en virtud del Tratado de Alcaraz.

Con la reconquista cristiana el norte del campo ribereño marmenorense pasó a depender del concejo de la ciudad de Murcia, siendo repoblado con castellanos, aragoneses y catalanes, cuyos apellidos son el origen de la toponimia de gran parte de los núcleos poblacionales de esta zona.

En 1266 Alfonso X ordenó que los vecinos de Murcia podían ser obligados a socorrer a los campesinos y pescadores del litoral cuando se tuviera conocimiento de un ataque morisco. Los asaltados enviaban señales de humo o luminosas, según fuese de día o de noche, desde las torres vigías que se sucedían hasta llegar a Murcia. La torre de la iglesia de Santa Catalina era, finalmente, la encargada de advertir a la población.

Los incentivos y exenciones concedidas desde el reinado de Alfonso X provocaron que algunas órdenes religiosas, como los trinitarios, y también algunos nobles y caballeros de armas aragoneses, catalanes y murcianos, de asentaran en la comarca formando pequeños y dispersos núcleos de población. Muchos de estos poblados conservan aún sus nombres o apellidos como topónimos: Pacheco, Roldán, Pagán, etc.

Asimismo, al amparo de estos núcleos se construyeron ermitas que en los albores del siglo XVIII dieron lugar a la consolidación de caseríos como el de San Javier, junto a un cruce de caminos próximo a la vía Herculea de los romanos, que pasaba por las inmediaciones del cabezo Gordo.

Plano del Mar Menor o Albufera de Murcia. Manuscrito anónimo. (Archivo de la Real Chancilleria de Granada).

El nombre le viene de la influencia que sobre estas tierras tuvo la virtud y el heroísmo del «Apóstol de Oriente» San Francisco Javier, ya que estas tierras fueron repobladas, en época de Alfonso X El Sabio, por gentes venidas de Navarra y Aragón, fundamentalmente.

En el siglo XVII se construye, en el actual núcleo urbano de San Javier, una ermita bajo la advocación de San Francisco Javier, en torno a la que se agruparon los moradores de los caseríos dispersos, siendo el origen de la población. Cuando a principios del siglo XVIII decayeron las incursiones de los piratas turcos y argelinos, el asentamiento urbano se hizo más estable. La evolución demográfica y los recursos económicos de la comarca hicieron factible que, al amparo de las Cortes de Cádiz, San Javier se constituyera en municipio en 1813 y 1823, de forma provisional, y ya definitivamente el 16.9.1836 con su segregación del municipio de Murcia. 

1945 San Javier

En 1888 se inició la población de la costa, que hoy conocemos como Santiago de la Ribera. En aquel año, la familia de José María Barnuevo y Teresa Sandoval, propietarios de la Finca Torre Minguez, ubicada en el paraje de La Calavera, abrieron su casa de veraneo en la playa como la primera residencia estival en la zona.

De gran trascendencia para San Javier fue la instalación de la Academia General del Aire. Su origen se remonta a 1927, cuando se comenzó a construir una base aeronaval en Santiago de la Ribera para proteger estratégicamente a la flota establecida en el puerto de Cartagena. La mayoría de los edificios de la Academia corresponden a esta época en que pertenecieron a la Marina de Guerra, alojando entre otras unidades varias escuelas de la Aeronáutica Naval, por lo que desde sus orígenes, ha estado ligada a la enseñanza aeronáutica. La Aeronáutica Naval también construyó la mayoría de los hangares y edificios de la Base de San Javier, dándole su fisonomía actual, que apenas ha variado a lo largo del tiempo y desde su creación, más de 6.500 alumnos han pasado por este centro docente militar de formación de Cuadros de Mando. La misión de la AGA es formar a todos los futuros Oficiales del Ejército del Aire.

1956 San Javier

La Academia General del Aire constituye una importante fuente de actividad dentro de la economía del municipio. La academia alberga 1.300 personas y genera 300 puestos de trabajo directos. La AGA es sede de la Patrulla Acrobática Águila desde junio de 1985. A lo largo de sus treinta años de historia la Patrulla Águila ha participado en todo tipo de eventos, exhibiciones aéreas, fiestas nacionales y eventos deportivos.

Estructura de los núcleos planteada inicialmente por Bonet en su plan director de 1963

EL PLAN BONET

«…Por la compleja naturaleza jurídica y administrativa del lugar, y el indudable hecho de enfrentarse a una experiencia pionera prácticamente no ensayada con anterioridad en toda la geografía nacional, el proceso urbanístico de La Manga constituye una larga y complicada empresa de inigualables proporciones. Paradójicamente, el 1º proyecto de Tomás Maestre consistió realmente en iniciar sólo la construcción de la zona N, que era la primera que se consiguió, procedente en su mayoría de su tío Tomás Maestre Zapata. Este paraje debía ser unido por medio de una carretera de nueva construcción con San Pedro del Pinatar y la carretera de Alicante. Era un proyecto de conexión por puentes del que existía un anteproyecto de la II República. El proyecto se completaría con una 2ª fase en la zona S cuando adquiriese los terrenos. Sin embargo, la lentitud que adquirió el proceso de compra y litigio de las parcelas, y los proindivisos que los Maestre poseían en la zona N, permitió a Maestre Aznar abarcar la compra del resto de terrenos y por tanto abordar el proyecto conjunto de todo el brazo de mar. La compra de la zona S se planteó entonces con la idea de organizar un proyecto general que pretendía construir los 2 extremos de La Manga, dejando una finca relativamente extensa virgen en el centro de la lengua de arena, de unos 2 kms, que conservara intacta la esencia natural del paraje.

Una vez estuvo consolidado el dominio a lo largo de toda la Manga, Tomás Maestre recurrió en 1961 a un arquitecto catalán consolidado con fama de buen urbanista y experiencia en este tipo de grandes empresas. Y no se equivocaba. Antonio Bonet no era sólo un prestigioso arquitecto, reconocido por obras maestras como la casa barcelonesa de La Ricarda, sino que se había especializado en grandes proyectos de urbanización en enclaves turísticos como Punta Ballena (Uruguay), Argentina y Salou. Sin embargo, su aceptación por parte de la crítica de la época había sido desigual, ya que a los primeros proyectos urbanísticos de gran reconocimiento en Sudamérica como el de Punta Ballena, siguieron otros de gran controversia, como los realizados a su vuelta a España junto a Bohigas y el grupo R en diversos en enclaves de Cataluña como Montjuïc o la Barceloneta.

Y esta restinga de arena en el litoral murciano parecía esconder a priori más dificultades y polémicas sorpresas que muchos de sus proyectos anteriores, pese a encontrarse amparado por la flexibilidad técnica que, en principio, le iba a aportar el desarrollo de la recientemente aprobada Ley de Centros y Zonas Turísticas. Esta regulación nacional, creada casi ad-hoc en 1962 al margen de la Ley del Suelo de 1956 para La Manga, tenía como premisa básica desarrollar en un corto lapso de tiempo una infraestructura turística de alta calidad en enclaves escasamente explotados hasta en entonces. El trazado de Bonet abandonó pronto la idea inicial de Maestre de concentrar la edificación en la zona N y S de la Manga dejando una franja central virgen. En este sentido, aportó una gran dosis de racionalidad técnica y de coherencia con la realidad de las demandas del mercado, orientándose en un entorno elitista y exclusivo con una población máxima de unas 70.000 personas (esta cifra quedaría fuertemente rebasada por el desarrollo de los acontecimientos posteriores concentrándose en La Manga casi 300.000 turistas).

En los primeros esbozos del plan se puede observar la mano del colaborador de Bonet, sin embargo, pasados estos primeros titubeos, el pensamiento «lecorbusieano» del catalán se impone en el momento en que este asume para sí mismo la totalidad del proyecto. La filosofía de Bonet como ordenador del territorio estaba íntimamente ligada a los dogmas urbanísticos del movimiento moderno vigentes desde IV congreso del CIAM en Atenas, (al que Bonet acudió, junto a Sert, en calidad de delegados del GATCPAC), conjugados con cierta idea visionaria de tridimensionalizar hasta el extremo el proceso creador de ciudades. En este sentido se circunscribe el afán por no crear una trama regular adaptada a la ortodoxia de los mandamientos modernistas, creando núcleos sistemáticos que, trabajando tanto la planta como el alzado de manera conjunta, generaban puntas de densidad que funcionaban a modo de compartimentos estancos cada 2 km a lo largo de toda la traza.

Estas concentraciones de densidad, formadas por alzados de más de 20 alturas, se estructuraban en planta cosiendo la trama de polígonos (entre los que se reparten altas y bajas densidades) a través de las infraestructuras y los equipamientos. En éstos, Bonet como responsable de la mayoría, puso gran empreño y mucho cariño, con un profundo estudio de todos sus aspectos y condicionantes que contemplaba los más mínimos detalles (analizando incluso aspectos como la distribución del grado de salinidad del agua subterránea por si hubiese que realizar pozos para solucionar el problemas del abastecimiento).

Esta trama de pequeñas ciudades autónomas era más que una respuesta a las directrices de la Carta de Atenas que firmaron Bonet y Sert (en relación a la teoría orgánica del espaciamiento de altos edificios bajo la necesidad de liberar suelo para oxigenar la planta de las ciudades), un acoplamiento a las necesidades de mercado que imponía la creación de un entorno elitista fragmentado a lo largo de un espacio tan sumamente alargado. Bonet aspiraba a crear un cierto efecto de simbiosis con el virginal paisaje que le rodeaba, generando una armoniosa alternancia de densidades en la edificación, tal y como hiciese en proyectos anteriores como los planes Buenos Aires o Argel de Le Corbusier, o en la aclamada Punta Ballena, sin renunciar a los nuevos tratamientos especiales de las piezas más pequeñas, que empezaban ya a imponerse a principios de los 60′.

EL BOOM DE LOS SESENTA

Tal faraónico despliegue de atracciones recogió sin problemas el apoyo entusiasta del delegado de Turismo del Ministerio en Murcia. Esa receptividad no la encontró sin embargo en la Diputación provincial, cuyo presidente tenía familiares litigando con Maestre por los terrenos en la Manga Norte, ni en otras autoridades locales y personas influyentes de la Región, que recelaban de las intenciones del empresario.

Esta situación presagiaba un camino duro y tortuoso para el desarrollo del proyecto. Sin embargo, la implicación personal del ministro Fraga Iribarne y su Ley de Centros de Interés Turístico Nacional, cuya aprobación consagraba, (a un selecto grupo de empresarios del panorama nacional, como José Banús en la Costa del Sol o Tomás Maestre en La Manga), un marco regulatorio redactado ex-profeso para su inmediato desarrollo, hizo que de la noche a la mañana todos los permisos y trámites se aceleraran de manera extraordinaria.

Y es que la implantación de esta ley permitía la generación de macroprocesos urbanísticos con una legislación propia del Ministerio de Turismo, postergando los mecanismos de supervisión tradicionales. Esta flexible normativa establecía una única herramienta de diseño a gran escala mediante un Plan Director, al cual se le permitía un amplio margen de discrecionalidad y una escasa exigencia de concreción con el único requerimiento por parte del legislador de generar un proceso urbanístico orientado al turismo de alta calidad.

Tal era el empeño del gobierno de Franco de atraer las divisas extranjeras y asentar la imagen de apertura mediante el «Spain is diferent», que Bonet y Maestre consiguen ir solventando las muy diversas trabas técnicas y jurídicas con las que se va encontrando el proyecto con una velocidad inesperada. Los aspectos que resultan insalvables por las exigencias del empresario, como era la ocupación y titularidad de zonas del Dominio Público Marítimo (los hoteles que Tomás Maestre quería construir en el propio mar como parte de los 12 núcleos compactos, aprovechando la ausencia de una regulación rigurosa en materia de costas a principio de los 60′) se dejan pues para el posterior planeamiento de desarrollo. Así pues, en poco más de un año, el empresario madrileño y el arquitecto catalán reciben todas las bendiciones del Ministerio para un proyecto que ordenaba de manera integral un extenso territorio que abarcaba dos municipios que ni tan siquiera contaban ellos mismo por aquel entonces con un instrumento de planeamiento general (tan solo el ayuntamiento de Cartagena tenia un plan urbanístico, que sólo ordenaba de manera pormenorizada su casco urbano). Gracias a los créditos blandos y el sometimiento de otras administraciones en temas como el aporte de agua (para el cual Bonet, ante la dificultad del asunto, había estudiado incluso el grado de salinidad del agua con la idea de excavar pozos para abastecer a la futura población).

Las obras empezarían en 1963, abriendo ya los primeros hoteles y bungalows en 1965. El gigantesco proyecto echaba a andar a pasos agigantados, mejorando las previsiones más optimistas.

1973 SAN JAVIER

LA CRISIS DE LOS SETENTA

La crisis de los 70′ fue sin duda el germen que empezó a resquebrajar la sólida unidad y coherencia de la que presumía el proyecto de Bonet. El proyecto, pese a que contaba con todas las bendiciones financieras y administrativas del régimen desde Madrid, ya había atravesado ciertas dificultades económicas por su ambicioso formato y faraónicas dimensiones, como habían expuesto en petit comité algunos de sus inversores durante una feria del turismo a finales de los 60′.

Además, la aprobación el 28.4.1969 de la primera Ley de Costas que venía a regular por primera vez el dominio público marítimo, sus bienes y su aprovechamiento, estaba complicando la relación con algunos estamentos administrativos en torno a puntos del proyecto, como la desecación de la laguna El Vivero, los puertos deportivos del Estado y los edificios flotantes que se pretendían unir a la costa con pantalanes (estos últimos, tras varias modificaciones de los planes, no se acabarían llevando a cabo, constituyendo la primera gran derrota administrativa de Maestre y Bonet).

Va a ser entonces cuando la suerte le empieza a dar la espalda a Tomás Maestre iniciándose al tiempo el cambio del clima económico en España. Acuciado por la incipiente caída de las ventas y la subida de los tipos de interés que empiezan a atenazar a sus sociedades, el empresario madrileño primero transfirió la propiedad a algunos de sus socios y constructores de gran parte de los terrenos que quedaban libres en los espacios que separaban los 12 núcleos de densidad del Plan Bonet. Esto supuso una primera perdida de uniformidad de la perspectiva urbanística del proyecto, obligando a Bonet a realizar serias modificaciones para intentar salvaguardar los fundamentos de la coherencia y dignidad del plan urbanístico.

Y es que la favorable coyuntura que había acompañado al proyecto mangueño comenzó a desmoronarse a mediados de los 70′. El proyecto de Maestre se había beneficiado no sólo de los créditos blandos de casi al 0% que habilidosamente había conseguido del régimen (que se especulaba en su día que fueron concedidos a fondo perdido), sino de un contexto económico nacional de crecimiento que asociado a los bajos tipos de interés y a la cultura del «desarrollismo yeyé» que embriagaba a la sociedad, había permitido la entrada de numerosos inversores y compradores especulativos.

Sin embargo, la crisis del petróleo de 1973 vino (aunque con un cierto retraso) a resquebrajar por completo los planes de Maestre cuando éste se encontraba en plena fase de expansión. La economía española, que venía alcanzando crecimientos del PIB de más del 10% desde la instauración de los Planes de Estabilización de los apodados tecnócratas de 1959, vio frenado el desaforado crecimiento nacional de la década de los 60′.

Sin embargo, la herida de muerte vendría los años siguientes con la prolongación en el tiempo de la crisis, que alcanzando por completo la década de los 70′, forzó a Maestre a vender también al final de esos años y a principios del siguiente decenio, gran parte de los solares y terrenos que, aun formando parte de elementos estratégicos de las zonas central y norte de plan urbanístico, habían quedado todavía sin ejecutar debido a la falta de liquidez.

Las costosas inversiones en infraestructuras (dragados y movimientos de tierras) en el Puerto del Estacio y en la ciudad lacustre de Veneciola, unidas a ruinosos negocios como el Casino, le obligaron a desprenderse de un gran número de propiedades, ya no en favor de sus primeros socios del proyecto, sino a los constructores y contratistas, llegando incluso a pagar personalmente con terrenos para que continuasen las obras a albañiles, fontaneros y un largo etcétera de trabajadores que no tardaron en convertirse en una oligarquía de pequeños promotores y especuladores locales.

El planeamiento de un Bonet, ya anciano y desvinculado por completo del proyecto, terminó por deshilacharse a jirones en un reino urbanístico de taifas, donde cada pequeño promotor empezó a hacer un proyecto por su cuenta, en muchas ocasiones sin hacer uso de los fundamentos técnicos más básicos. En este sentido, la coyuntura política y legislativa acompañó fuertemente el fenómeno de desmembración del Plan Bonet. De un lado, las competencias urbanísticas, recién establecidas por la Constitución de 1978 en sus art. 148 y 149, estaban siendo transferidas de manera implícita por el Estado, en clara dejación de funciones, a las Autonomías (posteriormente cuando el Estado intentó recuperarlas en parte a través del Texto Refundido de la Ley del Suelo de 1992, éste fue seriamente desautorizado por el Tribunal Constitucional que anuló 2/3 de su articulado y declaró competencias urbanísticas básicas y supletorias en la sentencia 61/97).

Esto favoreció sin duda que, en regiones con escasa tradición autonómica como la murciana, la responsabilidad en lo relativo a la vigilancia y el control urbanístico se delegase en la práctica fundamentalmente en los ayuntamientos, pese a que esta autoridad no adquiriese realmente carta de naturaleza hasta la aprobación de la Ley del Suelo de la Región de Murcia de 2001.

Éstos, provistos de las tradicionales Normas Subsidiarias (figuras de planeamiento antecesoras de los planes generales actuales), tuvieron por tanto durante los años de transición del régimen urbanístico estatalista al autonómico un amplio margen de discrecionalidad, que en el caso de San Javier y Cartagena, las 2 corporaciones locales administrativamente responsables de La Manga, asumieron una inequívoca complicidad con las aberraciones urbanísticas que durante la década de los 80′ se ejecutarían. 

1980 San Javier

La Nueva Manga

En palabras de un testigo y actor, el jefe de numerosas obras en la zona y posteriormente gerente del Club Costa Cálida, Javier Gea, el reparto apresurado de tierras entre pequeños propietarios que empezó a darse a finales de los 70′ “provocó en parte lo que yo considero un desenfoque de la idea de Tomás Maestre, porque estas empresas lo que querían era directamente hacer dinero rápido,[…] por lo que no hubo una sintonía de fachadas, ni en los planes parciales, se hicieron cosas no correctas en cuanto a volúmenes, en cuanto a gradas… todo estuvo motivado por esa especie de suspensión de pagos de Tomás Maestre (López-Morell, Pedreño y Baños, 2005)”.

Tal descontrol evidentemente no pudo llevarse a cabo sin la permisividad y en muchos casos connivencia de las autoridades administrativas más implicadas en la regulación urbanística en aquellos momentos: los ayuntamientos. En este sentido, tanto el ayuntamiento de Cartagena, (gobernado sucesivamente por distintos alcaldes socialistas desde la preautonomía hasta la llegada del partido cantonal en 1987), como el ayuntamiento de San Javier, gobernado por un único alcalde de AP hasta 1995 (José Ruiz Manzanares, dueño de varias sociedades promotoras inmobiliarias) hicieron gala de una dejación de funciones más que sospechosa. En este marco económico y administrativo, el desmembramiento del plan urbanístico de Bonet fue cuestión de pocos años, quedando éste diluido en un marasmo de planes parciales que iban aprobando los municipios de San Javier y Cartagena sin subordinación alguna a una figura de planeamiento general (he aquí el germen de la colmatación y ausencia de equipamientos y zonas verdes de la actualidad), llegando incluso a darse el caso de expedirse licencias de urbanización y construcción a obras que ni tan siquiera habían presentado proyectos de planeamiento de desarrollo.

Acabado el periodo preautonómico y ya avanzada la década de los 80′, tras el primer cambio de gobierno regional del socialista Hernández Ros a Carlos Collado, los poderes públicos autonómicos intentarán desarrollar iniciativas legislativas para implementar una lógica en la planificación y zonificación territorial, que recondujese la situación de ausencia de una política de ordenación del crecimiento urbanístico de la Manga y el Mar Menor, y a la vez definir las franjas del litoral que fuesen del dominio público. La situación por aquel entonces de la restinga mangueña era urbanística y funcionalmente caótica: ausencia absoluta de zonas verdes, carencia de equipamientos colectivos y espacios libres, saturación de las infraestructuras, construcción de urbanizaciones turísticas como Viviendas de Protección Oficial (VPO), ocupación irracional e indiscriminada de una franja litoral de playa entrecortada a la que se le había segado toda continuidad…

Un posible punto de inflexión en este proceso se produjo sin duda tras la aprobación por el Estado de la Ley de Costas en 1988. Ésta, en el propósito de delimitar el dominio píblico marítimo-terrestre (asegurando su integridad y adecuada conservación) y garantizar el uso público del mar y de su ribera, establecía en su art. 23 una servidumbre de protección que recaía sobre una zona de 100 m medida tierra adentro desde el límite interior de la ribera del mar (extensión que incluso podía ser ampliada en determinados casos). Sin embargo, también incluía una disposición transitoria tercera indicando que en «los terrenos clasificados como suelo urbano a la entrada en vigor de la presente Ley estarán sujetos a las servidumbres establecidas en ella, con la salvedad de que la anchura de la servidumbre de protección será de 20 m». Esta disposición tercera, aplicable al régimen urbanístico de La Manga, resultaría aun así especialmente conflictiva en la zona de San Javier, debido al hecho de ser la franja más estrecha de la restinga de arena y al estar el proceso urbanizador escasamente consolidado por la edificación, con lo que el conflicto jurídico y administrativo se aventuraba como inevitable.

La aprobación de este nuevo marco regulatorio coincidiría además con la tramitación de las Normas Subsidiarias de San Javier, un municipio que ordena por primera vez la integridad de su territorio, especialmente en la controvertida zona de La Manga. El ayuntamiento resulta en su tramitación relativamente condescendiente con el status quo vigente. Aún así, las consecuencias del nuevo marco regulatorio impuesto por la CARM serán demoledoras para los intereses creados en La Manga, en especial porque fue en aquel momento cuando la Comunidad Autónoma decide asumir plenamente sus competencias en urbanismo y ordenación del territorio, empezando a recortar parte del alcance de las aprobaciones provisionales del planeamiento de los municipios (política que se haría extensiva a partir de entonces) y desarrollando diversas iniciativas legislativas muy controvertidas. De entre ellas, cabría destacar las 3 siguientes en el caso del Mar Menor:

1) Desclasificación como suelo urbano de la Isla del Ciervo (isla del Mar Menor propiedad de Tomás Maestre en la que incluso había construido una carretera que la comunicada con la restinga mangueña, infraestructura que el Tribunal Supremo le obligaría a desmantelar años después, al tratarse de una concesión administrativa con fecha de caducidad).

2) Desclasificación como suelo urbano de la antigua bahía del Vivero en La Manga de Cartagena (el aterramiento de esta bahía colindante con las salinas que Tomás Maestre siempre consideró como suelo de su propiedad, era un lugar tradicional de desove y cría de alevines de dorada y lubina hasta que Maestre procedió a su desecación y posterior relleno).

3) La iniciativa que más polémica generó: el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma en 24.9.1987 que a propuesta del Consejero de Obras Públicas y Ordenación del Territorio, D. José Fuentes Zorita, promulgó la suspensión de 25 licencias urbanísticas en La Manga que afectaban a la revisión de las Normas Subsidiarias del Ayuntamiento de San Javier, que se consideraba violaban el dominio público-marítimo terrestre en sus deslindes pues no se ajustaban a las servidumbres de la Ley de Costas y trasvasaban de manera ilegal el aprovechamiento correspondiente al dominio publico litoral de la Z.M.T. al interior de las parcelas edificables.

La flagrante y torticera alteración del primigenio Plan del C.I.T.N. con sus trasvases de volumetría y segregaciones ilegales, el inexplicable no cómputo de cuerpos volados, trasteros, terrazas, escaleras, etc…, y la indefinición de rasantes laterales que permitía dejar fuera del cálculo de la edificabilidad miles de m2 bajo la rasante de la Gran Vía, había llevado a la situación de que muchos polígonos de uso colectivo de La Manga superaban con creces la edificabilidad media bruta de los 5 m3/m2 (dentro de la aplicación “generosa” que venía haciéndose esos años de la normativa vigente) y aparecían pintorescas herramientas de planeamiento como el famoso denominado “espacio cautelar público flotante”, una manera de computar espacios libre y zonas verdes, que el plan mencionaba y el usuario podía fijar donde gustase en el planeamiento de desarrollo, por supuesto para su uso exclusivo privado. La tramitación de las Normas Subsidiarias intentaba sin duda paliar parte de esta situación regulando algunos de los incumplimientos, e intentando trasvasar parte del aprovechamiento del dominio publico a las parcelas edificables en algunas de las zonas controvertidas.

Sin embargo, el gobierno Regional puso pie en pared en este momento exigiendo una regulación urbanística mucho más restrictiva, y suspendiendo numerosas licencias de promociones edificadas o en fase de urbanización. Sin duda alguna, con esta parálisis urbanística el gobierno regional abrió a finales de los 80′ la caja de pandora del urbanismo murciano, provocando una guerra con promotores y los Ayuntamientos de Cartagena y San Javier, que acaparó durante meses las portadas de los periódicos.

El municipio de San Javier, al igual que algunos municipios murcianos a lo largo de la década de los 70′, ya había tramitado por primera vez un planeamiento general de su territorio en 1976 bajo la figura las Normas Subsidiarias. Sin embargo, y estando por aquel entonces las competencias en poder del Estado a través del Ministerio de Obras Públicas, la aprobación de dichas Normas Subsidiarias fue derogada por el Tribunal Supremo en una sentencia de 1978, ya que en dicho planeamiento tan sólo se ordenaba la parte continental de San Javier dejando la “patata caliente” de La Manga sin actualizar, remitiéndose tan sólo al Plan Director Bonet, que ya entonces se había visto ampliamente adulterado y sobrepasado por los acontecimientos actuales.

El resultado heredado: un problema de gestión, no de planeamiento

El órdago planteado por el gobierno regional terminó siendo un rotundo fracaso. La errónea estrategia jurídica llevada por la administración, junto a la conciencia de lobby que por primera vez adquirió el empresariado murciano, le propinaron un rotundo revolcón juríico a la administración en los tribunales. La Manga terminó así de configurar su aspecto actual entre finales de los 80′ y mediados de los 90′. De hecho, incluso la compensación salomónica adoptada en las nuevas NNSS de San Javier, que tras trasvasar la edificabilidad de las zonas que resultaban incompatibles con la Ley de Costas al interior del cordón dunar intentó paliar parte del desaguisado limitando la altura máxima edificable de 20 alturas de media a unas PB+9, resultó ser más dañina que beneficiosa. Las construcciones, al reducirse su altura (y por tanto su esbeltez), se multiplicaron y ensancharon en planta, creando el potente impacto visual actual que hace que haya tramos en los que el visitante circula por el viario central sin poder ver el mar ni a derecha ni izquierda.

La situación derivada del fallo de los tribunales y el posterior hiperdesarrollo llevarían aparejado el problema a futuro de gestionar todo este entramado creado a gran velocidad y con escasa planificación. Los nuevos problemas eran pues la nueva estructura circulatoria, la escasez de equipamientos y servicios, o la cultura creada por Maestre de sufragar las infraestructuras a través de la inversión de los privados (lo que permitió a los ayuntamientos de Cartagena y San Javier no invertir lo necesario en un brazo de mar que sí que aportaba pingues réditos a sus arcas, creando tensiones secesionistas). Todo este nuevo marco creado iría poniendo sobre la mesa, en los años sucesivos, la pregunta de si era necesario dotar a La Manga de infraestructuras y servicios dimensionados para una población que sólo los necesitaba un par de meses al año. Este contexto obligó, durante la década de los 90′, a crear un Consorcio constituido por la CARM y los Ayuntamientos de Cartagena y San Javier para sufragar inversiones como el desdoblamiento del viario o las glorietas por ejemplo.

La problemática de la Manga se visto, por tanto, bastante reducida actualmente, desde el punto de vista urbanístico, a un problema más enfocado a la gestión que al planeamiento. El hecho de que el planteamiento final de la barra de arena quedase más o menos totalmente configurado a principios de los 90′ ha permitido a las administraciones posteriores comprimir notablemente las polémicas y controversias político-urbanísticas en 3 o 4 focos concretos, más cercanos a la problemática que se heredó en torno al déficit de infraestructuras que la última década de ardor inmobiliario provocó, que a los propios aspectos que debiese regular los instrumentos de planeamiento.

En estos últimos años, se está tramitando un nuevo Plan General (en ambos municipios para adaptarlos a la Ley del Suelo Regional en su TRLSRM de 2005), que vendría a reemplazar a las Normas Subsidiarias y PGOU que se aprobaron en el controvertido proceso de finales de los 80′. Sin embargo, las incertidumbres y los intereses creados ya no revisten las polémicas de antaño, en tanto en cuanto el brazo de arena es ahora ya, de manera casi consolidada, un suelo urbano en su integridad (y cuando se dice en su integridad es porque todo el suelo que hay en La Manga es, de manera singular, prácticamente urbano residencial en su totalidad), y tan sólo acompañan a la polémica pequeños retazos del pasado como el eterno Plan Parcial del Vivero, el inacabado Puerto Mayor o la problemática finalización de la ciudad lacustre de Veneciola. Estos vestigios de lo que fue el glorioso pasado del proyecto de Maestre están desde hace años enfangados en procesos jurídicos en los tribunales, cuya resolución no se prevé a día de hoy próxima. Por tanto la configuración, por fin, del 1ª Plan General de La Manga en el tramo municipal de San Javier, curiosamente, (50 años después de haber sido prácticamente el 1ª territorio murciano que contaba con una figura de planeamiento que ordenaba pormenorizadamente la integridad de su territorio), responde más a cuestiones formales y administrativas de adecuar la desfasada regulación vigente a los términos de la Ley del Suelo de la Región de Murcia de 2001, que a la necesidad de acometer nuevos proyectos.

Actualmente las polémicas en torno al planeamiento urbanístico se centran hoy en día en otros puntos de la Región de Murcia, donde el furor desarrollista no llegó en su momento ya que La Manga, gracias a su extraordinario potencial, era capaz por si sola de absorber toda la oferta inmobiliaria ofreciendo los más variopintos negocios especulativos.

Paradójicamente esta singular concentración del fervor inmobiliario en los escasos 20 km de restinga de arena ha permitido a la Región de Murcia ser con diferencia la Comunidad Autónoma con mayor proporción de costa libre, gracias al particular sacrificio que se hizo con La Manga durante estos últimos cincuenta años. Sin embargo todavía quedan incógnitas por resolver en el complejo puzzle que forma La Manga, siendo la más importante de ella el resolver que se hace con un territorio que muestra ya graves signos de saturación y agotamiento cuando todavía quedan muchas zonas que el planeamiento permite legalmente urbanizar. Estas reflexiones deberán ayudarnos no sólo proponer un programa de resolución del problema de La Manga, sino, a través de un razonado debate, a sentar las bases de un marco general de actuación en la ocupación del litoral que sin duda el día que la crisis económica se termine retomará su actividad en la costa murciana…»

Reflexiones retrospectivas al modelo urbanístico de ocupación del litoral murciano: El caso de La Manga del Mar Menor. 2011. Salvador García-Ayllón Veintimilla

2014 PNOA San Javier

“La Manga del Mar Menor es la demostración palpable de que es posible desarrollar una zona turística de forma lógica, racional y, en definitiva, habitable”.

«…El curioso modelo de captación de dinero a través de la compra de inmuebles turísticos propuesto por Eurovosa (Europea de Viviendas y Obras S.A.) lanzado en 1972, ofreciendo una rentabilidad del doce por cien anual a sus propietarios desde el momento en que se escrituraba la compra a cambio de quedarse como administradora para el arrendamiento de los apartamentos, no soportó su segundo año de vida.

Los máximos responsables de Eurovosa fueron incapaces de hacer frente a las enormes obligaciones contraídas con los propietarios de apartamentos, mientras que la Dirección General de Política Financiera no le autorizó a continuar con la publicidad de los servicios de inversiones del grupo por considerarla un modelo de economía piramidal sumamente peligrosa como efectivamente se demostró.

Eurovosa había instalado oficinas para la captación de inversores en Suecia, Alemania, Inglaterra, Benelux, Hong Kong, Arabia Saudí, Kuwait, Estados Unidos y Canadá.

Y se anunciaba en la prensa (La Vanguardia, 21.3.1973) con un texto que hoy nos resulta hasta irrisorio: “La Manga del Mar Menor es la demostración palpable de que es posible desarrollar una zona turística de forma lógica, racional y, en definitiva, habitable”.

«Para Eurovosa no se trata solamente de hacer rentable el turismo ahora mismo. Ni de hacer negocios hasta pasado mañana. Se trata de hacer un turismo que siga siendo rentable en el año 2000. Nadie desea pasar sus vacaciones en lugares masificados y exasperantes”

Pero quebró en diciembre de 1974. A pesar de que algunas empresas habían mostrado interés en hacerse cargo de las urbanizaciones (una agencia de viajes y una inmobiliaria catalana) las negociaciones no llegaron a buen puerto y su cierre provocó el deterioro de los inmuebles y la consiguiente pérdida de su valor real.

“También se agrava la situación de los trabajadores -señala un artículo aparecido en prensa en 1976-, un centenar, afectados, al cumplir el primer año de desempleo. Se sabe, de otra parte, que tras renunciar a la rentabilidad, algunos compradores de estos apartamentos se ha hecho cargo de su propiedad, pero tienen sus dificultades, ya que para contar con agua, electricidad y teléfono precisan abonar cantidades astronómicas de deudas. El total de apartamentos que comprende este complejo es de 953, de los 597 completamente acabados.”

Cinco años más tarde, la Comisión de comunidades de propietarios de los Complejos Eurovosa I y II aún lanzaban impotentes diatribas contra los responsables del desastre financiero en la prensa. Los afectados continuaban recordando que ellos desembolsaron el importe de los apartamentos más los muebles sin que puedan utilizarlos ni producir beneficios.

Además, “…sobre los Edificios Londres y Bruselas existen unos enjambres de propietarios, que no saben en qué colmena meterse, por culpa de que Vosa vendió proindiviso los edificios y posteriormente, sin contar con sus dueños, llevó a cabo la división de la propiedad horizontal de los mismos.”

El grado de dejadez de los complejos Eurovosa, tras la desaparición del grupo de empresas, llegó a tal estado de abandono que en agosto de 1980 tuvo que desalojarse el edificio Berna como consecuencia de un escape de ácido clorhídrico de una bombona destinada a la depuración de las piscinas. Según los bomberos la fuga se debió al deterioro por falta de uso.

Turismo, un sector frágil

Eurovosa no había tenido en cuenta factores exógenos como la crisis de Yom Kippur que contrajo la economía mundial a límites difícilmente soportables para empresas dependientes de un sector tan frágil como el Turismo.

La crisis frenó bruscamente la tendencia alcista de los precios inmobiliarios ligados al sector turístico colocando hasta al propio Tomás Maestre en una difícil situación económica.

Según Javier Gea, ideólogo y gerente del futuro lobbie empresarial Club Costa Cálida creado en los ochenta para luchar contra la Ley de Costas de 1988, este reparto precipitado de tierras para proyectos especulativos inmobiliarios paralelos… “…provocó lo que yo considero un desenfoque de la idea de Tomás Maestre, porque estas empresas lo que querían directamente era hacer dinero rápido… se hicieron cosas no correctas.”

Para Rafael San Román, un activo defensor de la segregación de La Manga de los ayuntamientos de San Javier y Cartagena durante los 90′ “…los avariciosos promotores que adquirieron grandes parcelas para la construcción de apartamentos, no siguieron la línea de la modernización y estética que se había pensado para La Manga… …ocupando inexorablemente espacios destinados a infraestructuras e instalaciones y servicios en el Plan de Ordenación Urbana… …tampoco eran frenados por los alcaldes y los mismos servicios de planificación y utilización del territorio urbano de los ayuntamientos quienes también se beneficiaban de la feroz y alta especulación reinante”.

Eurovosa demostraba que La Manga había pasado, definitivamente, de ser un lugar de promoción turística a otro de promoción inmobiliaria.

“La Manga tiene hoy –continua el artículo- un puerto deportivo para pequeñas embarcaciones; tiene club de tiro de pichón, caballos, mini-golf, club de golf, clubs de embarcaciones a vela y a motor, innumerables paso de pesca deportiva, competiciones de pesca submarina… Los amantes de la tradición pueden encontrar bodegas, rincones de pescadores, tabernas; los amantes de la modernidad ‘boites’ y discotecas innumerables. Y todos, tablaos flamencos, cines –incluso al aire libre- y mil distracciones más en los diversos clubs sociales magníficamente instalados en La Manga.”

Información extraída del libro “De Cabo de Palos a La Manga del Mar Menor. Del siglo XV al XX” 2ª Edición (Edlibrix, 2016).

El futuro desarrollo de San Javier está actualmente condicionado a diferentes instrumentos y documentos de planificación que han sido aprobados en sus respectivos ámbitos de competencia administrativa y que han sido resultado de un amplio proceso de participación institucional y ciudadana.

Para la elaboración de la esta Estrategia de Desarrollo Urbano se han tenido en cuenta estos documentos de cara a que esta estuviera alineada con los objetivos marcados en los mismos.

Los principales documentos de planificación a nivel municipal son:

  • Plan General Municipal de Ordenación (PGMO) de San Javier (Murcia). (Noviembre de 2014) y en particular los siguientes documentos:
    • Memoria de Ordenación del Plan General Municipal de Ordenación de San Javier (PGMOU). Noviembre 2014 donde se plasman un conjunto de propuestas de actuación para la futura ordenación urbanística del territorio municipal
    • Impacto Territorial del Plan General Municipal de Ordenación de San Javier (PGMOU). Noviembre 2014. En este documento se realizan los estudios y análisis encaminados a predecir, valorar y adecuar el posible impacto sobre la estructura territorial y los impactos sectoriales sobre la población y su situación socioeconómica, sobre el medio ambiente y los recursos naturales, sobre el sistema de núcleos de población y localización de actividades económicas, sobre las infraestructuras, dotaciones, equipamientos y servicios y sobre el patrimonio histórico.
    • Plan e Informe de Sostenibilidad Ambiental del Plan General Municipal de Ordenación (PGMO) de San Javier (Murcia). Noviembre de 2014. Donde se elabora un diagnóstico de los efectos ambientales de la Revisión del Plan General Municipal Ordenación de San Javier (PGMO de San Javier) y se proponen las medidas y recomendaciones para integrar de forma efectiva los aspectos ambientales en el diseño del propio PGMO de San Javier
    • Memoria de Información del Plan General Municipal de Ordenación de San Javier (PGMOU). Noviembre 2014.
    • Memoria de Gestión del Plan General Municipal de Ordenación de San Javier (PGMOU). Noviembre 2014.
  • Plan de Acción de la Agenda 21 Local de San Javier., que es un documento que define las directrices de la política municipal para actuar desde sus competencias y funciones dinamizadoras en la promoción de un desarrollo sostenible y establece las estrategias integradas para lograr el cumplimiento de los objetivos.
  • Plan de Acción para la Energía Sostenible del Municipio de San Javier donde se hace un inventario de consumos de energía en el término municipal y las emisiones derivadas del mismo y posteriormente un análisis de los resultados obtenidos y se diseña una estrategia de actuación para conseguir el objetivo de reducción de emisiones.
  • Primer Plan Municipal 2011-2015 de prevención de las drogodependencias.
  • Primer Plan Municipal de Prevención, Seguimiento y Control del absentismo y reducción del abandono escolar temprano. San Javier 2013-2016.
  • Otros documentos de diagnóstico que incluyen San Javier dentro de su alcance como:
  • Estudio de “Identificación de oportunidades generadoras de empleo en el sector turístico en la Comisión Local de Empleo del Mar Menor”.
  • Además, San Javier no se encuentra aislado y por tanto no es posible diseñar una estrategia territorial sin tener en cuenta las estrategias y planes adoptados por administraciones de rango superior que le afectan. Por ello, en el diseño de esta estrategia se han tenido en cuenta los procesos de planificación estratégica abordados desde otros niveles administrativos de rango superior y que condicionan el modelo de desarrollo del Área Urbana.

LA ESTRUCTURA URBANA DE SAN JAVIER. El casco antiguo

El núcleo de San Javier consta de un área compacta de suelo urbano que se compone de un casco antiguo y posteriores zonas de ensanche que se han ido desarrollando a ambos lados de la avenida del Mar Menor en sentido este-oeste. Esta área se completa con una zona de uso industrial situada a lo largo de la carretera de Sucina y la carretera de San Pedro del Pinatar, y otra zona de uso deportivo situada al otro lado de la misma.

Este núcleo tiene su origen en el desarrollo progresivo de un parcelario accesible mediante un sistema viario estrecho, con secciones comprendidas entre 5 y 8 m, concebido en base al antiguo modelo rural y donde la construcción se ha producido de forma independiente según la ordenanza aplicable en cada momento. Este proceso ha generado en algunos casos la incompatibilidad de las nuevas edificaciones con el modelo original, como consecuencia del aumento de la densidad de edificación, lo cual provoca el ensombrecimiento de la calle al nivel de la planta baja, así como conflictos de aparcamiento y accesibilidad.

La tipología de edificación predominante es la manzana cerrada, subdividida en pequeños solares y destinada a usos residenciales compuestos por una o dos plantas, que combinan usos comerciales y terciarios en locales situados en planta baja. La presencia de estos usos es consecuencia del papel que ejerce el núcleo de San Javier como capital municipal, ostentando el primer puesto en lo que se refiere a proporción de viviendas ocupadas por los residentes del municipio.

Dentro del casco antiguo se sitúan de forma aleatoria y dispersa algunas edificaciones de mayor altura, a veces alineadas a los viales y otras como bloques exentos, entre las que destaca la edificación existente junto a la carretera de Balsicas, a la altura de la calle Camilo A. Vega.

Los desarrollos posteriores

En torno a este núcleo originario se puede identificar, aunque de forma incompleta, un primer anillo de pequeños desarrollos ensamblados a la trama viaria inicial. Estos desarrollos no siguen el modelo de crecimiento tradicional sino que surgen a partir de una serie de actuaciones de carácter unitario de extensión variable, pero perfectamente identificables dentro del conjunto de la actuación. Estos desarrollos fueron ejecutados durante los años 70′ y 80′, siendo todos ellos anteriores al documento actual de Normas Subsidiarias.

Estas actuaciones tienen en general una estructura urbana específica, compuesta preferentemente de manzanas alargadas y con un viario de mayor anchura que el del núcleo original. Dentro de este primer anillo destaca el barrio en torno a la plaza de Murcia y las calles Gerona y Madrid, al sur de la carretera de Balsicas, los barrios en torno a la avenida 31 de octubre, al este del Auditorio, las plazas de Santa Cecilia y Constelación, y el barrio de Los Ríos, al N de la avenida del Mar Menor. Estos desarrollos se caracterizan por el predominio de la vivienda unifamiliar aislada, adosada o en hilera, aunque en otros casos predomina la vivienda colectiva de tipo social, tales como las promociones situadas junto a la avenida del Taibilla y las calles Burgos, Cuenca y Narciso Yepes, que en la actualidad presentan una alta proporción de población inmigrante.

A continuación se puede destacar un segundo anillo compuesto por los ámbitos de planeamiento de desarrollo previstos en las actuales Normas Subsidiarias. La mayoría de estos ámbitos son de uso residencial, entre los que destaca el Plan Parcial Ciudad Jardín, aprobado en el año 1978, el Plan Parcial Torre Minguez, aprobado en al año 1979, que posteriormente dio origen a las unidades de ejecución UE-1, UE-2 y UE-3. Dentro del suelo apto para urbanizar de uso residencial destacan 2 sectores, el Suelo Apto para Urbanizar El Recuerdo, yuxtapuesto al Plan Parcial Ciudad Jardín, y el Suelo Apto para Urbanizar Casa Grande, correspondiente a la modificación de las Normas Subsidiarias nº 14. El nivel de ejecución de ambos sectores está bastante avanzado.

En dirección noroeste se encuentra el polígono de los Urreas, también recogido en el documento actual de Normas Subsidiarias, y situado entre las carreteras de Balsicas y Sucina. Esta actuación es de uso industrial y está formado fundamentalmente por manzanas cerradas con solares para la edificación de naves de una sola planta o con un cuerpo de dos plantas en fachada, destinándose en este caso la planta superior a oficinas o viviendas. Este polígono está prácticamente ejecutado.

Los desarrollos previstos

Los desarrollos previstos en las actuales Normas Subsidiarias en torno al segundo anillo son el Plan Especial de Reforma Interior Polideportivo (ya ejecutado), en el borde NE, el Plan Especial de Reforma Interior Telefónica, anexo al anterior y aún no desarrollado, y el Plan Especial de Reforma Interior Calavera, colindante con Santiago de la Ribera, y que tampoco está ejecutado.

En la zona noroeste del núcleo de San Javier se sitúan 2 importantes ámbitos de suelo apto para urbanizar de uso industrial. El primer ámbito complementa la zona de uso industrial existente junto a la carretera de San Pedro del Pinatar, tratando de ordenar el frente de parcelas que se apoya en la calle Oslo, escasamente desarrollado, habiéndose desclasificado una parte del mismo en virtud de la modificación de las Normas Subsidiarias nº 11. El segundo corresponde a la modificación de las Normas Subsidiarias nº 39, y que aún no se ha desarrollado. La compatibilidad y funcionalidad de los usos industriales con los usos propios de su entorno, que ocupan mayoritariamente el cuadrante noroeste, es motivo de reflexión al no existir una clara articulación de los emplazamientos actuales ni estar suficientemente resuelta la accesibilidad a los mismos.

Este panorama se completa con dos ámbitos de suelo apto para urbanizar de uso terciario correspondientes a la modificación de las Normas Subsidiarias nº 40. El ámbito de mayor tamaño está situado a ambos lados de la carretera nacional N-332a hasta el cruce con la carretera de El Mirador, con una anchura próxima a los 500 m, y el ámbito de menor tamaño está situado en las proximidades del enlace de la carretera de Sucina con la autopista A-37, sin estar desarrollados ninguno de ellos.

A los ámbitos descritos hay que añadir por su proximidad la pedanía de Pozo Aledo, situada junto al enlace de la autopista AP-7 con la antigua carretera comarcal C-3319 (ahora RM-19). Esta pedanía está destinada fundamentalmente a uso residencial, predominando la edificación unifamiliar aislada o en hilera, aunque también dispone de un pequeño sector de suelo apto para urbanizar de uso residencial correspondiente a la modificación de las Normas Subsidiarias nº 23.

La definición del borde

El desarrollo urbano analizado anteriormente, cuya armazón y estructuración tiene una cierta continuidad, resulta en algunos casos un tanto impreciso y se configura como un conjunto urbano cuyos contornos son irregulares y con una definición deficiente. Los desarrollos residenciales previstos hacia el este, en dirección a Santiago de la Ribera, parecen insertarse adecuadamente en la trama urbana previamente existente y la tipología de la edificación se adecua bastante bien al entorno urbano, aunque se echa en falta una definición más clara de los bordes. Además, hay una excesiva disimetría en la asignación de usos residenciales en el entorno del núcleo de San Javier más próximo a Santiago de la Ribera, y de usos industriales y terciarios a los terrenos que se sitúan en el NO, hacia la traza de la autopista AP-7.

La tendencia predominante actualmente es la de ir completando los sectores residenciales situados más próximos a la ribera del Mar Menor, que resultan indudablemente más atractivos para la promoción inmobiliaria. Por el contrario, está quedando muy desarticulado todo el borde del núcleo visible desde la autopista AP-7, ocupado por suelos aptos para urbanizar y no urbanizables, y que aún no tiene una propuesta coherente y uniforme, aunque encajonados entre la propia autopista AP-7 y los sectores de suelo urbano y apto para urbanizar.

Por tanto, el reto más importante desde el punto de vista urbanístico es precisar y finalizar el diseño urbano del núcleo de San Javier en todos sus bordes, con algún elemento de vialidad continuo y de sección suficientemente amplia para canalizar los tráficos externos, aunque para ello sea necesario proyectar un tercer anillo de desarrollo edificatorio.

LA ESTRUCTURA URBANA DE SANTIAGO DE LA RIBERA. La estructura original

El núcleo de Santiago de la Ribera se desarrolló con posterioridad a la aparición de la capital municipal de San Javier. Este núcleo tiene su origen en torno a la avenida Sandoval y el paseo de Colón, donde se ubican algunas residencias turísticas de arquitectura singular que datan de los años 20′. El acontecimiento más importante que marcó la impronta de la trama urbanística regular de este asentamiento corresponde al Plan General de Ordenación y Ensanche de Santiago de la Ribera, aprobado a finales de los años 50′, y que permitió el desarrollo en una retícula menuda de manzanas rectangulares alineadas prácticamente paralelas a la línea de costa y con una acusada desproporción de dimensiones, del orden de 70 x 40 m, con viarios transversales entre 8 y 10 m de sección, y viarios longitudinales entre 10 y 20 m de sección.

La Ciudad del Aire

La única discontinuidad que surge de forma clara en la estructura urbana de Santiago de la Ribera es la Ciudad del Aire, que se fundó como una colonia de viviendas construida por el Patronato de Viviendas Militares para los funcionarios y el personal adscritos a la Academia General del Aire. Este sector está concebido como una unidad habitacional autónoma, con unas dimensiones exteriores de 600 m de frente y 500 m de fondo, limitado por el paseo Atalayón y la ronda Norte, que se organiza en torno a una manzana con servicios dotacionales. La densidad de viviendas es inferior a la de las retículas adyacentes y sus manzanas, de proporciones siempre mayores y con formas alargadas, están destinadas casi exclusivamente a viviendas unifamiliares aisladas o pareadas, con una jerarquización que prima la proximidad a la línea de costa.

El conjunto urbano de la retícula del Plan General de Ordenación y Ensanche de Santiago de la Ribera y la Ciudad del Aire constituye la estructura urbana original de Santiago de la Ribera, existiendo una brusca discontinuidad en sentido N-S, ya que el sector de la Ciudad del Aire fue concebido de forma que no fuera traspasado por el viario longitudinal externo a la misma, razón por la cual se interrumpen todos los

viarios paralelos a la línea de costa, a excepción lógicamente del paseo Atalayón y la ronda Norte. Así se entiende, desde la lógica de preservar la privacidad de este barrio residencial, que las avenidas Virgen de Loreto y Francisco Franco, pertenecientes a la red general básica, modifiquen sus directrices para rodear el sector y canalizar el tráfico, presentando quiebros de casi noventa grados.

La retícula de Santiago de la Ribera, al margen de la Ciudad del Aire, es de geometría muy ortogonal, aunque no es uniforme en cuanto a la disposición y el trazado de sus principales directrices, pues si bien la parte más extensa, situada entre la avenida Sandoval y la ronda de Poniente, de aproximadamente 1,3 Km de longitud, se alinea casi paralela al paseo de Colón, algunos subsectores adaptan sus trazas a los cambios de dirección de la línea de la costa, entre los que destaca el subsector comprendido entre la c/ San Martín de Porres y el paseo de Colón, así como el existente en torno a la avenida Sandoval, dando lugar a la formación de manzanas de proporciones pequeñas y con formas estrechas, y en cualquier caso irregulares.

El sector situado junto a las instalaciones de la Academia General del Aire, de proporciones mucho más reducidas, modifica su directriz para desarrollase paralela y perpendicularmente a la calle Explanada Barnuevo, mediante manzanas de proporciones pequeñas y con formas cuadradas, de aproximadamente 45 x 35 m, con un viario inferior a los 10 m de sección, a excepción de las c/ Rosas y Coronel López Peña. Esta circunstancia se presenta asimismo en el subsector situado en la zona central de Santiago de la Ribera, junto a la importante reserva de suelo para equipamiento deportivo, cuyas calles llevan nombres de poetas, y en el subsector situado en la parte más septentrional de Santiago de la Ribera, entre la ronda de Levante y la c/ de La Pinada, cuyas calles llevan nombres de flores.

Este tejido urbano está ocupado en su práctica totalidad por edificaciones, aproximadamente trescientas manzanas, 260 de las cuales están situadas al S de la Ciudad del Aire y el resto están situadas al N. El uso residencial es el predominante, coexistiendo las viviendas permanentes y las segundas residencias, con fuerte predominio de las primeras en la zona sur de Santiago de la Ribera, en torno a la avenida Sandoval, y de las segundas en la zona norte de Santiago de la Ribera.

Tipología de edificación

Desde el punto de vista de la ordenación morfológica y tipológica de las manzanas, coexisten una gran variedad de tipos de edificación, con unidades organizadas como manzanas cerradas con vivienda colectiva, sobre todo en la subsector meridional situado junto a playa de Barnuevo, otras con viviendas adosadas o dúplex, apartamentos y bungalows, además de algunas ordenaciones de viviendas unifamiliares dispuestas con alineación a viales. En algunas manzanas se disponen viviendas unifamiliares aisladas mientras que en otras la vivienda colectiva se organiza en bloques exentos. Cabe señalar la existencia de 7 torres de altura desproporcionada, construidas junto al paseo marítimo, que surgieron como consecuencia del derogado artículo nº 14 de la normativa del Plan General de Ordenación y Ensanche de Santiago de la Ribera.

La ordenación interior

Esta variedad edificatoria provoca unos aprovechamientos urbanísticos y niveles de intensidad muy diferenciados que se regulan, desde el punto de vista normativo de las actuales Normas Subsidiarias, mediante unas ordenanzas urbanísticas excesivamente simplificadoras. Las ordenanzas se reducen prácticamente a dos tipos, denominados T1 y T3, lo que plantea serios problemas de aplicación y no recoge, con la suficiente matización, las múltiples situaciones particulares que se presentan.

Hay que tener en cuenta las propias limitaciones que se derivan de la tipología repetitiva de las manzanas, que en muchos casos conforma una retícula de pequeñas dimensiones, tanto de las manzanas como del propio sistema viario. Estas limitaciones dificultan enormemente los cambios de uso e intensidad de edificación, a no ser que se actúe mediante una operación de remodelación que englobe varias manzanas a la vez, lo cual es improbable por el elevado coste y el carácter impopular.

La pequeña superficie de las manzanas, que apenas superan los 2.500-2.800 m2, unida a la múltiple subdivisión parcelaria de los solares y la falta de accesibilidad por la estrechez del sistema viario, que condiciona la disposición de las entradas y salidas de los garajes colectivos, plantean una serie de condicionantes que impiden actuar con flexibilidad para transformar los usos existentes, pues apenas se pueden modificar los retranqueos de los edificios y por otra parte sería dudoso imponer un cierre de la continuidad de los viales actuales.

La estructura urbana presenta múltiples y repetitivos cruces de calles que ralentizan extraordinariamente la circulación de los vehículos, pero que resulta enormemente acogedora para la circulación peatonal. Esta estructura fue concebida para un tipo de ocupación y uso específico, pero que en la actualidad se encuentra en proceso de evolución, por lo que no parece razonable incrementar excesivamente la densidad de ocupación para evitar saturar la funcionalidad del sistema viario, sobre todo durante las épocas de afluencia turística.

No existen prácticamente usos comerciales, excepto en los bajos de los edificios del sector meridional y los alrededores de la avenida Sandoval, al estar generalizado el empleo de la vivienda unifamiliar y los bloques exentos, por lo que en este sentido la funcionalidad de algunos sectores urbanos es deficiente. Esta cuestión podría resolverse mediante la asignación específica de usos comerciales en determinados puntos estratégicos.

Los usos turísticos

En Santiago de la Ribera no existe una cantidad suficiente de establecimientos hoteleros, predominando los hoteles de pequeñas dimensiones en edificios entre medianeras, ya que la manzana típica no se presta a edificios de gran envergadura. En la actualidad existe una ordenanza urbanística que permite aumentar las alturas de los edificios que se construyan cuando estos se destinan a usos hoteleros. Este instrumento podría resultar un elemento eficaz para promover los usos hoteleros, aunque la perspectiva de estos usos depende de otros parámetros muy distintos. Además, esta medida no parece muy correcta desde el punto de vista de la seguridad jurídica de los propietarios de las viviendas situadas en el entorno próximo, pues depende de algo tan aleatorio como la decisión de adjudicar un uso hotelero a un determinado edificio en un momento dado, y que puede provocar el ensombrecimiento de otros edificios, dificultar las vistas e incluso impedir los estándares higiénicos de ventilación y distancia a los edificios.

Estas incertidumbres generan una posterior depreciación del patrimonio edificado, que unido al impacto paisajístico que provocan las grandes medianeras en las manzanas que presentan estos usos compartidos, pueden destruir la armonía del núcleo de Santiago de la Ribera y no aportar la dinámica necesaria para vencer la estacionalidad del turismo. En este sentido convendría estudiar otras fórmulas que permitan edificar usos hoteleros de tamaño medio capaces para albergar y acoger la población estacional, puesto que aún existen grandes superficies de suelo sin construir, a distancias inferiores a 1 Km de la línea de playa, y con grandes posibilidades de articular un acceso cómodo y garantizar una distribución holgada de los usos.

El paseo marítimo

La ubicación de edificaciones en altura para usos hoteleros o turísticos en la primera línea del paseo marítimo, que constituye la banda más privilegiada de Santiago de la Ribera, plantea diversos problemas de consideración, como la dificultad de atraer actuaciones de una mínima envergadura debido a la reducida dimensión de las manzanas, incluso en el supuesto de poder actuar en manzanas completas.

Además, habría que tener en cuenta la servidumbre de sombras sobre el paseo marítimo e incluso sobre las propias playas, puesto que la disposición del litoral en sentido N-S generaría la aparición de sombras de los edificios sobre las playas en las horas posteriores al mediodía. Este efecto es bastante patente en la proximidad de las torres existentes en la actualidad. También habría que tener en cuenta el impacto paisajístico negativo que generaría la edificación en altura desde el borde costero, con la aparición de un efecto pantalla que podría impedir incluso las vistas desde la segunda banda de manzanas.

Por último, habría que tener en cuenta las limitaciones de acceso que se crean desde el propio paseo marítimo como consecuencia de la peatonalización del mismo y las dificultades para facilitar estos accesos desde las calles traseras, puesto que son muy estrechas. Estas consideraciones llevan de nuevo a plantear otras soluciones, tales como un mejor aprovechamiento de los paquetes de suelo aún no edificados en la parte interior del núcleo de Santiago de la Ribera o incentivar los cambios de usos sin necesidad de transformar los volúmenes edificados, tales como pequeños hoteles, restaurantes en edificios singulares, gestión del patrimonio como viviendas turísticas en alquiler con gestión integrada, etc.

Los usos terciarios e industriales

La industria de Santiago de la Ribera tiene un uso marginal, y se encuentra exclusivamente localizada en la carretera de Los Alcázares, no llegando a existir propiamente ningún polígono industrial. Los usos industriales consisten en una doble fila de manzanas muy estrechas, entre 30 y 35 m, dispuestas entre la avenida de la Estación y la calle Profesor Muñoz Alonso, con solares que ocupan generalmente toda la manzana y que actualmente están prácticamente ejecutados. Existe un problema de continuidad de la calle Cabo Huertas que tiene impedida la conexión directa con la carretera de Los Alcázares por parte de una edificación industrial. No está en principio contemplada la posibilidad de ubicar usos terciarios en parcelas o manzanas de superficie significativa, lo que evidentemente provoca una importante limitación para el equilibrio de este núcleo.

Los desarrollos recientes

En torno a las retículas descritas anteriormente, se desarrollaron posteriormente algunas actuaciones de importancia e incluso de cierto interés urbanístico por la cuidada disposición del viario y las parcelas, tales como las Colonias de la Cooperativa Virgen del Carmen y la Fuensanta, que datan del año 1969 y 1972 respectivamente, a ambos lados de la avenida del Mar Menor. A estas actuaciones hay que incorporar el barrio de Cuatro Picos, próximo a San Javier. También se desarrolló el barrio de Los Pozuelos, aunque de forma menos articulada y con una tipología de edificación más básica, que data del año 1978.

Posteriormente se han venido desarrollando en la última década determinadas actuaciones de importancia, entre las que destacan el Plan Parcial Torre Mínguez, que ha dado como resultado un nuevo barrio situado entre la calle Cabo Huertas y la avenida del Mar Menor, junto al cruce de Cuatro Picos y a lo largo de la avenida del Mediterráneo. De la misma manera ocurrió con la Unidad de Actuación nº 2, situada entre las avenidas Francisco Franco y Argentina.

En la zona situada más al norte se desarrolló el Plan Parcial El Villar, la Unidad de Actuación nº 7, en torno al barrio Virgen de Loreto, la Unidad de Actuación nº 3 y el Plan Especial de Reforma Interior Campomar. Todas estas actuaciones han creado una segunda banda de desarrollo urbanístico que se extiende de forma casi continua de norte a sur, con una sola interrupción a la altura de la cesión para equipamiento deportivo entre las calles Virgen del Consuelo y Tarragona, que sería el único punto de contacto entre la retícula original y el extenso paquete de Suelo Apto para Urbanizar San Blas, ya ejecutado, que comunica el barrio de Cuatro Picos y el Plan Especial de Reforma Interior Calavera con el barrio de Los Pozuelos. Este sector inicialmente, se pretendía constituyese la opción más importante que existe por el momento para la expansión del núcleo de Santiago de la Ribera y donde se debería tratar de ubicar las reservas de suelo para usos turísticos y hoteleros, aunque finalmente ha terminado teniendo un carácter residencial como uso principal habiendo desaparecido en su desarrollo final los usos hoteleros.

El uso predominante en estas áreas de desarrollo es el uso residencial, agravándose si cabe la carencia de usos comerciales y terciarios. En su conjunto, la ordenación de las unidades de ejecución y los suelos aptos para urbanizar de más reciente ejecución apenas ha producido una red estructural con continuidad y jerarquía, con la excepción de la calle Perdiguera, que constituye la prolongación de la avenida Francisco Franco hacia el núcleo de Lo Pagán y la simple posibilidad de continuidad de las calles Luis Federico Guirao y Virgen del Consuelo.

La armonía urbanística de la retícula de los años 50′ y 60′ se ha perdido completamente en esta segunda banda de desarrollos inconexos que estrechan la continuidad de la trama, y sin ninguna voluntad de aumentar el ensanche y aprovechar la ocasión para establecer un trazado racionalizado y bien jerarquizado, que es una de los aspectos más positivos y distintivos de Santiago de la Ribera.

Por tanto, el reto más importante desde el punto de vista urbanístico es ejecutar una ordenación a largo plazo de los terrenos que se encuentran entre el conjunto de suelos urbanos y aptos para urbanizar de Santiago de la Ribera.

La Academia General del Aire

La Academia General del Aire está situada al sur del núcleo de Santiago de la Ribera, y en cuyas instalaciones se ubica el aeropuerto de San Javier. Esta importante pieza dotacional, con una superficie de 450 Has y 3,5 Km de frente costero, favoreció el desarrollo del municipio de San Javier y más concretamente del núcleo de Santiago de la Ribera, aunque en la actualidad suponga un condicionante espacial de primera importancia para el crecimiento de este núcleo.

La ubicación y disposición de las pistas de la Academia General del Aire constituyen una barrera a la expansión urbanística del municipio, sobre todo del núcleo de Santiago de la Ribera. No obstante, la importante actividad generada por la base aérea permite paliar los efectos de la estacionalidad del turismo que afecta a Santiago de la Ribera. Además, la Academia General del Aire contribuye a proyectar el nombre del municipio más allá de los clásicos circuitos de distribución turística y alberga el único aeropuerto activo de la región de Murcia (se encuentra en fase de construcción el nuevo aeropuerto Internacional de la Región de Murcia, cuya finalización y puesta en funcionamiento se espera para 2014), pudiendo beneficiarse de ser la puerta de entrada al Mar Menor. Este aspecto aún no ha sido suficientemente aprovechado por el término municipal, pero podría desarrollarse en cuanto se incremente la franja horaria de operatividad para el tráfico de viajeros. Estas instalaciones, propiedad del Ministerio de Defensa, establecen unas servidumbres aeronáuticas y de protección que es necesario tener en cuenta.

LA ESTRUCTURA URBANA DE LA MANGA

El desarrollo urbano de La Manga está basado en la ejecución de los planes de ordenación de la Hacienda de La Manga de San Javier (Plan General y Parcial del año 1962) y del Extremo Norte de la Hacienda de La Manga de San Javier (Plan General y Parcial del año 1968), correspondiente a la urbanización Veneziola, complementados con los planes del Puerto de Base o Invernada de Puerto Menor de La Manga de San Javier (Plan General y Parcial del año 1974) y del Puerto Deportivo Tomas Maestre de La Manga de San Javier (Plan Especial y Parcial de Extensión Urbana del año 1976). Todos estos instrumentos están aprobados y en fase de ejecución, habiéndose declarado la primera de estas actuaciones como Centro de Interés Turístico Nacional en el año 1967. A estos planes hay que añadir la tramitación del Puerto Mayor, situado junto a la gola del Estacio, y cuyo desarrollo está actualmente paralizado por encontrarse recurrido jucialmente. En principio las diferentes resoluciones dictaminadas por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia dan vía libre únicamente a la construcción de la Dársena prevista en el plan.

Las actuales Normas Subsidiarias recogen los planeamientos parciales de iniciativa privada, alternándose los polígonos de uso colectivo y unifamiliar. La intención de este planeamiento fue ofrecer un producto destinado al turismo de vacaciones, mediante edificaciones de vivienda colectiva en bloque aislado dentro de la parcela con viviendas unifamiliares en parcela separada.

Esta actuación se proyectó articular en torno a un viario central, denominado Gran Vía, con una sección media de 30 m. Este viario fue ejecutado inicialmente con 1 sólo carril por sentido, ampliándose progresivamente a 2 carriles. En la actualidad esta ampliación llega hasta la urbanización La Martinica, situada en el polígono R. El trazado de la Gran Vía combina tramos rectos de 400 m de longitud con amplios cambios de directriz, que alternan de un lado a otro, discurriendo en algunas ocasiones por el medio de las zonas dedicadas a vivienda unifamiliar y otras por el borde de las zonas dedicadas a bloque de viviendas, aunque cuando la anchura de La Manga lo permite discurre por el centro de la misma. En algunos tramos el trazado discurre excesivamente próximo a la línea de costa, lo que unido a la escasa diferencia de altura respecto al nivel del agua plantea serios problemas de inundación en condiciones meteorológicas adversas.

La problemática de La Manga

La Manga constituye una barra litoral de sustrato arenoso de formación relativamente reciente, que separa la mayor albufera natural de la península del Mar Mediterráneo. El desarrollo urbano de La Manga representa un hecho material y jurídico, que tiene su origen en unos acontecimientos históricos muy particulares, si bien es cierto que sería impensable una actuación de estas características en los actuales términos de ordenación territorial, urbanismo y medio ambiente.

No obstante, el planeamiento urbano del municipio de San Javier debe asumir y gestionar de la manera más conveniente este singular desarrollo turístico y mitigar en la medida de lo posible los problemas que se derivan de esta deficiente planificación. Esta es la estrategia que persigue la redacción del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de San Javier, distanciándose del actual documento de Normas Subsidiarias, que se limitó exclusivamente a recoger los instrumentos de planeamiento aprobados, sin intervenir en su posible mejora o corrección.

La principal problemática de La Manga es la alternancia de polígonos de vivienda colectiva con polígonos de vivienda unifamiliar, lo que ha provocado la aparición de unos índices de aprovechamiento bruto por polígono muy distintos según el tramo de La Manga donde se sitúe, todo ello sin establecer una base que defina unas condiciones diferenciales del territorio. Por esta razón, se combinan dos modos de ordenación muy difíciles de armonizar por la excesiva diferenciación morfológica que existe entre ambos. A este respecto hay que destacar además que no se tuvo en cuenta la precaución de establecer bandas de separación entre ambas morfologías, e incluso a veces ni siquiera existen viales de acceso al litoral.

Otro de los problemas identificados es la ocupación del frente costero debido al elevado grado de urbanización, por lo que es prácticamente imposible establecer un paseo marítimo o camino de borde en ninguno de los litorales. A esto se añade la dificultad de acceso a la costa debido a la privatización de los caminos o vías perpendiculares a la Gran Vía.

Por otro lado, no existe superficie de suelo en cantidad suficiente para las correspondientes reservas de dotaciones de equipamiento comunitario (educacional, deportivo, asistencial y sanitario) y espacios libres públicos, siendo en la actualidad difícil de paliar estos déficits incluso de forma parcial. Tampoco existen suficientes dotaciones comerciales debido a la escasez de reservas específicas y la ausencia de una normativa que obligue a destinar un porcentaje del aprovechamiento a uso comercial, al menos en los polígonos de residencia colectiva.

Algunas zonas singulares de La Manga, tales como las puntas del Pedrucho, El Pedruchillo y del Galán en la costa marmenorense, o las puntas del Cocedor y del Faro en la costa mediterránea, deberían estar protegidas como reservas de suelo sin edificar. Sin embargo, la mayoría de estos espacios se encuentran totalmente ocupados y en algunos casos presentan situaciones bastante anacrónicas, como es el caso del polígono H que ocupa el frente litoral comprendido entre la punta del Cocedor y del Estacio.

La discontinuidad de las alturas de los edificios dificulta la asimilación del paisaje urbanizado sobre la barra arenosa, dando lugar a una imagen un tanto inacabada. A esto se añade la variedad arquitectónica, tanto de las tipologías de los edificios colectivos como de los edificios unifamiliares, si bien en las primeras son mucho más visibles la disparidad de los volúmenes y el tratamiento de las fachadas. En algunos casos es manifiestamente perceptible desde la Gran Vía el efecto pantalla, a pesar de la cercanía entre el Mar Menor y el Mar Mediterráneo.

Las perspectivas urbanísticas de La Manga

La situación urbanística de La Manga se encuentra en un punto de difícil retorno, sobre todo teniendo en cuenta que aún quedan por materializar aprovechamientos en muchos poligonos, algunos de los cuales de uso residencial unifamiliar, como los polígonos M, V, A, D y C en el extremo norte de La Manga. En otros casos se trata de polígonos de vivienda colectiva que no se han construido como los polígonos F, G e I, o que se están ejecutando en la actualidad, tales como el polígono J, todos ellos en el extremo norte de La Manga.

La eventual construcción de instalaciones deportivas en lo que se llama Puerto Mayor, en el litoral mediterráneo, obliga a reflexionar sobre la conveniencia de explorar las posibilidades de reducir los déficits y mitigar las disfuncionalidades actualmente existentes y que amenazan el futuro de este importante enclave.

La diversidad de usos y la mejora de la calidad ambiental del conjunto urbanizado son claves para evitar la degradación del patrimonio construido, mantener un adecuado perfil de la demanda y lograr satisfacer las necesidades actuales, contribuyendo así a mejorar la imagen y atractivo de La Manga.

Las NORMAS SUBSIDIARIAS DE PLANEAMIENTO y su TEXTO REFUNDIDO son actualmente el planeamiento general vigente en el municipio, en tanto no sea aprobado con carácter definitivo el PLAN GENERAL MUNICIPAL DE ORDENACIÓN, que se encuentra aprobado con carácter provisional por acuerdo de Ayuntamiento Pleno de fecha 11.12.2014. (3 años y medio hace ya)

El PLAN GENERAL MUNICIPAL DE ORDENACIÓN es el planeamiento emergente de carácter general que sustituirá a las vigentes Normas Subsidiarias y adaptará el planeamiento general de nuestro municipio a la actual Ley 13/2015, de 30 de marzo, de Ordenación Territorial y Urbanística de la Región de Murcia (LOTURM), publicada en BORM nº 77 de 6.4.2015.

Normas Subsidiarias de San Javier. 1976/2004.

El desarrollo urbano inicial de La Manga San Javier estuvo basado en la ejecución de los Planes de ordenación de la Hacienda de La Manga de San Javier (Plan General y Plan Parcial del año 1962) y del Extremo Norte de la Hacienda de La Manga de San Javier correspondiente a la Urbanización Veneziola (Plan General y Plan Parcial del año 1968) y del Puerto Deportivo Tomás Maestre de La Manga San Javier (Plan Especial y Parcial de Extensión Urbana del año 1976). La primera de estas actuaciones fue declarada Centro de Interés Turístico Nacional en el año 1969.

San Javier ha tenido serias dificultades para el desarrollo de un planeamiento coherente dado que su normativa se ha visto paralizada en múltiples ocasiones por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, o el organismo equivalente en la fecha de su desarrollo.

Un 1º expediente fue inicialmente redactado por el arquitecto municipal en el año 1976, conforme a la reforma de la Ley del Suelo, aprobándose ese mismo año por la Comisión Provincial de Urbanismo, bajo la condición de ampliar las citadas normas al conjunto del término municipal. Sin embargo, posteriormente se denegó la aprobación de dichas normas por resolución del MOPU el 14.12.1978.

En el año 1979, el Ayuntamiento de San Javier acordó redactar un 2º expediente de Normas Subsidiarias, proyecto que se aprueba inicial y definitivamente en el año 1981, denegando la Comisión Provincial de Urbanismo la aprobación de dichas normas en marzo del año 1982.

En junio de 1982 se inicia un tercer expediente de Normas Subsidiarias, si bien en enero de 1983, la Comisión Provincial de Urbanismo devuelve el expediente para la subsanación de deficiencias relativas al ámbito, conforme le habían señalado en 1978 y 1982.

En 1983, el Ayuntamiento de San Javier tramitó un cuarto expediente de Normas Subsidiarias que trataba de recoger y subsanar los reparos citados, aunque fue de nuevo suspendida su aprobación por el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en noviembre de 1987.

En mayo de 1989, se inicia el quinto expediente de Normas Subsidiarias, pero el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, emite en febrero de 1990, un acuerdo que devolvía el expediente para la subsanación de una serie de deficiencias así como la publicación de un texto refundido, aprobándose definitivamente con deficiencias por acuerdo del Consejo de Gobierno en el año 1990.

El Ayuntamiento de San Javier en 1996 elabora el Texto Refundido que remite a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia sin que este organismo lo considerase, produciéndose definitivamente la Toma de Conocimiento de las NNSS de San Javier en 2004.

A pesar de los avatares de su tramitación, las vigentes Normas Subsidiarias han servido para marcar las pautas de evolución de los núcleos urbanos y establecer la base de los diversos planeamientos de desarrollo aprobados y ejecutados, alternando los polígonos de uso colectivo y unifamiliar, aunque en el documento no se llega a plantear su mejora o corrección.

Plan General de Ordenación Urbana de Cartagena. 1987.

Cartagena, aun contando con una normativa más estructurada que San Javier, tampoco incluía en sus primeros Planes Generales un control riguroso sobre las áreas turísticas. El objetivo estaba centrado en el desarrollo económico de la zona más allá de las futuras repercusiones para el territorio.

En la revisión del PGOU de Cartagena de 1987, los objetivos y criterios de la Ordenación de la Manga en términos generales se basaban en:

  • Establecer una ordenación pormenorizada de las parcelas manteniendo la zonificación y criterios de ordenación del planeamiento que se revisa. Posibilitar el desdoblamiento de la Gran Vía de la Manga.
  • Plantear las bases para la mejora de las infraestructuras.
  • Organizar una red de espacios libres.
  • Preservar las islas del Mar Menor.
  • Posibilitar la preservación de alguna zona en estado natural en el brazo sur de la Manga.
  • Impedir industrias incompatibles con la actividad turística.
  • Controlar los vertidos al mar.

La revisión del plan comenzó a reestructurar el espacio público en el ámbito de la Manga, proponiendo medidas de protección para el entorno natural, limitando la edificación en altura a un máximo de 10 plantas y fijando retranqueos respecto a las playas. En este documento ya se adivinan problemas por la falta de planificación anterior y se proponen medidas válidas para la protección y puesta en valor de la riqueza del entorno natural. “Preservar de la edificación aquellos lugares que tienen gran valor paisajístico: Isla del Ciervo, Monte Blanco, Cala del Pino y Farallón entre el Hotel Galúa y Monte Blanco” (Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Cartagena, 1987).

Dentro de los objetivos del plan nos encontramos con aportaciones regenerativas del lugar muy importantes como son “el establecimiento de los pasos transversales”. Se trata del antecedente de los actuales pasillos visuales recogidos por el Plan General de Ordenación Urbana de Cartagena de 2011 y por el Informe de Sostenibilidad Ambiental del PGOU de San Javier del 23.6.2014. “Situar pasos peatonales transversales de mar a mar con una anchura mínima de 20 m en intervalos inferiores a 1 km.” (Memoria de Ordenación del PGOU de Cartagena, 1987).

Esta medida se complementa con conexiones más frecuentes que deben actuar como “grapa” entre La Gran Vía y los dos mares “Establecimiento de pasos transversales: Cada 100 metros se sitúan pasos peatonales en conexión del paseo marítimo con la Gran Vía con un ancho de 5 a 10 m; a estos pasos de dominio público hay que añadirle los retranqueos de la edificación por lo que en total tienen una anchura de 15 a 20 m. Se consideran especialmente: desde el Farallón de Monte Blanco hasta la Isla del Ciervo.” (Memoria de Ordenación del PGOU de Cartagena, 1987)

Igualmente se busca convertir la Gran Vía en un eje estructurante un “cauce de comunicación, foco de actividad comercial, paseo, calle y carretera” (Memoria del PGOU, 1987) para dotarla de una sección viaria suficiente para el desarrollo de actividades enriquecedoras para el núcleo urbano. La sección prevista en este documento es de “un ancho de 30 metros en las áreas de uso individual y cuarenta o más en las de uso colectivo, dándole así la variedad y facilitando la incorporación del comercio a la trama viaria general”. (Memoria de Ordenación del PGOU de 1987).

El Ayuntamiento, en los tramos más anchos proponía la siguiente ordenación: “Sección total del vial 40 m. comenzando por el lado del Mar Menor las cotas serán las siguientes: 3 mts de acera, 2 mts de zona ajardinada, 6 mts de calzada bicicletas (ida y vuelta), 6 mts de zona ajardinada, con aparcamientos en zonas comerciales, 6 mts de calzada (la existente), 6 mts de mediana con posibilidad de giros a la izquierda, 6 mts de calzada, 2 mts de zona ajardinada y arbolada, 3 mts de acera” (Memoria de Ordenación del PGOU de 1987). Si se hubiera ejecutado esta sección viaria, la estructura urbana y en especial el espacio público de la Manga sería muy diferente en la actualidad. El problema aparece, cuando dentro de este mismo documento, unas líneas más abajo puntualiza: “Proveer las zonas de aparcamientos necesarias”.

Poco a poco, las necesidades de aparcamiento han ido devorando el espacio público y eliminando las buenas intenciones propuestas para la Gran Vía de la Manga.

Otro de los problemas urbanos incipientes que plantea este documento es la escasez de espacios públicos de relación, incluyendo los espacios naturales (playas e incluso el mar) dentro de los Sistemas Generales. “Los espacios libres reales en la Manga son sus playas juntamente con el paseo interior, protegido de los vientos, y los dos mares que constituyen un sistema general a nivel supramunicipal.

La ampliación de las playas se consigue con la creación, en el fondo de ellas, de paseos marítimos de dominio público con una anchura de 6 metros y a una cota de 1.60 mts en el Mar Mediterráneo y 1,25 mts en el Mar Menor con una tolerancia de +/- 20 cm., de forma que conecten adecuadamente con lo existente”. (Memoria de Ordenación del PGOU de 1987).

Dada la escasez de espacios libres, el Plan propone ponerlos en valor a través de un “Sistemas de espacios libres y equipamientos: Como se ha indicado anteriormente los espacios libres los conforman fundamentalmente los mares y las playas que se protegen delimitando las áreas edificatorias y evitando los vertidos al mar. Estos espacios se van incrementando por los paseos centrales que suponen el 10% de la superficie ordenada”. (Memoria de Ordenación del PGOU de 1987).

Directrices y Plan de Ordenación Territorial del Litoral de la Región de Murcia. 2004.

Las líneas estratégicas para el futuro desarrollo del espacio litoral como modelo de desarrollo sostenible se dibujan en las Directrices y Plan de Ordenación Territorial del Litoral de la Región de Murcia (DPOTL) (Decreto 57/2004 de 18 de Junio). Se señala en las Directrices a La Manga como un lugar de veraneo con predominio de la segunda residencia donde la estacionalidad de la población tiene claras consecuencias sobre el funcionamiento del sistema urbano. Se resalta la falta de equipamientos y espacios libres y también la falta de oferta de otros servicios complementarios imprescindibles para el desarrollo turístico deseado. Además se indica que la ocupación del litoral ha producido una excesiva colonización de la primera línea de playa y la impermeabilidad total de la trama urbana en la costa, lo que en algunos casos supone una barrera paisajística y la inexistencia de accesos públicos al mar.

Por lo tanto, según establece el art. 40 de las DPOTL, la Administración Regional ordenará el litoral costero de la Región de Murcia, mediante la realización de Planes de Ordenación del Litoral, en los que se incluirán actuaciones como: paseos marítimos y regeneración de playas, accesos peatonales y rodados, aparcamientos, dotaciones de playas y ordenación de fachadas marítimas.

Plan General de Ordenación Urbana de Cartagena. A.D. 29-12-2011*.

*(Anulado según sentencia no firme 421/2015, de 20 de mayo, Sección Primera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia).

El Plan de Ordenación de Cartagena de 2011 nacía con la vocación de redescubrir su escala territorial. Mantiene un especial interés en los importantes espacios medioambientales.

Apuesta por el paisaje y la calidad medioambiental del actual espacio del litoral como base sobre la que se debería apoyar cualquier futura iniciativa de alta cualificación turística en contra del viejo modelo de desarrollo turístico, basado en:

  • la intensiva explotación de recursos medioambientales
  • la concentración del territorio en el borde costero o
  • la ocupación indiscriminada y diseminada sobre algunos territorios costeros donde la referencia de La Manga del Mar Menor es un ejemplo negativo de estos deteriorados modelos de masificación.

El Plan propone una nueva oferta turística, basada en la diversificación, a la vez que pretende la cualificación de los suelos ya ocupados, buscando un modelo sostenible de desarrollo territorial.

Dada la escasez de espacios libres y equipamientos existentes en el ámbito de la Manga (Cartagena), el plan reconduce a Sistema General una parcela de equipamiento deportivo privado y califica como Sistema General de Espacios Libres SGEL otra parcela con objeto de obtenerlas para uso público.

El Plan apuesta, a diferencia de otros destinos que mantienen el monocultivo de sol y playa, por la diversificación de productos que se da en el municipio de Cartagena como Turismo Rural, Turismo de Salud y Termal, Turismo Cultural, Ecoturismo, Turismo de Congresos, etc, en la línea de la propuesta “Hacia la diferenciación de la oferta, favoreciendo la calidad” que aparece en el documento denominado Plan Estratégico de Desarrollo del Turismo de la Región de Murcia incluido en el Plan Estratégico de Desarrollo de la Región de Murcia (2000-2006)

Informe de Sostenibilidad Ambiental del Plan General de Ordenación Urbana de San Javier. 2014.

En este informe, teniendo en cuenta la respuesta de distintos organismos, administraciones, instituciones y asociaciones ante la consulta realizada por el Órgano Ambiental, según dicta el procedimiento de Evaluación Ambiental Estratégica (EAE), se sintetizan los objetivos de protección ambiental, que guardan relación con el PGMO, destacando los siguientes:

  • Conservación de los recursos naturales.
    • Uso sostenible del recurso agua.
    • Uso sostenible del recurso suelo.
  • Conservación de la biodiversidad.
    • Conservación y protección de especies migratorias.
    • Protección de espacios de valor natural.
  • Conservación de humedales.
  • Protección de recursos paisajísticos.
  • Preservación al cambio climático. Disminución de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).
  • Fomento de la eficiencia energética.
  • Descongestión y eficiencia en el transporte.
  • Fomento del desarrollo regional equilibrado.

Plan General de Ordenación Urbana de San Javier. A.P. 11-12-2014

Para la elaboración del PGOU de San Javier se elaboró inicialmente un Diagnóstico Previo (marzo de 2002) y de forma paralela un Plan Estratégico para el Municipio, del que se obtienen datos y criterios para la definición de un modelo urbanístico.

La elaboración del Plan General Municipal de Ordenación de San Javier, ha sido realizado, según encargo del Excmo. Ayuntamiento a la consultoría EPYPSA, en base al Pliego de Condiciones, contrato que fue adjudicado por la Comisión de Gobierno de este Excmo. Ayto. el 3.8.2001.

El inicio de los trabajos de revisión del planeamiento supuso, en marzo de 2002, la redacción del Diagnóstico Previo, derivado directamente del Plan Estratégico, documentos que constituyeron una primera visión de los aspectos de información y de estado general del Municipio respecto a contenidos urbanísticos y problemática detectada, resultando estos documentos de gran utilidad en la posterior redacción de la Información Urbanística y del Avance.

El Avance de Planeamiento fue aprobado por la Corporación el 29.10.2002, y fue objeto del preceptivo proceso de información pública durante 1 mes (de 4.12.2002 a 4.1.2003), plazo que se prorrogó otro mes adicional (de 23.2.2003 a 23.3.2003). La ampliación del plazo de información pública, así como la atención dispensada desde los Servicios Técnicos de Urbanismo a los administrados sobre la propuesta urbanística realizada, permitió generar una gran participación ciudadana, recibiéndose distintas Sugerencias y Alternativas de Planeamiento, lo que se recogió en el Informe oportuno.

Concluida esta fase de información pública se formularon, en marzo de 2004, los Criterios de Planeamiento en colaboración con los técnicos del Ayuntamiento, con la finalidad de abordar de manera clara y definida la redacción del PGMO San Javier, fijando determinadas opciones y propuestas en concordancia con las consideraciones pormenorizadas sobre cada Sugerencia.

Respecto a los Criterios, fueron refrendados por la Corporación el 18.5.2004, y se concretan en un total de 180 puntos que complementan, matizan o rectifican el conjunto de la propuesta técnica del Avance, constituyendo el punto de partida del nuevo instrumento de planeamiento.

La elaboración del documento definitivo de PGMO San Javier tuvo lugar durante hasta diciembre de 2006, produciéndose la Aprobación Inicial del PGMO San Javier por la Corporación Municipal el 26.1.2007, Aprobación que se publicó, en cumplimiento del Decreto Legislativo 1/2005, de 10 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Suelo de la Región de Murcia, en el Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM) el 16.3.2007.

La Aprobación Inicial del PGMO San Javier dio paso al preceptivo plazo de exposición pública de dos meses (del 17.3.2007 al 17.5.2007), periodo en el que se recibieron 320 alegaciones, algunas de ellas avaladas por listas de varios firmantes que, una vez estudiadas con detenimiento por el equipo redactor, se vieron plasmadas en el correspondiente Informe de contestación de Alegaciones, documento presentado conjuntamente con este documentación para Aprobación Provisional.

Así mismo, durante este periodo, se han incorporado las modificaciones planteadas por el Ayuntamiento, lo que se ha reflejado en planos con las correspondientes modificaciones y descripciones, modificaciones que bien han sido incluidas en el documento de Adaptación Cartográfica, entregado definitivamente en diciembre de 2009, bien han sido reflejadas en este Documento para la Aprobación Provisional.

Por lo tanto, el presente Documento para la Aprobación Provisional del PGMO San Javier recoge, de forma coherente, tanto las modificaciones adoptadas por el Informe de contestación de Alegaciones como las de la Adaptación Cartográfica, además de las surgidas a lo largo de la tramitación del Documento adaptándolo al contexto socioeconómico actual.

La elaboración inicial de un Plan Estratégico para San Javier

El Plan Estratégico, como tal documento independiente del PGMO San Javier, se elaboró de forma paralela a los inicios de redacción del mismo y en base a una metodología de reuniones de consulta sectorial, del que, aparte de otras reflexiones, se obtuvieron datos y criterios determinantes para la elaboración del nuevo marco urbanístico del Municipio.

La idea de realizar una reflexión básica en paralelo (la del Diagnóstico Previo y la del Plan Estratégico) sobre los problemas a abordar, las carencias a solucionar y la mayor efectividad de las medidas de tipo urbanístico a adoptar, considerándolas como tareas a desarrollar previamente a la definición de un modelo urbanístico, pareció un procedimiento operativo eficaz en la medida que efectivamente, de esta manera y en un tiempo relativamente corto, se podían analizar en una primera instancia, todos los aspectos que habían de configurar el trabajo posterior.

Este trabajo ofrecía además la posibilidad de realizar un primer diagnóstico completo sobre la problemática urbanística, pudiendo desarrollar este análisis independientemente de los condicionantes que lleva toda fase propositiva posterior.

Por ello el trabajo realizado estuvo sobre todo dirigido al diagnóstico de las dificultades fundamentales, al tiempo que permitía disponer de elementos suficientes para enfocar la elaboración del Plan.

Ultimado el Diagnóstico, surgió como conclusión general el hecho de que, dada la importante dinámica de desarrollo en el Municipio y los problemas jurídico urbanísticos pendientes en aquel momento, resultaba necesario disponer cuanto antes de un marco urbanístico global y coherente, aconsejándose tramitar cuanto antes el nuevo PGMO San Javier, por ser éste último el instrumento eficaz de ordenación, gestión y programación para guiar el desarrollo urbanístico a medio y largo plazo y tratar de encauzar las decisiones territoriales de carácter estructural que tienen incidencia en este Municipio.

El Plan Estratégico recomienda la consolidación o mejora del producto sol y playa, y la diversificación hacia otros productos que procuren mayor valor añadido y ayuden a desestacionalizar la demanda turística, lo que implica la necesidad de emprender actuaciones como:

  • Acometer acciones de recuperación ambiental de playas.
  • Perfeccionar los servicios públicos municipales de transporte, de recogida de basuras, de ordenación del tráfico rodado y de control de la contaminación.
  • Mejorar los accesos por las desplazamientos en su interior.
  • Prever espacios para la construcción de las instalaciones necesarias para el turismo de congresos y empresas.
  • Prever espacios para la construcción de las instalaciones necesarias para el turismo de congresos y empresas.

El modelo turístico del municipio de San Javier se centra en potenciar el turismo de sol y playa “respondiendo a una demanda cada vez más evolucionada, fuertemente complementado por la cultura, la náutica, y las actividades rurales, ya que no podemos obviar el dato de que el turismo de sol y playa representa actualmente el 70% del volumen total de la demanda” (Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de San Javier).

El PGOU de San Javier señala la deficiente planificación existente y pone de manifiesto que sería impensable una actuación de estas características en los actuales términos de ordenación territorial, urbanística y medio ambiente.

Menos mal¡¡

¿Y el propósito de enmienda?

«…La Manga del Mar Menor, que en su día fue el abanderado del desarrollismo en la costa murciana constituye un ejemplo muy pedagógico a la vez paradigmático del proceso de colonización del litoral regional. Y esto no se debe simplemente al hecho de erigirse en la primera gran apuesta urbanística de Murcia o por su espectacular singularidad orografía única en el mediterráneo…»

«…La gravísima situación a la que ha llegado el Mar Menor es por causas de origen humano, entre ellas la urbanización masiva y la construcción de infraestructuras que un modelo de turismo insostenible ha venido reclamando y solucionarlo requiere medidas excepcionales como ésta…»

«SAN JAVIER HORIZONTE 2022, UNA CIUDAD VIVA», Estrategia de Desarrollo Urbano, Sostenible e Integrado de San Javier resultó en 1ª convocatoria adjudicataria de co-financiación por importe de 3.993.907 €. «Extraordinaria» noticia la concesión de fondos europeos al municipio, a las que se suman las del Plan Estratégico de La Manga que además llevan aparejada una inversión de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia de 3,75 millones de euros, por lo que la inversión total en la localidad ascenderá a 18,75 millones de euros, al margen de los 64 millones previstos en el ITI del Mar Menor… Y la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado “La Manga Abierta 365”, con 15.000.000 €

Estrategias Propuestas

  • Estrategia E1, “Sistema TIC Turístico”.
  • Estrategia E2, “Sistema TIC Movilidad”.
  • Estrategia E3, “Sistema TIC Gobernanza”.
  • Estrategia E4, “Desarrollo de aparcamientos disuasorios”.
  • Estrategia E5, “Medidas para habilitar solares para aparcamiento temporal en superficie”.
  • Estrategia E6, “Medidas de coordinación para la mejora de la intermodalidad”.
  • Estrategia E7, “Desarrollo del carril bici hasta dotarlo de continuidad”.
  • Estrategia E8, “Medidas para garantizar la accesibilidad en el entorno urbano”.
  • Estrategia E9, “Plan Director de protección y puesta en valor de la zona norte de La Manga
  • Estrategia E15. Construcción de Plazas al Mar.
  • Estrategia E16. Desarrollo de Espacios de Estancia.
  • Estrategia E17. Desarrollo de Espacios de oportunidad.
  • Estrategia E18. Desarrollo de un Corredor Verde.
  • Estrategia E19. Medidas para liberalizar el paisaje.
  • Estrategia E21. Plan de Empleo no estacionario. Tutelado en la Ruta del empleo.
  • Estrategia E22. Regeneración de áreas problemáticas.
  • Estrategia E23. Valorización de edificios abandonados o semiconstruidos.
  • Estrategia E24. Plan de fomento de la diversidad económica y apoyo al comercio.
  • Estrategia E25. Desarrollo de medidas contra la estacionalidad.


Cada mercado es local.

Cada municipio tiene su singularidad.

Cada municipio se retrata en su parque residencial.


Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España