EIBAR

EIBAR. Población (INE)

EIBAR. Pirámide de Población (INE)

EIBAR. Deuda

EIBAR. Paro

 


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Éibar es una ciudad y municipio de 24,78 km², de la provincia y territorio histórico de Guipúzcoa, en el País Vasco en la comarca del Bajo Deva, situada a orillas del río Ego, en la cuenca del río Deva, limitando con la provincia de Vizcaya, conformando con la vecina localidad de Ermua un mismo conjunto urbano, y rodeada por los montes Arrate, Akondia y Urko al N, y Galdaramiño e Illordo al S.

La «Muy Ejemplar Ciudad», fue fundada con el nombre de Villanueva de San Andrés de Éibar, pero siempre ha sido conocida con el nombre de Éibar. La población recibió el fuero de constitución de la villa en el año 1346.

Desde siempre, la actividad económica principal ha estado basada en la manufacturación del hierro, que dio lugar a una pujante industria armera que se dio el sobrenombre de «Villa Armera« (ahora «Ciudad Armera«) y que se diversificó a mediados del s XX, dando lugar a multitud de productos.

Éibar limita al N con Marquina (Vizcaya), al S con Elgueta y Vergara, al E con Elgóibar y Placencia de las Armas, y al O con Mallavia, Ermua y Zaldívar, que pertenecen a Vizcaya.

 

Éibar tiene, además del núcleo urbano, 5 barrios rurales: Otaola-Kinarraga, Aginaga, Arrate, Mandiola y Gorosta.

Atraviesa la villa la carretera general de Donostia-San Sebastián a Bilbao. La situación topográfica, que es la correspondiente a un pueblo entre montañas, ha hecho extremadamente difícil la construcción, que sin embargo, tanto en el aspecto fabril como en el de viviendas, la colocan entre las principales ciudades, no capitales de provincia, de Euskal Herria.

La obra, en parte, es debida al Estado, que dio a su reconstrucción el impulso necesario para llegar a lo que es hoy: aparte, cabe destacar muy especialmente la labor municipal realizada en estrecha colaboración con la iniciativa privada, que han hecho posible que con su esfuerzo común surgiese una gran población bien urbanizada, con edificios modernos de 8 y 9 pisos (los nuevos edificios construidos en Isasi por la Inmobiliaria Municipal Eibarresa, Sociedad Anónima IMESA, (hoy disuelta y enredada en «swaps»), tienen 12 y 13 pisos) que dan a la misma el aspecto de una ciudad, y además de una gran vitalidad, debido a su calidad de población industrial en continuo auge, lo que se traduce, por otro lado, en un nivel de vida económico y social.

El clima es el mismo de toda la zona: muy lluvioso, con inviernos no muy fríos y veranos en los que a excepción de unos pocos días de calor fuerte, la temperatura es agradable. La localidad se halla asentada sobre terreno constituido por calizas y margas areniscosas. En su parte E y próximos al casco urbano se encuentran terrenos formados por afloraciones ofiticas. Al N del mismo se observan terrenos de rocas calizas y margas.

El río Ego es el principal río del municipio, si bien es cierto que por sus terrenos pasa el río Deva, pero es tan escasa su presencia que carece de importancia para el municipio. El Ego desemboca en el Deva en Málzaga, ya en el límite municipal. Los afluentes del Ego, que bajan de los montes que rodean a la ciudad, son pequeños regatos que forman estrechos valles. Los más importantes son el Txonta, el Matxaria, el Unbe y el Abontza.

Todos los ríos están muy afectados por el desarrollo de la ciudad, que ha modificado sus cauces y sus aguas. Únicamente en sus cuencas altas se puede encontrar algún resto de su primitiva riqueza biológica. Los cauces han sido cubiertos por las edificaciones, tanto industriales como urbanas, y sus aguas se han visto muy afectadas por la contaminación fecal e industrial. Se está procediendo a la implantación de colectores de recogida de aguas negras e industriales para su posterior tratamiento, así como a descubrir los cauces en la medida de lo posible.

Éibar está rodeada de montes de escasa altura que la encierran en un valle profundo por su estrechez. Destacan cumbres como Urko (791 m) y Kalamua (768 m) por el norte, y Galdaramiño y Egoarbitza (730 m) por el S. Al E, sobre la desembocadura del Ego en el Deva, se levanta Karakate (749 m) enfrentado a Arrate.

Los montes están cubiertos de bosque, en su mayoría dedicados a la explotación forestal de pino insignis, pero todavía quedan algunas manchas de la vegetación autóctona de robles, hayas y abedules, combinados con campas dedicadas al pasto.

La naturaleza de los terrenos es de caliza y margas areniscas con un clima muy lluvioso y de temperaturas agradables

«…El origen de la industria armera de Eibar se encuentra en las antiguas Reales Fábricas que fueron instituidas por la corona en Guipúzcoa y Vizcaya con el objeto de suministrar a ésta armamento para sus ejércitos durante el Antiguo Régimen. Existían fábricas de este tipo en diversas localidades estando especializada cada una de ellas en un tipo distinto de armamento: espadas en Tolosa, armas de fuego en Durango y Placencia de las Armas etc. Estas fábricas no eran más que centros administrativos donde funcionarios reales se encargaban de verificar el cumplimiento tanto cualitativo como técnico de los encargos realizados por el Estado. En el caso de las armas de fuego de la fábrica de Placencia, estos encargos se efectuaban a través de asentistas que negociaban directamente con los representantes de los gremios armeros la subcontratación de las piezas necesarias para construir las armas. Cada uno de estos gremios repartía la producción asignada entre los talleres de la zona. 

Eran cuatro los gremios armeros principales: cañonistas (forjadores, martilladores, limadores y barrenadores), llaveros (constructores de la parte mecánica del arma), cajeros (artesanos fabricantes de las culatas y ajustarlas a las piezas de hierro del arma) y aparejeros (éstos eran los encargados del montaje final y acabado del arma de fuego).

Tras la Guerra contra la Convención (1793-1794) en que la provincia de Guipúzcoa fue fácilmente ocupada y la localidad de Eibar saqueada por las tropas francesas, quedó en evidencia la escasa idoneidad estratégica del emplazamiento. Esta situación llevó a la Corona a tomar la decisión de crear una nueva Fábrica en Oviedo, establecimiento que fue imponiéndose a Placencia como destinatario de los encargos reales. El declive de la fábrica de Placencia a lo largo del siglo XIX fue cada vez más acusado hasta su definitivo cierre en 1865, en lo que influyó sin duda, el decreto en favor de la libertad de industria para este sector dictado en 1860. 

La desaparición del sistema gremial fue el detonante del crecimiento de la ya incipiente industria privada de armas que alcanzó un enorme desarrollo en años posteriores.

El despegue de la industria armera de Eibar se inició en la década de los 80 impulsado por varios factores.

La última guerra carlista (1872-1876) tuvo efectos determinantes en el devenir posterior de la industria, ya que el Estado, receloso de potenciar una industria de carácter militar en una región donde el alzamiento carlista había adquirido enorme intensidad, prefirió dotar a sus tropas de armas fabricadas en la fábrica de Oviedo y en caso de necesidad importarlas del extranjero. Esta situación llevó al sector a especializarse en armas destinadas al mercado civil como las de caza o los revólveres y pistolas, estando la mayor parte de las empresas localizadas en Eibar, que se convirtió en el principal núcleo urbano de la zona. La mayor integración en la economía nacional e internacional favorecida por la instalación de una estación de telégrafo (1883) y la construcción de un ramal del ferrocarril (1887) favoreció el acceso de los productores eibarreses a un mercado en el que la demanda de armas cortas estaba atravesando una coyuntura enormemente favorable. Desde el punto de vista de la oferta jugó un papel importante en la expansión del sector la introducción de la electricidad que permitió superar las limitaciones productivas que hasta entonces había impuesto la energía hidráulica. La producción, sostenida principalmente por las ventas de revólveres, creció hasta cotas insospechadas en el transcurso de unos pocos años.

Durante el segundo decenio del siglo XX la incorporación de las pistolas automáticas a la producción eibarresa intensificó esta tendencia alcanzándose el máximo histórico de producción anual en 1917 con en torno a 700.000 unidades vendidas entre armas cortas y largas.

Pero sin duda, gran parte del éxito de la industria armera vasca fue su peculiar organización industrial, que le permitió adaptarse con facilidad a las circunstancias y competir en los mercados internacionales, destino de la mayor parte de sus ventas, donde dirigieron sus esfuerzos habida cuenta de las escasas dimensiones del mercado interior.

 

La industria armera vasca experimentó su máximo crecimiento a finales del s XIX y comienzos del XX gracias, principalmente, al crecimiento de las exportaciones de armas cortas y revólveres que llegaron a suponer en torno al 90 % del total de sus ventas. Esta industria se encontraba concentrada en torno a la localidad de Eibar que, junto a otras poblaciones guipuzcoanas y vizcaínas, conformaban la denominada “Zona armera”. La competitividad internacional de la industria armera de Eibar respondía en gran medida a la flexibilidad y adaptabilidad otorgadas por su estructura de distrito industrial marshalliano clásico. En Eibar coinciden muchas de las características propuestas por la literatura sobre distritos industriales destacando, entre otras, la especialización en un producto relativamente homogéneo como las armas de fuego, el predominio de las PYME en su estructura productiva y las relaciones de subcontratación entre ellas, la existencia de reglas internas e instituciones que velan por el cumplimiento de las mismas, así como la creación, gracias a la cooperación entre empresas, de instituciones para el fomento del desarrollo de la industria característica del distrito.

Fue el rey Alfonso XI de Castilla quien otorgó a la villa de Eibar fuero de constitución el 5.2.1346, no obstante, para entonces ya existía una realidad social asentada en torno a la iglesia de San Andrés. La concesión de la carta puebla vendría a modificar este núcleo de población que en adelante se sometería a una planificación individualizándola de su entorno y organizándola en casas y calles (Barrenkale, Elgetakale y Somera o de Txurio). Con este proceso de urbanización se va creando un nuevo modelo jurídico autónomo en el que sus pobladores podían ejercer libremente sus actividades y organizar su concejo al margen del poder feudal.

En virtud de la carta-puebla concedida por el rey Alfonso XI el año 1346, el núcleo de la población de Eibar, en torno a la parroquia de San Andrés, fue cercada y torreada. El pueblo estuvo en su tiempo cercado y torreado con 3 puertas de entrada; y se compone de 6 calles empedradas, de las cuales 3 son bastante costaneras y las otras 3 en llano, con más de 2 plazas». Los distritos electorales, en el año 1600, se dividían en 3 en el casco urbano y otros 3 en la población rural, a la que se agregaban el arrabal y los barrios de extramuros. Su distribución regía de la siguiente manera; el cuerpo de la villa, Barrenkale, Elguetakale y Txurio-kale; y la población rural se agrupaba en las cofradías de Soraen, Akondia y Arexita. 

El concejo de esta villa, los curas y clérigos de su parroquia de San Andrés tuvieron al fin del s XV algunas diferencias con Juan López de Gamboa, señor de la casa solar de Olaso de Elgóibar, patrono a la sazón de la misma iglesia, sobre la percepción de los diezmos provenientes de ella. Pendiente el pleito en la real corte, transigieron sus cuestiones por medio de una escritura de concordia. Otorgóse ésta entre dichos Juan López y su mujer D.ª Isabel de Mendoza, de la una parte, y el bachiller Pedro de Urquizu, apoderado de los cabildos secular y eclesiástico, de la otra, en la villa de la Guardia a 5.7.1501, reducida a los capítulos siguientes: 1.° Que por razón de los diezmos y rentas de la expresada parroquia diesen perpetuamente al dicho patrono y sus sucesores cien ducados anuales. 2.° Que de esta cantidad se pagase a los citados clérigos la en que estaban condenados por sentencia. 3.° Que ambos cabildos, secular y eclesiástico, hubiesen de consentir en que el Juan López fuese absuelto de la excomunión en que estaba condenado, cuando viniese la confirmación de este convenio. 4.° Que los mayordomos de la iglesia hubiesen de entregar al patrono los cien ducados de renta dentro de veinte días desde que viniese la confirmación. 5.° Que con el resto de los diezmos se pusiese otro beneficiado, además de los cinco que había entonces, para el servicio de ella.

Hubo varios intentos de invasión de uno y otro lado del Bidasoa. Uno, en 1557, que no tuvo efecto. El otro, en 1558, fue protagonizado por 2.000 guipuzcoanos que invadieron Laburdi; entre éstos estaban los eibarreses que acudieron encuadrados a las órdenes del alcalde Juan Martínez de Arrizabalaga. En sesión del Ayuntamiento de 20.11.1625, se dio cuenta de una R.C. fechada en Madrid el 11.11.1625, y en ella se decía a Guipúzcoa que el vecino reino preparaba alguna invasión y que convendría disponer un núcleo de gente para enviarlo a Fuenterrabía; con este motivo, la Provincia aconsejaba que los pueblos tomasen las medidas que eran del caso. Eibar, además de las disposiciones ordinarias de proveerse de pólvora y plomo, tomó otro acuerdo que denota la necesidad que de educarse aptas para la lucha y la guerra sentían las gentes en aquella época azarosa y revuelta. Disponía aquella resolución del Ayuntamiento que en adelante todos los vecinos y moradores de la villa, comprendidos entre los 18 y los 60 años de edad, viniesen armados con espadas los domingos y fiestas, bajo pena de 200 maravedís, y este acuerdo se incluyó entre las ordenanzas municipales para que se guardase siempre. Tampoco posee Eibar ningún documento que nos diga el número de soldados que mandó a la frontera con Laburdi, ni la cuantía del sacrificio que se impuso en virtud de los acontecimientos que se sucedieron después de 1634, año en que a las órdenes de un eibarrés ilustre, Diego de Isasi y Sarmiento, coronel de las fuerzas guipuzcoanas, tomaron parte tan principal los hijos de esta provincia, así en la guarda de los límites como en la entrada en Laburdi en 1638, y más tarde peleando dentro de nuestro territorio contra el enemigo invasor. Solamente sabemos que reunido el Concejo el 31.7.1638 dio poder al alcalde Sebastián de Zumaran para que tomase a censo hasta 200 ducados en plata o vellón para socorro de la gente que de esta villa salió a la frontera.

El representante de Eibar que acudió a la Junta particular celebrada por la provincia en la iglesia de Nuestra Señora de Olaz, en Azpeitia el 10.1.1652, trajo la nueva de que aquel congreso había acordado mandar cien infantes para el ejército de Cataluña, y de que según el repartimiento hecho entre los pueblos para completar aquel número, debía la villa eibarresa enviar un soldado, y reunida ésta acordó a su vez hacer un reparto en metálico entre los mozos de la calle y de la casería para recaudar, antes del 1.° de enero siguiente, las cuotas asignadas a cada uno. Aquellos mozos que no hubiesen pagado su parte serían sorteados y aquel a quien tocase la suerte sería el infante que iría de la villa, entregándosele el dinero recogido, sin que pudiera poner sustituto, como castigo, sin duda, de su morosidad en el pago. A la guardia de 300 infantes que la provincia, reunida en la Junta Particular de Hernani el día 7.7.1667, acordó poner en la frontera de Francia ante el temor de una invasión, tuvo que contribuir Eibar con tres soldados y los designados para cubrir sus plazas fueron Andrés de Zubiaur, Juan Bautista de Barrundia y Francisco de Arguiano, a cada uno de los cuales se le dieron seis reales de a ocho para el camino. Así bien para constituir el núcleo de 200 infantes que la provincia reunió por reparto entre los pueblos en mayo de 1671 con destino a la Armada Real, además de los 38 que mandó por su cuenta, correspondieron dos a Eibar. Inacabable labor seria la de dar cuenta de todas las amenazas e invasiones francesas que se temieron o realizaron en nuestro suelo. Pasémoslas por alto, ya que fue escasísima su influencia en Eibar. El Tratado de Utrech hecho en 1713 parecía garantía suficiente de que hablan de terminarse estas luchas constantes, pero en 1719, por haberse infringido lo establecido en aquel convenio, estalló de nuevo la guerra y volvieron las luchas y las alarmas. El duque de Berwick con sus soldados y enorme cantidad de municiones, artillería gruesa, carros de mulas y bueyes entró en Irún. Eibar aportó en la parte que le correspondía, soldados que hicieran frente a la audacia del francés. Con la destitución de Alberoni del cargo de primer ministro de Felipe V, y en virtud de la adhesión de España a la Cuádruple Alianza, cesaron las hostilidades y en agosto de 1721 se firmó el tratado de paz. Desde entonces, mientras el trono de Francia estuvo ocupado por la dinastía de los Borbones no volvió a alterarse la paz entre Francia y España.

En la matxinada de 1718, levantamiento popular vasco debido a la no aceptación del R. D. del 31.8.1717 que trasladaba las aduanas a Bilbao y puertos, suspendió el trabajo de la fábrica real de armas de Placencia donde se verificaban las armas elaboradas también en Eibar. Eibar se sumó asimismo a la revuelta con todas sus consecuencias.

A la par que la guerra de bandos y que las distintas invasiones de los franceses dejaban su impronta se fue desarrollando el auge de una industria que condicionará el devenir histórico de Eibar durante 4 siglos. La industria armera se asentaba sobre una base gremial (cañonistas, cajeros,aparajeros y llaveros ) que facilitaba la capacidad de producción y la especialización de la misma. De este modo, la monarquía castellana se apoyó en la infraestructura creada en el valle del Deba para obtener una gran cantidad de armas y hacer frente a sus necesidades. Así se formó una red de pequeños talleres familiares dedicados a la fabricación de escopetas, arcabuces, mosquetes y fusiles y unido a ellos una actividad comercial con numerosos mercados no sólo con la Península sino también con las colonias del Nuevo Mundo.

Edad Contemporánea

El año de 1766 fue pródigo en conmociones populares. Madrid fue testigo del motín de Esquilache. Barcelona, Navarra, Aragón y Andalucía sufrieron también los efectos de tumultos semejantes. En Gipuzkoa se verificó la sublevación conocida con el nombre de Machinada. En Euskal Herria Norte las rebeliones contra el despotismo borbónico tuvieron también importancia. La Matxinada tuvo su origen en la carestía de los cereales y de otros artículos de primera necesidad. Comenzó en Azcoitia el 14.4.1766; amotinadas las clases populares, se dirigieron a Azpeitia, y reunidas con las gentes descontentas de los pueblos cercanos formaron pronto un rústico ejército que pasaba de 1.500 luchadores. Eibar también tomó parte en esta algarada. En el acta de la sesión que el Ayuntamiento general celebró el día 20.4.1766 se hace constar que la gente acumulada en el salón y las escaleras de la casa concejil era tanta que se hacía imposible anotar los nombres de los asistentes. En aquella sesión se leyó una carta que la provincia escribió desde Azpeitia; en ella se concretaban los acuerdos tomados por aquella villa para apaciguar los ánimos exaltados de los insurgentes, y se expresaba el deseo de que Eibar por idénticos medios consiguiera el mismo fin. La justicia y eclesiásticos de Eibar accedieron a lo expuesto en la carta y la Diputación ofreció mandar las medidas para que las pusieran en la casa concejil. A consecuencia de los alborotos ocasionados por los matxines muchos sublevados huyeron de Eibar por no caer en manos de la justicia. Cuando los eibarreses supieron que ésta conocía los nombres de aquéllos, armaron gran escándalo. El día 4 de mayo celebró sesión el Ayuntamiento y por no haber acudido el alcalde Sebastián de Zumaran, presidió la reunión Andrés de Areitio.

Después de las revueltas producidas con la Matxinada de 1766, debido a la carestía de los cereales y de otros artículos de primera necesidad, unos años más tarde, en 1794 las tropas francesas arrasaron la ciudad. Fue incendiada la Casa Consistorial, las escuelas y parte de la Iglesia, además del derrumbe de 116 casas de distintos barrios y del arrabal. Las guerras carlistas dejaron también su impronta en una población fundamentalmente liberal que a finales del s XIX, el 6.8.1897, vive su primera huelga por motivos laborales en la fábrica que suministraba revólveres y escopetas a la Casa Quintana y Hermanos en Méjico. Esta huelga sirvió de germen para que el Socialismo arraigase en Eibar.

«…La guerra entre España y Francia de los años de 1794 y 1795 dió a conocer un hecho que siempre había sido descuidado por el Gobierno español. No era posible seguir manteniendo las fábricas de material de guerra cerca de la frontera con Francia.

Teníamos en el Norte de Navarra las 2 fábricas de municiones de Eugui y Orbaiceta; en Cataluña, la de San Sebastián de la Muga, y además las 2 fábricas más importantes de la nación de fusiles, una en Placencia (Guipúzcoa) y otra en Ripoll (Catalúña).

Poco después de comenzadas las campañas Eugui, Orbaiceta y San Sebastián de la Muga cayeron en poder de los invasores y amenazaron seriamente Placencia, pues los franceses llegaron a saquear e incendiar Eibar.

Ante este estado de cosas, era imprescindible establecer nuevas fábricas de material de guerra en lugares seguros y muy alejados de la frontera francesa.

Por estas circunstancias y por sus características especiales, fué elegida Asturias para la instalación de 2 fábricas militares; una de municiones y otra de armas.

«El Sr. Conde del Campo de Alange hizo relación del expediente que se empezó a formar el año de 1785 sobre facilitar la conducción de las municiones de guerra de las fábricas de Orbayceta y Eugui a los puertos del Océano, para darles desde ellos el destino conveniente; en lugar de conducirlas, como ahora se ejecuta, desde las mismas fábricas por tierra al «Brocal del Rey» y desde allí por el Ebro a Tortosa; de cuya variación se supone que han de resultar ventajas al Servicio, y considerables ahorros a la Real Hacienda.

Se enteró el Consejo de todo lo que se ha proyectado, discurrido, informado y calculado en el asunto; y considerando, que desde que se empezó a tratar de él, han variado mucho las circunstancias de aquella frontera, y por consiguiente la seguridad de las fábricas; le pareció que por ahora y hasta tiempo más oportuno, conviene suspender el expresado proyecto; y que entretanto, para no estar pendientes en tiempo de guerra de solo aquellas fábricas, se examine si en diversa parte o partes del Reino hay posibilidad de establecer otra u otras, con las proporciones requisitas (requeridas) para que sean subsistente, seguras, abundantes y económicas en todo tiempo y S.M. conformándose con este Dictamen resolvió se ponga en práctica.»

Consejo de Estado del 18.6.1792

Noticia de los maestros-armeros de los cinco gremios que constituyen la Real Fábrica de Armas de Oviedo, con expresión de los que en virtud de Real Orden vinieron de la provincia de Guipúzcoa a el principio del establecimiento, de los que en Oviedo tomaron posteriormente asiento voluntario y de los últimos que vinieron también por Real Orden, a saber:

Maestros cañonistas que de Real Orden se transfirieron de la Provincia de Guipúzcoa al establecimiento de la Real Fábrica de Armas de Oviedo y procedieron a hacer contratas con el Mariscal de Campo Don Francisco Vallejo que fueron aprobadas por S.M. en Real Orden de 15 de Junio de 1795 a excepción del artículo en que se estipulaban 8 años de permanencia en la fábrica, que debía ser durante por el tiempo del agrado de S.M. de cuya orden quedaron inteligenciados por el referido General, y no se convienen a formalizar por ante Escribano estas contratas sin introducir en ella alteraciones.Antonio Guisasola, Félix Guisasola, Agustín Alvizuri, Domingo Alvizuri, Bartolomé Uzuriaga, Agustín Eguren y Josef Joaquín de Orozco.

Maestros cañonistas que últimamente vinieron por Real Orden de 2.6.1796, y tienen la circunstancia en la contrata de permanecer por el tiempo del agrado de S.M.: Lucas Antonio Osoro, Francisco del Coro y Joaquín Aguirre.

Maestros llaveros que de Real Orden vinieron al principio del establecimiento, y que se hallan en las mismas circunstancias que los cañonistas que vinieron en el mismo tiempo expresado arriba: Joaquín Tomás Calderón, Domingo Echevarría, Silvestre Careaga , Manuel Joaquín de Iribe, Xavier Ignacio Aguirre, Diego Arizmendi, Juan Azarloza, Andrés Antonio Morúa, Miguel Antonio Ibarra y Andrés Astigarraga, Domingo Zulaibar, Josef Zulaibar, Ramón Meave, Francisco Villar, Miguel Echeverría, Domingo Egocheaga, Joaquín Alberdi Vergara, Ignacio Maquibar, Josef Andrés de Acha, Josef María Amillategui, Manuel Calderón, Francisco Morúa, Agustín Echeverría, Manuel Gorostegui, Juan Mendizábal, Joaquín Alberdi  y Joaquín Egocheaga.

Otros maestros llaveros que voluntariamente tomaron asiento, y se contrataron en Oviedo con la circunstancia de permanecer por el tiempo del agrado de S.M.: Diego Areder, Victoriano Calderón, Matías Uribe, Juan José Gorostegui, Andrés Olañeta, Joaquín Aguirre, Francisco Antonio Orbea, Pedro Aramburu, Fernando Astigarraga, Andrés Egocheaga, Salvador Arana Gorostola, Ignacio Ysasi, Josef Luis Arizaga, Manuel María Ascárota, Félix Antonio Ibarzábal, Juan Andrés Zuluaga y Agustín Astigarraga, Félix Eguía, Fernando Vascarán, Antonio Bilbao y Mariano Gomiziaga.

Otros llaveros que últimamente vinieron de Guipúzcoa en virtud de Real Orden de 24 de Enero del año corriente: Andrés Egocheaga Mayor, Pedro Maria Madariaga, Francisco Andrés Madariaga, Josef Yzaguirre.

Cajeros que de Real Orden vinieron al principio, y se hallan en iguales circunstancias que los demás Armeros que vinieron con ellos al principio del establecimiento: Fernando Ibarzabal, Domingo Ibarzabal, Domingo Arguiarro, Francisco Vergara, Josef de Vergara, Domingo Vergara, Juan Josef Urcaregui, Martin Guisasola, Ignacio Ariznabarreta y Pascual Trebino.

Otros cajeros que voluntariamente tomaron asiento y se contrataron en Oviedo, y tiene en la contrata la circunstancia de permanecer por el tiempo del agrado de S.M.: Josef Celá, Lorenzo Ibarzábal, Juan Bautista Alberdi, Miguel Abarzabalegui, Rafael Sufriategui.

Otros cajeros que por Real Orden de 2.6.1796 vinieron últimamente, y tienen en la contrata la circunstancia de permanecer por el tiempo del beneplácito de S.M.: Domingo Barrutia Mayor, Raymundo Celá, Francisco Ignacio Olañeta, Francisco Olañeta y Agustín Vergara.

Aparejeros que en virtud de Real Orden vinieron al principio y se hallan en iguales circunstancias que los demás maestros que se transfirieron a el establecimiento de la fábrica en la misma época: Antonio Doiztúa, Francisco Doiztúa, Fernando Bascarán, Pedro Manuel Gasteaci, Pedro Francisco Echevarría, Juan Bautista Guisasola, Pedro San Martín, Pedro Ignacio Arregui y Félix Eguía, Joaquín Calderón y Lorenzo Aramburu.

Otros aparejeros que voluntariamente tomaron asiento y se contrataron en Oviedo, y se menciona en la contrata la circunstancia de permanecer por el tiempo del beneplácito de S.M.: Lorenzo Doiztua, Ignacio Aguirre, Josef Mateo Arana, Pedro Azpiri, Josef Antonio Gasteaci y Pedro Josef Gasteaci.

Bayoneteros que de Real Orden vinieron al principio del establecimiento, y se hallan en iguales circunstancias que los demás maestros que vinieron al mismo tiempo: Gaspar Olavarría, Josef Olavarría e Ignacio Laca

Otro bayonetero voluntario tomo asiento, y se contrató en Oviedo con la circunstancia del tiempo que fuere del agrado de S.M.: Domingo Olano.

Otros bayoneteros que vinieron últimamente por Real Orden de 2.6.1796, y tiene su contrata hecha con la circunstancia de permanecer por el tiempo del beneplácito de S.M.: Francisco Ignacio Suasua y Martín Artamendi

TOTAL DE CLASES DE LOS MAESTROS ARMEROS

Cañonistas (10),  Llaveros (53), Cajeros (20), Aparejeros (17) y Bayonetistas  (6), total (106).

Real Fábrica de Trubia, 17.8.1797.

(Puede observarse que bastantes de estos apellidos continúan existiendo hoy en Oviedo, Asturias, lo cual hace pensar que pudieran ser descendientes de aquellos vascos que hace 220 años vinieron a nuestra región al establecimiento de la Fábrica de Armas de Oviedo y se quedaron)

Evolución histórica EIBAR

1957 Eibar

1980 Eibar

2000 Eibar

2005 Eibar

2017 Eibar

Paralelamente y heredero del espíritu gremial y de sociedad de épocas pasadas, se va imponiendo un sentimiento cooperativo. A pesar de haber existido a finales del s XIX algunos intentos bastante serios, es a raiz de una de las huelgas más largas y duras de 1920 cuando se funda Alfa como cooperativa obrera, materializándose así gran parte de los objetivos planteados en dicha huelga. Esta primera época del s XX fue de grandes dificultades debido a las fluctuaciones de los mercados internacionales y al control en el comercio de armas, principal industria del momento. No obstante, los logros sociales son importantes: el Sanatorio Antituberculoso, el Pabellón de Convalecientes, la Colonia de Arrate, los Centros Obreros, las Bibliotecas y la Escuela de Armeria donde se formaron los alumnos que harán posible la transformación de la industria de Eibar, apartándola de su dedicación exclusiva a la producción de armas y convirtiéndola en una industria abierta a los productos manufacturados de la industria ligera metalúrgica.

La madrugada del martes 14.4.1931 Eibar proclama la II República adelantándose a las grandes capitales. Este hecho suponía una profunda transformación de la distribución del poder ya que por primera vez acceden a él las clases medias y los trabajadores. Cuando se confirma la proclamación en Barcelona, el pueblo se concentra frente al Ayuntamiento para retirar la placa con el nombre de Plaza de Alfonso XIII y colocar la nueva placa de Plaza de la República. Eibar se convirtió en el punto de partida para el resto del Estado y por ello recibió el título de Muy Ejemplar Ciudad.

La ilusión republicana se vió truncada el 26.4.1937 cuando las tropas alzadas al mando del general Mola entraron en la ciudad después de numerosos bombardeos que arrasaron gran parte del casco urbano y dejaron varios centenares de muertos.

Con la destrucción de la guerra y el incendio cambió la fisonomía de Eibar. El 8.10.1940, la Dirección General de Regiones Devastadas aprobó el proyecto de urbanización, donde se incluía la cobertura del rio Ego para aprovechar en mayor medida el suelo.

A pesar de las dificultades, Eibar se adapta a los nuevos tiempos y diversifica su industria (bicicletas, ciclomotores, piezas para automóviles, aparatos de uso doméstico…), a lo que hay que añadir un potente fenómeno de inmigración, atraido por esta pujante actividad industrial, que hace crecer su población hasta un 100% en los años 60′. La situación de desarrollo industrial toca fondo en los años 1982-1983. La crisis del petróleo, el cambio de sistema político, el proteccionismo industrial con el que contaban algunas empresas y la falta de nuevas tecnologías provocan una crisis de la que hoy se aprecia una notable recuperación en diversos sectores como la automoción, máquina herramienta y las industrias de transformación, perviviendo junto a ellas otras artesanales que entroncan con el pasado más lejano de la historia de la ciudad, como la elaboración de escopetas finas de caza y el damasquinado.

Por último, el Eibar de hoy sigue creciendo a lo largo de las vías de comunicación que parten de él o que lo atraviesan acentuando su vocación como ciudad industrial y de servicios.

PGOU EIBAR: Categorias_SNU_APDEF

El Consejo de Diputados de fecha 12.12.2006 aprobó definitivamente el Plan General de Ordenación Urbana de Eibar.

PGOU EIBAR: Calificación Global

El Texto Refundido del Plan General de Ordenación Urbana de Eibar ha sido publicado en el Boletín Oficial de Gipuzkoa nº 15 de 22.1.2008.

Cuando en la Comisión de Urbanismo se empezó a considerar la posibilidad de iniciar la formulación de un nuevo instrumento de ordenación general para el municipio, había diversos elementos que estaban en el centro del debate y que, con carácter unánime, se percibían como problemas intrínsecos al propio municipio:

  • La falta de suelo disponible para la implantación de nuevas actividades y del desarrollo residencial.
  • La carencia de suelo apto para nuevos desarrollos residenciales adecuados a las necesidades de la población más desfavorecida.
  • La problemática surgida por la coexistencia tradicional de usos industriales, productivos y residenciales.
  • La dificultad de aplicar las determinaciones de las propias Normas Subsidiarias, incompatibles con la realidad de la ciudad y con los intereses públicos, en múltiples ocasiones.
  • El escaso desarrollo de las previsiones de las Normas en todos sus tipos de suelo, con carácter general, salvo las actuaciones acometidas por las instituciones públicas fundamentalmente.
  • La constante y permanente pérdida de población.
  • El permanente y paulatino traslado de las empresas fuera del término municipal y de la comarca.
  • El reconocimiento de las limitaciones geográficas y espaciales del término municipal.
  • La admisión, como tarea primordial, de la necesidad de iniciar la regeneración de la ciudad.
  • La exigencia de actuar de forma decidida en la mejora de la calidad de vida en la ciudad, en todos sus aspectos.
  • La carencia de espacios libres de esparcimiento en el ámbito urbano.
  • Las limitaciones y vinculaciones surgidas desde los distintos documentos de Ordenación Territorial y Sectorial.

Por todo ello, y tras numerosos debates, se optó por iniciar un proceso de trabajo que, con carácter participativo, permitiera profundizar en lo que se ha venido a denominar “Planificación Estratégica”.

Todo este proceso llevó a la aprobación por unanimidad en el Pleno del 4.5.1.995 del Documento denominado, “Programa de Redacción y Presentación de los Trabajos de Formulación del Plan General de Ordenación Urbana de Eibar, y Creación de la Oficina Municipal del Plan”.

Este documento, síntesis de las cuestiones planteadas, contenía los principios básicos que la Comisión de Urbanismo asumía como objetivos centrales de todo el proceso y que se concretaban en la consecución de:

  • Un municipio competitivo capaz de atraer inversiones productivas necesarias para su desarrollo, teniendo en cuenta la condición de este municipio como cabecera de la Comarca del Bajo Deba.
  • Un Municipio participativo, donde sea posible a los ciudadanos ejercer el “Derecho de Ciudad”.
  • Un Municipio habitable y humano, poniendo especial énfasis en la calidad humana y territorial, con la necesaria actuación de intervención en la trama edificada mediante operaciones de reconversión y recuperación de los espacios ocupados por la industria obsoleta y edificaciones degradadas.
  • Un Municipio más solidario que corrija las diferencias y marginaciones que el modelo de ciudad actual crea.

Desde esta perspectiva, y con el convencimiento de que en el proceso debía primar ante todo la participación de los diferentes agentes de la ciudad, se inició el trabajo de elaboración del Plan Estratégico para definir los objetivos y criterios que debían servir para la formulación del Plan General. Con esta metodología se trataba de conseguir que las escasas posibilidades, oportunidades y recursos disponibles se destinaran a los objetivos más estratégicos.

Así, se trataba de definir un modelo de ciudad consensuado con los agentes sociales, que sirviera para vertebrar la ciudad y dar coherencia a los diferentes planes de actuación municipal, permitiendo además que los ciudadanos ejercieran el “derecho de ciudad”.

Entendiendo que las operaciones de transformación necesarias son abundantes y costosas, y que los recursos económicos y espaciales escasos, se asumió desde el inicio, que en primer lugar debería diseñarse con claridad la estrategia definida por los propios ciudadanos para la ciudad de Eibar, con el fin de optimizar eficazmente los esfuerzos y destinos del suelo y actuaciones públicas. En resumen, se trata de conseguir que los ciudadanos, agentes sociales, industriales, colectivos sociales y representantes públicos, de forma coherente, agrupen esfuerzos para llegar a definir el futuro de la ciudad de Eibar en un momento, sin lugar a dudas, crítico.

Una vez aprobado definitivamente el Plan Estratégico, y elegido el modelo de ciudad, se procedió a elaborar el documento correspondiente al Avance del Plan General de Ordenación Urbana, acordándose por unanimidad en sesión Plenaria del Ayuntamiento de Eibar el 5.10.2000, la exposición al público de los trabajos y propuestas desarrolladas.

Con el objetivo de dar a conocer el contenido del Plan General y posibilitar la máxima participación ciudadana, se editaron diversos documentos divulgativos, que se repartieron entre toda la población. Por otra parte, se realizó una exposición pública con paneles informativos sobre los elementos principales del PROYECTO DE CIUDAD, que estuvo abierto al público durante un período de dos meses prologada finalmente un mes adicional.

Durante este período de tiempo se fueron realizando presentaciones por todos los barrios de la ciudad, se introdujeron cuñas publicitarias en los medios de comunicación locales (prensa, radio y televisión), y se realizaron debates públicos con participación de todos los grupos políticos. El resultado de este esfuerzo de comunicación fue la participación activa de gran parte de la población, tanto en la asistencia a los diversos actos convocados, como en la presentación de aportaciones y sugerencias.

Se presentaron un total de 134 sugerencias, aportadas por los diferentes agentes sociales, ciudadanos y grupos políticos, que tenían incidencia diversa en las soluciones particulares dadas a algunas de las propuestas, pero sin entrar en ninguna de ellas a cuestionar el modelo de ciudad que se proponía.

Una vez informadas y debatidas las sugerencias en el seno de la Comisión de Urbanismo, se adoptó el acuerdo de aprobar los Criterios, Objetivos y Soluciones Generales del Plan General en la Sesión Plenaria del 8 de julio de 2002.

PGOU EIBAR. Estructura General

Con la adopción de los Criterios, Objetivos y Soluciones Generales del Plan General, se introdujeron algunas variaciones sobre aspectos relativos a la estructura general y orgánica, así como, al desarrollo de algunas de las propuestas inicialmente planteadas.

Desde la presentación al público del Documento correspondiente al Avance, se ha adelantado la ejecución de algunas de las propuestas planteadas mediante la tramitación de diversas modificaciones puntuales de las NN.SS., de Planeamiento Municipal vigentes.

En cumplimiento de lo señalado en el Decreto 183/2003, de 22 de julio, por el que se regula el procedimiento de evaluación conjunta de impacto ambiental, publicado en el boletín de 4 de septiembre de 2003, se elaboró el Estudio de Evaluación Conjunta de Impacto Ambiental (EECIA), tratando de ajustarlo al contenido y características señaladas en el citado Decreto, es decir, analizando el contenido del Avance de Planeamiento.

El EECIA fue expuesto al público durante el plazo señalado en el Decreto 183/2003, sin que durante el período habilitado se presentara alegación alguna.

Simultáneamente se remitió el documento del Avance con el EECIA, a la Diputación Foral de Gipuzkoa para que emitiera el informe correspondiente.

Recibida la Orden Foral 10-OF.30-MA/04, con el contenido del Informe Preliminar de Impacto Ambiental, se completó el documento con los apartados y aspectos que debían ser recogidos en la Memoria, Normativa y/o Documentación Gráfica. Se adjunta como Anexo 3 al presente documento la señalada Orden Foral con el Informe Preliminar emitido por el Organismo competente de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Como resultado de todo ello, se tramitó el Documento para la Aprobación Inicial del Plan General de Ordenación Urbana, dando respuesta al modelo de ciudad pretendido con el Plan Estratégico, y a los Criterios, Objetivos y Soluciones Generales aprobados por el Pleno de la Corporación de Eibar, e incorporando aquellos elementos de las NN:SS., que eran compatibles con el proyecto de ciudad pretendido.

La Corporación, en sesión plenaria del 26.10.2004, adoptó el acuerdo de aprobación inicial del documento sometiéndolo a exposición pública. Posteriormente en la sesión celebrada el 22.11.2004, se incorporó una prescripción al acuerdo de aprobación inicial relativa a la U.A.I. 31 Txaltxakua.

El acuerdo del Pleno del 26.10.2004 se publicó en el BOG nº 214 de 8.11.2004, mientras que el de 22.11.2004 se publicó en el BOG nº 233 de 3.12.2004, abriéndose un plazo de exposición al público de dos meses. Simultáneamente el anuncio fue publicado en “El Correo” de 31.10.2004 y “Berria “ de 31.10.2004.

Concluido el período de exposición al público se presentaron dentro del plazo habilitado para ello un total de 121 alegaciones suscritas por particulares, empresas y grupos políticos. Estas 121 alegaciones contenían en su mayor parte diversos apartados que aún siendo un único escrito afectaban a diferentes ámbitos o elementos del plan general aprobado inicialmente.

Una vez analizado el contenido de las alegaciones y teniendo en cuenta que la aceptación de algunas de ellas suponían modificaciones sustanciales al documento aprobado inicialmente por afectar a la estructura general y orgánica, a la clasificación del suelo, al aprovechamiento previsto en determinados ámbitos y/o al programa de actuación, se acordó efectuar una nueva aprobación inicial de todos aquellos ámbitos que requerían de un nuevo período de exposición pública.

La Corporación Municipal, en sesión plenaria celebrada el 8.5.2006, adoptó el acuerdo de otorgar la aprobación provisional del documento del Plan General, tras la introducción de los ajustes y modificaciones derivados de la estimación total o parcial de algunas de las alegaciones presentadas, así como las condiciones del informe del Departamento para las Infraestructuras Viarias.

Con fecha 16.6.2006, tuvo entrada el expediente en la Diputación Foral de Gipuzkoa para su aprobación definitiva.

Dentro del proceso seguido para la aprobación definitiva, (una vez incorporados los informes favorables de los Departamentos del Gobierno Vasco competentes en materia de transporte, vivienda, aguas y patrimonio cultural), la Comisión de Ordenación del Territorio del País Vasco, en la sesión celebrada el 19.10.2006, adoptó el acuerdo de informar favorablemente el expediente, señalando la necesidad de introducir diversas correcciones para adecuar el documento al Planeamiento Territorial vigente, así como a las previsiones de la Disposición Transitoria Segunda de la Ley Vasca 2/2006, de 30 de junio, de Suelo y Urbanismo.

De forma complementaria, los Departamentos Forales competentes en materia de carreteras y de Desarrollo Sostenible emitieron sus informes preceptivos, incluido el Informe Definitivo de Impacto Ambiental.

PGOU EIBAR. Operaciones estratégicas Programadas

Finalmente el Consejo de Diputados de la Diputación Foral de Guipúzcoa, en su reunión de 12.12.2006, adoptó el acuerdo de otorgar la aprobación definitiva al Plan General de Ordenación Urbana de Eibar, en los términos del acuerdo municipal de aprobación provisional, señalando una serie de condiciones.

PGOU EIBAR: Unidades de Ejecución

El 6.7.2005, entró en vigor el Decreto 86/2005, de 12 de abril, por el que se aprobaba definitivamente el Plan Territorial Parcial del Area Funcional de Eibar (PTP Bajo Deba)

En el citado documento se desarrolla un apartado específico en el que se concretan las afecciones del contenido del PTP al planeamiento municipal, concretándose las del municipio de Eibar.

Y en junio de 2016 presentó su informe final del Plan Estratégico de Eibar 2025 al horizonte del año 2025 proyecto iniciado a finales de 2013 junto con el Plan de Movilidad, culminado una vez que la propuesta técnica presentada en la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Eibar en el mes de octubre de 2015, se considerara pertinente en sus planteamientos estratégicos, para ser compartida en un proceso de participación ciudadana, como paso previo a su aprobación definitiva. La propuesta técnica, elaborada por LKS se derivaba de un diagnóstico aprobado por todos los partidos políticos y elaborado a partir de información estadística y reuniones con agentes económicos y sociales, así como con las personas responsables de las áreas municipales. 

El Plan se articula en torno a 4 Retos a los que se da respuesta a partir de 12 proyectos estratégicos desglosados, a su vez, en sub-proyectos y líneas de actuación que guiarán la actividad del Ayuntamiento y del resto de agentes intervinientes. 

…Renovación del centro urbano, Procesos de reconversión del suelo industrial, Renovación del parque residencial bajo criterios de sostenibilidad, Impulsar la movilidad peatonal en el centro y mejorar la conectividad barrios-centro, Mejora de la gestión del tráfico, Mejora de la gestión del aparcamiento en el centro, Mejora de los espacios públicos, Elaborar un Plan integral de eficiencia energética, Promocionar activamente las energías renovables, Plan de reducción de la huella de carbono, Poner en valor el medio natural: elaborar un plan integral para el entorno de Arrate, Reforzar el área de promoción económica y la colaboración tanto social y comunitaria como público-privada: coordinación entre agentes para la dinamización económica, Reforzar el área de promoción económica y la colaboración tanto social y comunitaria como público-privada: coordinación entre agentes para la dinamización económica, Apuesta por sectores estratégicos/nueva economía /emprendimiento más adecuados para Eibar: Plan Estratégico de Desarrollo Económico, Apoyo a la transformación de la industria tradicional: programa de empoderamiento del pequeño empresario, Desplegar el Plan Estratégico del Comercio y hostelería. PERCO, aspirando a mantener el posicionamiento de cabecera comarcal, Poner en marcha en colaboración con Debemen un plan específico de apoyo al sector primario, Promover la incorporación económica de los negocios de las personas inmigrantes en la economía formal, Reforzar el networking entre IK4, Armería, UPV y BIC Berrilan: crear un programa específico de coordinación y asignar una persona responsable de la misma, Renovar el plan de negocio para posibilitar el desarrollo del Polo Tecnológico de Eibar, Actualización de las claves de desarrollo comarcal en torno a DEBEGESA, Buscar sinergias con los municipios de la Comarca, Suscribir un acuerdo para el impulso del euskera en todas las políticas y ámbitos, Extender y apoyar el proyecto Ego-Ibarra, Diseñar un plan de marca ciudad, Consolidar la estrategia de ciudad intercultural, Avanzar hacia un mayor equilibrio de poder en las relaciones personales y sociales de hombres y mujeres, Elaborar un Plan local de salud en todas las políticas, Mantener y mejorar las actividades culturales, Mantener y mejorar las actividades deportivas, Mejorar los servicios asistenciales, Impulsar un distrito sociosanitario y elaborar un plan de trabajo coordinado entre sanidad y servicios sociales, Eibar: Ciudad amigable con las personas mayores, Desarrollar espacios sociocomunitarios en los barrios, Elaborar un plan de retención de talento joven, Elaborar un plan de empleo juvenil, Desarrollar una oferta de vivienda adecuada a las necesidades y posibilidades de las personas jóvenes., impulsando el alquiler social, Elaborar un Plan de Infancia y Adolescencia,  Mejorar y aumentar la oferta de servicios educativos y de ocio, Acordar un pacto político para el reconocimiento de proyectos estratégicos, Poner en marcha un nuevo modelo de gestión municipal, Impulsar un política de participación, transparencia y comunicación …

Es la respuesta a la «…ciudad en declive…», con indicadores demográficos duros (tasa de envejecimiento en 2008 del 23,11; 4,62% de extranjeros en 2009; pérdida del 26,12% de la población entre 1970-2010; o evolución de la población entre 2001-2010 del -4,64).

La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado de Debabarrena, aprobada en 2006,  se sustenta y alinea con el Plan de Acción para la Sostenibilidad de Debabarrena 2012-2020. Este plan se desarrolló en el marco de un proceso convergente de dos planes, por un lado la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2020 y por otro el Plan de Acción Comarcal de Agenda 21 de Debabarrena. 

Plan Territorial Parcial Bajo Deba

La Comarca de Debabarrena, con una población total de 72.567 habitantes, comprende la cuenca baja del río Deba y su afluente el Ego, y la constituyen 8 términos municipales, pertenecientes a dos territorios históricos dentro de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). El río Deba es el elemento natural común a estos municipios y ejerce como eje vertebrador de una comarca, donde cada municipio cuenta con un papel y carácter diferenciado (industrial, turístico, residencial) y complementario. La configuración de los municipios y su complicada orografía, han contribuido a un desarrollo del entorno urbano poco amable, con una densidad de viviendas muy alta y muchos edificios industriales en el casco urbano. Si a una trama urbana de por sí densa, se le suman los problemas de accesibilidad de las calles y de los barrios altos con el centro de la ciudad y que la movilidad de la comarca se realiza principalmente con vehículo privado, la sensación de espacio congestionado se acentúa de forma notable. Este modelo urbano se percibe en muchos casos como poco apropiado para la crianza de niños y muchas parejas jóvenes deciden marcharse a otros municipios; es por tanto necesario trabajar para retener y atraer a los jóvenes en la comarca y así revertir la tendencia de envejecimiento poblacional existente.

La comarca la constituyen 8 términos municipales que pertenecen a dos Territorios Históricos, Vizcaya y Gipuzkoa. Así, los municipios de Deba, Eibar, Elgoibar, Mendaro, Mutriku y Soraluze se encuentran en la provincia de Gipuzkoa, y Ermua y Mallabia, por su parte, forman parte de la provincia de Vizcaya. A pesar de los límites administrativos, su disposición geográfica a lo largo de la cuenca del río Deba, así como factores productivos y sociales, hacen que estos municipios vizcaínos se encuentren integrados funcionalmente y participen activamente en los organismos comarcales.

El desarrollo urbano de Debabarrena ha estado muy condicionado por la industria y muchos de los problemas urbanos tienen su origen en el desarrollo urbanístico de la época de la industrialización de los años 60′ y 70′ del siglo XX, para acoger a las personas que llegaron a la comarca a trabajar. La crisis industrial de los años 80′ y la actual crisis económica, han acentuado estos problemas, que se hacen especialmente patentes en el municipio de Soraluze, cuya área urbana precisa de una atención especial, para que sus estándares de calidad se acerquen a los del resto de municipios de Debabarrena.

La industria también ha tenido y tiene un rol muy importante en el desarrollo económico de la comarca, siendo su principal motor de actividad. Sin embargo, es necesario apostar por la diversificación e investigación del tejido industrial para aumentar la competitividad de las empresas y salir del actual contexto de crisis. Además del sector industrial, es necesario reforzar otros sectores como vía de desarrollo económico de la comarca. En este ámbito, cabe destacar el potencial del sector turístico debido al interés ambiental y paisajístico de sus áreas naturales, con el Geoparque de la costa vasca como principal atractivo turístico.

Hay una fantástica publicación de Amaia Apraiz Sahagún y Ainara Martínez Matía, «LA VILLA INDUSTRIAL DE EIBAR: CAPITAL ARMERA DE GIPUZKOA», imprescindible para conocer el patrimonio industrial de Eibar, del cual extraigo unos pasajes.

…En Eibar, entendida su arquitectura como paradigma de la del valle del Deba en su conjunto, es la orografía, la necesidad de espacio y no la maquinaria, la que determina la adopción del edificio de pisos, hasta tal punto que es la industria la que condiciona el crecimiento urbano de la población: 

Las dificultades crecientes de falta de terreno, a causa de la difícil topografía que la circunda, obliga a establecer talleres apretados y de una gran densidad de máquinas y operarios, o bien a un desarrollo vertical, multiplicando así el aprovechamiento del terreno con el número de plantas superpuestas, lo que hace que adquiera su estructura, en algunos sectores de la villa, el aspecto de importante población que presenta. 

El problema de la vivienda en Eibar, como consecuencia de su vertiginoso aumento de población, presenta caracteres agobiantes ante las escasas posibilidades de espacio, estando obligados a construir densidades de edificaciones fuertes y a urbanizar las empinadas laderas que rodean a la villa, lo que lleva aparejado obras y movimientos de tierra muy costosos…

…Los distintos ejemplos que se levantan aún hoy entre las calles de la Villa son la consecuencia lógica del desarrollo que la arquitectura fue experimentando con el tiempo y la experiencia. Los talleres y fábricas se fueron abriendo, generaron distintos tipos constructivos que desembocaron en un único modelo: el edificio de pisos o quizá, mejor definido, la superposición de talleres de planta rectangular —en la mayoría de las ocasiones— que se apilaban alcanzando en el caso de algunos ejemplos verdaderos monstruos industriales, algunos de los cuales aún hoy podemos encontrar entre sus calles. Sin embargo, los primeros maestros de obras y —en menor medida— arquitectos que debieron, primero, plasmar su idea en papel y, luego, verla en su ejecución real idearon fórmulas que a partir de sus conocimientos ligados al mundo de la arquitectura doméstica pudieran atender a otro tipo de cliente que demandaba y exigía unos espacios habilitados para la producción industrial. En las tres primeras décadas del siglo XX encontramos desde pequeños talleres hasta el caso de la gran fábrica de Orbea, un verdadero catálogo de los principios constructivos de la arquitectura industrial. Es en este periodo en el que, como ya se ha citado, la arquitectura para la industria está buscando un camino necesario y óptimo que le permita desarrollarse de forma autónoma.

Sus comienzos fueron titubeantes, como cualquier acto que busca su sitio, de arquitectos y maestros de obras que debieron aprender conforme iban recibiendo encargos. Pero, aunque en líneas generales se podría resumir en que hay una identificación total con los presupuestos más ligados a la arquitectura ecléctica, se verán repuntes de excelente construcción práctica, de verdadera edificación nacida de la industria y para la industria. 

Las formas que, en el caso de Eibar, caracterizaron el desarrollo de la arquitectura fabril estuvieron muy limitadas a aspectos de practicidad, funcionalidad, economía constructiva y decorativa; veremos, no obstante, algunos ejemplos que estuvieron en el lado contrario. Y es que, en la búsqueda por la adaptación de forma y función, convivieron los dos ámbitos de una misma realidad constructiva. Sin embargo, al margen de algunas excepciones, no encontramos en Eibar grandes armerías al estilo de las que se levantaron en la vecina Soraluze. Las enormes moles arquitectónicas de SAPA y SACIA poco o nada tuvieron que ver con el taller armero al que nos referiremos en las próximas páginas. No hay más que leer la descripción que en 1906 se publicara de la fábrica de cañones placentina para deducir que, en Eibar, estamos tratando con establecimientos de una escala mucho más reducida, de corte familiar y con pocos operarios…

...Los primeros talleres propiamente dichos construidos en Eibar, abandonando los bajos de viviendas que debían de predominar en un primer momento, estuvieron libres de la gran presión urbanística y constructiva que viviría la villa en años posteriores, en momentos en los que la localidad vio cómo su suelo se agotaba progresivamente. La mayoría de ellos se construía en las huertas o en pertenecidos de sus propietarios, quienes veían en la producción industrial —si bien a pequeña escala— una buena manera de prosperar económicamente.

En líneas generales eran construcciones en materiales tradicionales, con armadura de madera, muros de mampostería y cubierta de teja a dos o cuatro aguas, exentas y de una o dos alturas como máximo. Las plantas eran diáfanas, a lo sumo con una línea de pilares o soportes centrales, impuestos por la técnica constructiva, y se primaba la necesidad de luz natural. Para ello los muros se perforaban con grandes ventanales, a menudo corridos, con carpintería de madera y en baquetilla. Junto a ellos se dispondrían los bancos de trabajo en los que los operarios, en número reducido, realizaban las labores pertinentes. No solían contar con grandes máquinas, a lo sumo taladros verticales u otros ingenios de pequeño tamaño que ayudasen en la fabricación de piezas, más ligadas a la manufactura que al concepto moderno de industria y fabricación en cadena…

…La misma trayectoria que se ha visto para la evolución arquitectónica en general es extensible a los talleres armeros de la Villa de Eibar. Ya hemos notificado cómo la fabricación de armas databa de antiguo, siendo esta localidad ya en el siglo XVI la más reputada por la habilidad de sus vecinos. Las primeras noticias con que contamos para describir el aspecto de estos primeros talleres armeros datan ya de 1791, fecha en la que Gaspar Melchor de Jovellanos visitó Eibar, dejando constancia en su diario de la visita realizada al maestro armero Juan Esteban de Bustinduy. Los talleres se reducían a pequeñas estancias u “oficinas”, atendiendo al término utilizado por Jovellanos, en la parte baja de las casas y en ellos trabajaban los artesanos, organizados en cuatro gremios (cañonistas, cajeros, llaveros y aparejeros). Cada uno de ellos realizaba la pieza o trabajo en el que estaba especializado y luego la entregaba en la Real Fábrica de Armas de Placencia, de modo que —de nuevo parafraseando al escritor ilustrado— “lo que llaman fábrica de armas no significa lo que se cree de ordinario”, sino que era una mera oficina de recepción, realizándose todo el trabajo en las casas particulares.

La situación cambia durante los primeros años del siglo XIX, que fueron de crisis para el sector armero, agravada por la Guerra de la Independencia y la Primera Guerra Carlista. No obstante, a partir del traslado de las aduanas a la costa, en 1841, y muy especialmente a partir de 1850, se inició un nuevo periodo de prosperidad, abriéndose el mercado español a los armeros guipuzcoanos. A partir de este momento aparece la iniciativa privada en el sector armero: los maestros de la Real Fábrica de Placencia de Armas, que hasta entonces habían trabajado por cuenta del Estado, comienzan a trabajar por cuenta propia, estableciendo sus talleres tanto en Soraluze como en Eibar.

No obstante, en cuanto a la arquitectura se refiere, habrá que esperar un siglo a partir de la cita de Jovellanos para poder documentar el primer taller de armería construido ex profeso, de lo que podría deducirse que el sistema de trabajo en poco o nada había variado respecto de épocas anteriores. El primer caso, pues, es el de la pequeña fábrica de Sarasqueta, Cortaberria y C.ª, construida de nueva planta en 1899 entre las calles Estación y Arragüeta.  

La construcción, que recibiría el calificativo de “hermosa” ya a los pocos años de concluirse, contaba con dos alturas y se realizó en mampostería con entramado de madera y cubierta de teja a doble vertiente. Esto, junto con la importancia otorgada a los ventanales en su planta principal, la convierte en uno de los ejemplos más antiguos de taller eibarrés con una tipología específica. Llama la atención que el anónimo artífice de los planos tuviera ya en cuenta la disposición de las correas de transmisión a la hora de proyectar la obra, hecho que es poco habitual a la hora de estudiar el campo de la arquitectura industrial en este periodo.

Con el paso de los años el modesto taller de armas crecería hasta convertirse en una gran factoría construida en hormigón armado y rematada con una cubrición en diente de sierra que la hacía partícipe de una marcada iconografía industrial. Su perfil funcional, subrayado por la horizontalidad de sus grandes ventanales, contrastaba con el edificio de viviendas y oficinas anexo. La firma empleó orgullosa la imagen fabril de la empresa en su publicidad, pervivencia de los membretes como imagen corporativa que empleó la industria desde el siglo XIX.

Otros empresarios armeros hicieron de sus talleres algo más que un espacio de trabajo y vivienda. Entre ellos destaca Víctor Arana, quien en 1905 encarga al maestro de obras Eusebio de Madariaga un proyecto que no sólo incluyera el edificio para talleres, sino también un pequeño frontón “para el recreo de la gente que acude a su establecimiento”. Para su emplazamiento, siguiendo la tónica habitual del momento, Arana eligió la huerta situada entre la parte trasera de su casa y el camino al barrio Mutiloa. La planta irregular del inmueble es fruto del reducido espacio con el que contaba el Sr. Arana, quien nuevamente debe recurrir al crecimiento vertical para una mejor optimización del terreno disponible. En cuanto a su distribución interior, se aprovecha el espacio diáfano para disponer junto a las ventanas —nuevamente grandes vanos corridos— y en el centro de cada planta los bancos de trabajo donde los operarios manufacturarían las piezas. 

Curiosamente, no hubo ningún problema a la hora de aceptar el pabellón, ni críticas a su salubridad o sistema constructivo, pero el permiso para construir el frontón fue denegado por los técnicos municipales, ya que al considerarse éste obra pública debía ser presentado en planos firmados por un arquitecto y no, como era el caso, por un maestro de obras. Ésta es la razón por la que en 1906 se presentara un nuevo proyecto firmado por el arquitecto donostiarra Augusto Aguirre y que parece más definido en sus directrices constructivas.

Aguirre plantea dos zonas claramente diferenciadas: la factoría propiamente dicha y la caja de escalera. La primera, la zona de producción, se desarrolla en planta baja y dos alturas más ganbara o piso bajo cubierta a doble vertiente. Los dos pisos principales, los dedicados a la fabricación de las armas, acogen los bancos de trabajo corridos, adosados a las ventanas, más otro banco en el centro de la estancia. Además, en la primera planta se situarían las oficinas. Será un edificio que deberá adaptarse a la inclinación del terreno, de modo que el piso bajo o bodega hace las veces de semisótano, con ventanas en algunas de sus fachadas. El edificio contará con dos entradas independientes: una directa a la zona de producción y otra al segundo cuerpo, la caja de escalera.

Aunque éste comparte con el primero un canon similar, al incluir recercos en sus vanos y una dovela a modo de clave que remite a la idea de dignificación de los accesos tradicionales, se diferencia claramente el remate, de cubierta plana, con ciertas reminiscencias a la arquitectura de los torreones renacentistas, que en su parte alta esconde el transformador eléctrico de la factoría.

En el campo arquitectónico, salvando los ejemplos que destacaremos en capítulos posteriores, las décadas de 1910 y 1920 son de continuidad en técnicas y apariencias. Las nuevas obras que se van levantando por las calles de Eibar, como la de Juan Bautista Arrizabalaga (1913) obra de Fernando de Zumarraga o la de José María Leturiondo (1918), demuestran la pervivencia clara de un modelo de gran fortuna, probablemente por la limitada inversión que requería y por los buenos resultados que había demostrado en el campo práctico de la manufactura armera. Se mantienen así las plantas regulares de una o dos alturas, con estructura de madera y muros de mampostería y cubiertas de teja a dos o cuatro aguas. La importancia del vano corrido —bien rectangular o bien escarzano— junto con pequeñas aportaciones decorativas, reducidas a molduras, se van intercalando con arquitecturas más avanzadas como las de Beistegui Hermanos o Alfa.

Habrá que esperar a la década de 1930 para que se generalicen las arquitecturas del hormigón armado que hasta entonces se limitaban a ejemplos pioneros. Entre las fábricas que optaron por estas nuevas formas destacaremos, por mantenerse aún hoy en pie y fiel al proyecto original, la de la armería Crucelegui Hermanos, levantada por Urbano de Manchoba en 1930 entre las calles Pagaegi e Ibargain.

Construida en hormigón armado, la fábrica constituye la translación a este nuevo material de los antiguos modelos de taller: la cubierta plana sustituye al tejado tradicional y los soportes de hormigón a los de madera, manteniéndose la diafanidad de planta —interrumpida sólo por la línea central de pilares— y la economía decorativa.

Su planta en L invertida se superpone en tres alturas (planta baja y dos pisos) que —según el sistema de talleres verticales— acogen las distintas funciones del proceso productivo. Así, en la planta baja encontramos los talleres de mecanizado y cajistas, junto con la sala de embalaje, mientras que en los pisos superiores los talleres de ajuste y el almacén comparten el espacio con la oficina y el despacho. La funcionalidad con que fue ideada la fábrica hizo que el arquitecto planteara dos cajas de escalera con accesos independientes: una en la zona de talleres, con hueco central, y otra maciza en el acceso desde Pagaegi, que da paso a las oficinas del primer piso.

Al exterior, nos encontramos ante una fachada monótona basada en la verticalidad de los pilares de su estructura, ligeramente resaltados. Entre ellos se rasgan las ventanas, con carpintería de madera de tipo guillotina, que adolecen de cierta falta de expresividad, máxime si las cotejamos con otros ejemplos contemporáneos de la arquitectura de hormigón. Funcionalidad llevada al extremo, al servicio de una industria aparentemente despreocupada de su imagen externa, que busca en el edificio sólo un contenedor que ofrezca el necesario espacio de trabajo a sus obreros…

…La crisis armera en que se vio envuelta Eibar, provocada por el cierre de los mercados, llegó a que los industriosos reorientaran sus empresas hacia productos nuevos, siendo entre ellos la estrella la bicicleta que empezara a fabricar en 1928 la empresa G. A. C. Al hacerlo, también empujaron a los pequeños talleres al cambio de actividad, surgiendo al calor de la nueva actividad distintas fábricas de accesorios de bicicletas como Suar S.L, Lucis —creada de la asociación de Azpiri, Aranceta y Palacios— dedicada a los faros de las bicicletas por el sistema de la dinamo, Felipe Tellería, Cadenas Iris, que fuera fundada en 1935…

Pero los comienzos —que se podían datar de entre 1928 a 1930— no fueron fáciles, ya que a la readaptación de la maquinaria y la reeducación de la mano del operario, había que añadir una dura lucha comercial por poder implantarse en el mercado nacional e internacional frente a las tradicionales bicicletas extranjeras, fundamentalmente británicas, que durante tantos años habían detentado el monopolio absoluto…

ORBEA, la mayor fábrica eibarresa

Si la empresa Gárate, Anitua y C.ª fue la pionera en este sector, no pasaron muchos años hasta que la mayor fábrica de armas de Eibar, Orbea, imitase el ejemplo de su competidor. Serapio Múgica nos relata como en 1859 los hermanos Juan Manuel, Mateo y Casimiro Orbea Murua fundan la armería Orbea Hermanos que para finales de la década de 1860 era la más importante de Eibar, llegando a contar para los primeros años del siglo XX con una sucursal en Buenos Aires, dedicada a la fabricación de cartuchos, y dirigida por técnicos eibarreses formados en la casa madre de Orbea, especializados en el calibrado de los cartuchos.

En la primera década del siglo llegó a alcanzar una plantilla de 60 operarios, entre hombres y mujeres, que producían hasta 70.000 unidades anuales. Respecto a esta fábrica en Argentina, resulta interesante el reportaje que en mayo 1911 le dedicó la revista La Baskonia. Gracias a él sabemos que esta “moderna y elegante” fábrica, se levantaba en las esquinas de las calles Castro y Rondeaux de la capital bonaerense, emplazamiento al que se había trasladado después del cierre del taller provisional que tenía la firma en la calle Humberto I. Debía de tratarse de un edificio imponente, ya que el propio reportero se asombra de su arquitectura y del espacio generado para la fabricación de los cartuchos:

(…) edificio construido a todo lujo, y que reúne tan especiales condiciones como jamás vio el cronista en fábrica alguna.

(…) la sala de máquinas, un amplísimo salón donde espaciosamente se hayan instaladas hasta unas cuarenta, todas modernas y a la cual más perfecta. Entre ellas merecen mención especial las máquinas calibradoras, de una precisión absoluta, encoladoras, satinadoras, de presión y las rectificadoras, que son tan maravillosas como las apuntadas.

(…) Sigue a los talleres el depósito repleto de existencias, que están admirablemente acondicionadas y con toda seguridad

(…) Cuenta la fábrica con dos amplios patios que permiten una ventilación perfecta y admirable.

La fábrica de Buenos Aires tenía también un grupo de viviendas para los obreros, formado por varios chalets de dos plantas y de estilo inglés que reunían “tan excelentes condiciones de higiene y confort que gente de más elevada condición social las ocuparía sin inconveniente”. No obstante, resultaban insuficientes para la plantilla, por lo que la empresa tenía previsto construir en sus terrenos, sitos tras la fábrica, otros grupos de viviendas. Junto con las casas se construyó un frontón para “recreo y solaz” de los operarios, con lo que queda patente el espíritu paternalista de los empresarios…

Volviendo a la fábrica eibarresa, ésta fue también un referente de modernidad, ya que contó desde 1890 con instalaciones eléctricas en sus dependencias, construyendo una pequeña central cuyo excedente de producción vendía a otras empresas y particulares. Hasta 1895 Orbea fue la única empresa con categoría de fábrica registrada en la localidad de Eibar. Tras distintos avatares en cuanto a su razón social, finalmente los hijos de los fundadores —Jacinto, Valentín y Juan Orbea— organizaron en 1897 la sociedad en comandita Orbea y Cía. Sus propietarios, interesados en hacer de su empresa una firma puntera en el sector armero, incorporaron todos los adelantos y perfeccionamientos en cuanto a maquinaria a que tuvieron acceso, tanto de construcción propia como importados del extranjero. Antes de dedicarse definitivamente a las bicicletas, algo que sucedió en 1929, Orbea gozó de fama por sus escopetas de caza y sus armas de salón, así como por elaborar piecerío y, desde 1906, objetos de nácar tales como gemelos, botones, etc., probablemente valiéndose de la experiencia de sus culateros para diversificar el mercado…

Características del producto y estructura organizativa del sector

La producción de armamento con destino al mercado civil, puede dividirse en dos subsectores claramente diferenciados. Por un lado estarían las armas largas en las que se incluyen las armas de caza principalmente, y por otro, las armas cortas, de menor valor añadido que las anteriores, en las que se incluyen los revólveres y las pistolas. Las características de la demanda de cada uno de estos productos responden a elementos y motivaciones claramente diferenciados, que han tenido, sin duda, una gran influencia en la estructura organizativa del sector. Así, las primeras, debido a las mayores exigencias de calidad y cualificación de la mano de obra, presentaban mayores dificultades para su producción en serie y su fabricación mantuvo en todos los centros productores europeos un sistema de producción casi artesanal en el que predominaba el trabajo a domicilio. Mientras tanto, las armas cortas no tenían tales exigencias por lo que se prestaban a la estandarización y a la producción en masa, cosa que ocurrió, por ejemplo, en la industria americana (Colt) o en la belga (Fabrique Nationale d’Armes de Guerre, FN).

Lo que caracterizó a la industria armera vasca fue la inexistencia de grandes fábricas dedicadas a la producción en serie a pesar de que la producción de armas cortas era predominante. La producción de armas seguía manteniendo en todos los ámbitos una estructura similar a la que históricamente había existido desde la época de las Reales Fábricas, pero ahora, el papel de contratistas era ejercido por ciertas empresas localizadas, principalmente, en la villa de Eibar.

Estas empresas, poseedoras de patentes y marcas, subcontrataban la fabricación de piezas y la realización de ciertas operaciones a talleres de la localidad, para luego efectuar el montaje final en sus propias instalaciones. La labor de estas empresas montadoras era la que Becattini asigna a los empresarios puros del distrito, es decir, partiendo del conocimiento de las capacidades del distrito y las posibilidades del mercado, diseñaban un proyecto de producto (un revólver con una marca en concreto, por ejemplo) y distribuían las operaciones entre los talleres de la zona (incluido el suyo propio).

Estas relaciones de subcontratación no eran únicamente verticales ni se limitaban a un solo tipo de producto. Tampoco eran exclusivas, por lo que, una empresa montadora perfectamente podía ejercer labores de empresa de fase para otra. En ocasiones, también resulta complicado discernir si estas empresas eran auténticos fabricantes o simples comercializadores. Algunos empresarios ni siquiera disponían de un taller y encargaban la fabricación de sus armas a otro empresario de la localidad, quien a su vez subcontrataba la producción. Son muchos los ejemplos de este tipo de actividad, siendo realmente significativo el caso de Gabilondo y Urresti quien disponiendo únicamente de una marca y un pequeño taller en Eibar presentó una pistola ante las autoridades francesas que fue elegida por éstas como modelo estándar para sus tropas. Debido a las dimensiones del encargo recibido esta empresa decidió instalarse en la vecina Elgoibar para iniciar la fabricación de este modelo, pero viéndose incapaz de afrontarlo, hubo de subcontratar la producción de las pistolas completas a talleres de Eibar, Elgoibar y Gernika-Lumo. La enorme demanda de pistolas automáticas hizo que las especificicaciones técnicas exigidas a Gabilondo y Urresti se extendieran también al resto de fabricantes que, independientemente del contrato suscrito por aquélla, comenzaron a recibir importantes encargos. Así, la pistola RUBY acabó convirtiéndose en el producto característico del distrito industrial de Eibar, por lo que también es denominada pistola tipo Eibar.

Pero la industria de Eibar tendió a especializarse, en lo que se refiere a armas cortas, a la fabricación de productos de calidad media baja donde sus armas resultaban sumamente competitivas (entre éstas se encontrarían las pistolas tipo Eibar, los revólveres Bulldog, Puppy etc.). Esta imagen que asociaba las armas de Eibar con la baja calidad se convirtió en una especie de estigma para las armas españolas en los mercados exteriores, sobre todo para aquéllas que trataban de competir con armas de mayor calidad, y fuente de preocupación, como veremos más adelante, para todos aquellos que actuaban con conciencia de distrito.

Otra manifestación de la estructura de la producción eibarresa es la especial morfología urbana de la localidad. Las localidades integradas en la zona armera vasca que comprendía, además de Eibar, a las localidades guipuzcoanas de Elgoibar, Placencia de las Armas y Elgeta, y a las vizcainas de Ermua y Zaldibar, se encuentran situadas en angostos valles rodeados por altas montañas. Así, la estrechez del valle hacía que esa infinidad de talleres y empresas tuvieran que compartir espacio con las viviendas, siendo común el uso mixto de los edificios…

Eibar, como distrito industrial marshalliano clásico (una red de pequeñas y medianas empresas especializadas en distintas fases de la producción, desde los pequeños talleres fabricantes de piezas hasta las empresas montadoras, que ejerciendo el papel de empresarios puros, realizaban la labor de intermediación entre las dinámicas internas del distrito y el mercado mundial al que iban destinados la mayor parte de sus productos), se «forjó» en una geografía dura, hostil y cerrada, siendo el empresariado hecho a si mismo, capaz de aventurarse en mercados tan lejanos como extraños para la mayor parte de los industriales españoles, e incluso la creación de instituciones comunes en beneficio del conjunto del distrito como la Escuela de Armería o el Banco de Pruebas en cuya promoción, al igual que en otras circunstancias, la actuación del Ayuntamiento resultó fundamental tanto a la hora de afrontar las negociaciones con la administración central como para aunar voluntades en favor de esas iniciativas, sin embargo, el fracaso de muchos de estos distritos industriales en su lucha contra la producción en masa fue consecuencia de la sustitución de la cooperación entre los agentes del distrito por la competencia.

Hoy, con toda su experiencia, la propuesta es la «Ciudad Armera 2.0», ciudad conectada se ha de aventurar en un reciclaje. Su universidad, sus comunicaciones, sus paisajes, son sus «fuerzas», sin olvidar su gente, capaz de dominar sus «condiciones» para conservar su idiosincracia.

…Han sido capaces de superar los incendios de 1649, 1708 y 1794, así como también las inundaciones del 16.7.1762 y diciembre de 1909, causas de destrucciones parciales en la villa de Eibar, y de  reconstrucciones desde 1937 a 1957 de una localidad surgida de las cenizas de la guerra. La reconstrucción de Eibar comenzó con el cubrimiento del río, las grandes vías de circulación, la apertura de nuevas calles en la zona devastada y la creación de una nueva barriada de ensanche, con la construcción de viviendas superando la difícil orografía…

La movilidad, la eterna y discutida movilidad… En Eibar, cuesta arriba y cuesta abajo (el 8% de pendiente existe), siempre será difícil resolver el aparcamiento (escasísimo), la peatonalización, … pero son conscientes, y analizan las soluciones, para tomar decisiones. La participación ciudadana y la gobernabilidad son conscientes de sus retos.

…“Eibar todavía tiene trabajo pendiente en su transformación urbana para poder convertirse en referente de la economía del conocimiento. Hay talleres que pueden reconvertirse en aparcamientos o nuevas actividades económicas. Eibar necesita un proyecto de futuro que debe ser, cuanto menos, sostenible, abierta, competitiva, eficiente, a escala humana, compacta, que fusione usos e innovadora”…

Seguros de conseguir el máximo (posible) de sus recursos (naturales, humanos, estratégicos…), no se puede sino que apostar por un futuro que aunque lastrado por el pasado reciente declive, ha de resurgir. Y no le faltan ni retos ni ímpetu. Barrios como Matxaria, Txonta, han comenzado a cambiar. Es el principio, pero no es sólo reconvertir viejas naves… ni una ciudad deportiva, que también.

Mucho ánimo.


Cada mercado es local.

Cada municipio tiene su singularidad.

Cada municipio se retrata en su parque residencial.


Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España.