SEGOVIA,según Catastro, a 1.1.2015 por tamaño y fecha.

tabla SEGOVIA edad+tamaño edificaciontabla SEGOVIA  2.121996e-314dad+tamaño edificacion

Estos gráficos representan el Parque Residencial del municipio de SEGOVIA.

Son los Bienes Inmuebles matriculados en el Catastro, clasificados por año de inscripción y por tamaño.

Cada barra horizontal representa una década, siendo la más reciente la inferior (2010-2014), y la más antigua la superior (1900-1909).

Cada color es un tamaño, del más cálido (<60 m2) al más frío (>180 m2).

La barra inferior (DELVI) representa el cálculo hecho desde Otropunto para la obtención de la Demanda Latente de Vivienda (la demanda latente: la configuran personas que no tienen vivienda y que por su perfil sociológico (edad) y socioeconómico (no están en desempleo) son potenciales compradores). Es una estimación del número máximo de viviendas que constituyen la demanda encubierta de una zona y que se basa en las personas con el perfil de los actuales compradores pero que todavía no han constituido un hogar.

segovia-delvitabla SEGOVIAsegovia piramideSEGOVIA CATASTRO 2014-2016segovia INESEGOVIA ALQUILER

Son datos fríos, sin cocinar.

Información para la toma de decisiones.

Información para el conocimiento.


Segovia GE2.jpgSegovia es un municipio de 163,59 km2 y una ciudad española en la parte meridional de la comunidad autónoma de Castilla y León, capital de la provincia del mismo nombre. Se sitúa en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, al pie de la sierra de Guadarrama.

Su relieve está marcado por dos elementos característicos: al sur, las cumbres del sistema Central, con las sierras de Ayllón, Somosierra y Guadarrama; su punto culminante es Peñalara (2430 m), seguido por Cabeza de Hierro, Montón de Trigo, pico Nevero y pico Reajo Casón; los puertos principales son Cardoso, Somosierra, Navacerrada y Guadarrama; y hacia el norte los páramos y llanos de la Meseta, constituidos por terrenos cretácicos y areniscas, con pequeños manchones terciarios.

Son sus núcleos de población, Fuentemilanos, Hontoria, Madrona, Revenga, Zamarramala, Torredondo y Perogordo además de otros caseríos dispersos como Abadejos, Aldeallana, Campillo, Colina, Matamanzano, Las Serillas, Tajuña o Lagunilla.

La ciudad vieja de Segovia y su acueducto fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. El Acueducto de Segovia, de 818 metros de largo, es considerada la obra de ingeniería civil romana más importante de España, y es uno de los monumentos más significativos y mejor conservados de los que dejaron los romanos en la península ibérica.

Su emplazamiento se caracteriza por el aspecto de acrópolis que la define pero sin olvidar quegran parte de la población se extendía por el llano, en realidad, una ladera, abierto e indefenso. Esta dualidad es la que caracteriza la historia de Segovia. Por una parte, la ciudad, amurallada y delimitada por las gargantas del Eresma y del Clamores, como sede del poder y, por otro lado, los valles y las laderas que se expanden hacia el sur, como lugar del trabajo. Cabeza y corazón de un organismo que precisa de ambos y que ha permitido su adaptación a las distintas coyunturas.

Roma penetra en España en al año 218 AC. La primera mención de Segovia es a propósito del ataque de Viriato a la ciudad durante las guerras celtibéricas. Se supone que Segovia era una plaza fuerte y que la roca estaba amurallada. A través de los relatos de Tito Livio, se acredita que Segovia se encontraba en terreno vacceo y que disponía de una buena caballería. Además de las numerosas estelas funerarias, el acueducto y las dos importantes calzadas que confluyen en el centro demuestran que Segovia fue un lugar importante durante la colonización romana.

En el 410 se inicia la entrada de los bárbaros en España y en el 494 se asientan los visigodos. No existen muchas noticias de su establecimiento en la provincia de Segovia aunque sí hay extensos yacimientos arqueológicos.

En el año 711 los musulmanes invaden la Península y se produce una gran despoblación en la zona comprendida entre la Sierra y el Duero. Actualmente se admite que esta despoblación no fue tan intensa en la provincia de Segovia. A fines del siglo X los condes castellanos inician la repoblación; tarea a la que ponen fin las campañas de Almanzor. A su muerte, se inicia otro proceso de repoblación que no alcanza a Segovia capital sino a fines de siglo. Poco antes, tuvo lugar el asedio a la ciudad de Segovia que supuso la destrucción de algunos arcos del Acueducto posteriormente restaurados en tiempos de los Reyes Católicos. La cultura musulmana que jugó un papel importante en el siglo XV no ha dejado huella a excepción del capitel califal hallado en el siglo XIX en una casa de las Canonjías.

Segovia1562Durante la Edad Media, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. Además de ser elegida como lugar de residencia de los reyes Alfonso X El Sabio y Enrique IV, Segovia se consolidó como un importante centro económico y político y jugó un papel decisivo en la historia de Castilla. Se reforzaron las defensas naturales de Segovia con la fortificación de la roca y la reconstrucción del Alcázar que, posteriormente, se complementaron con las murallas que nacen y mueren en él. Cinco puertas se abrían en la muralla: San Cebrián, San Juan, San Martín y San Andrés. De ellas subsisten Santiago y Cebrián, en el lado norte y San Andrés en el lado sur. Se desconoce cómo se repartió el solar urbano entre los repobladores pero sí que desde el primer momento, el rey, la iglesia y el concejo se establecieron en la ciudad. Frente al Alcázar, símbolo real, se levantaba la Catedral de Santa María, concluida hacia 1144 y el palacio del Obispo.

1837 segovia.jpgLas Canonjías es un modelo de planificación urbana que, afortunadamente, ha llegado a nosotros. Del resto del solar urbano, pocas noticias existen. En 1103, se cita la parroquia de San Martín, en 1117 la de San Miguel y en 1120, San Andrés. En 1240, existe ya una relación más amplia. Los pobladores se agruparon en torno a las parroquias. Poco a poco las actividades, negocios o etnias se fueron concentrando en algunas hasta originar barrios específicos. Uno de los primeros, fue la Almuzara que constituye claro testimonio de la presencia del Islam en Segovia. Con respecto a los arrabales, las fuentes de información son más escasas. Al lado norte, en la ribera del Eresma, se fundaron las parroquias de San Lorenzo, Santiago, San Marcos, San Gil y San Blas.

1846 Luis Negron.jpgEn el otro extremo del valle, aguas arriba del Eresma, se configuró el arrabal de San Lorenzo. La iglesia que preside la plaza guarda intacto su carácter medieval. Las parroquias del Eresma estaban destinadas al cultivo de las huertas frente a la actividad fabril y comercial que se desarrollaba en los arrabales del sur, especialmente, en los de San Clemente, Santa Eulalia, San Justo y El Salvador. En San Millán era importante el cultivo de huertas y en Santo Tomás la agricultura.

odriozola-1901.jpgLa ciudad tal y como aparece representada en el plano de Odriozola de 1901 era similar a la del siglo XIII. Desde entonces hasta finales del siglo XVI, el número de habitantes fue aumentando y con ello también los edificios, pero las parroquias constituidas continuaron siendo las mismas hasta el siglo XIX en el que se suprimieron algunas.

soler-1909-1917.jpgCon excepción de San Miguel y las de reciente creación, todas son de estilo románico y construidas entre 1808 y principios del siglo XIII. Las características más sobresalientes del románico segoviano son la influencia islámica, la recargada decoración de las cornisas y el atrio.

Durante el siglo XIV, Segovia se vio sometida con frecuencia a las luchas intestinas protagonizadas por la nobleza local por intereses políticos. Las revueltas iniciadas durante la minoría de edad de Alfonso XI se reanudaron a su muerte, acaecida en 1350, entre los partidarios de su hijo don Pedro y los del bastardo don Enrique. El asesinato de don Pedro el Cruel en Montiel, en 1369 supuso el fin de las banderías y la entronización de la Casa de Trastamara, de felices consecuencias para la ciudad. Los Trastamara sintieron un especial afecto por Segovia y residieron grandes temporadas en el Alcázar.

En 1425 nace el príncipe D. Enrique a quien su padre le concedió la ciudad en señorío en 1440. El cariño de D. Enrique hacia Segovia se materializó en los edificios que sufragó y que hicieron de la ciudad durante aquellos años el centro del mudéjar en Castilla. El siglo se cierra con el reinado de los Reyes Católicos. El 13.12.1474 en el atrio de la iglesia de San Miguel, la princesa Isabel era proclamada Reina de Castilla.

A mediados del siglo XV, Segovia ofrecía una imagen medieval perfecta. En sus calles convivían cristianos, judíos y musulmanes.

De los musulmanes tenemos pocas noticias documentales pero su importancia se deja ver en la arquitectura románica (techumbre de San Millán o cubrición de la Vera Cruz) y en la decoración en blanco y rojo de los zócalos de las casas de las Canonjías. De las pocas referencias que existen se desprende que vivieron cerca del Alcázar.

Los judíos tuvieron mayor peso en la vida de la ciudad y se guarda mucha documentación al respecto. Vivieron integrados en la comunidad y no es hasta el Decreto de los Reyes Católicos cuando fueron encerrados en un gueto: la judería. La judería se extiende por el lado sur, entre la antigua Sinagoga Mayor (hoy, iglesia de Corpus Christi) y la Canonjía, dentro de un área que está perfectamente delimitada en un documento publicado por Fita. La aljama hebrea de Segovia, muy importante en vísperas de la expulsión, llegó a tener cinco sinagogas.

El casco amurallado era el centro del poder, asiento de la nobleza y del estado eclesiástico. La actividad comercial se repartía por igual entre la ciudad y el arrabal. El Azogue Mayor y el Azoguejo son los mercados diarios. Aquel se estableció en la parroquia de San Miguel, reforzado por la concesión de un mercado semanal en la Plaza de San Miguel o Mayor, como empieza a denominarse en 1448.

San Andrés va perdiendo la importancia que tuvo como centro comercial. San Esteban localiza su actividad en la calle Escuderos y en el Vallejo donde están el horno y las carnicerías del cabildo. San Martín se configura como un importante eje comercial: la calle real. El resto de parroquias desde San Facundo a San Pablo, se llenan de palacios y torres fuertes. El arrabal de la Puente Castellana inicia su despoblación a favor de los arrabales del sur cuyo centro es el Azoguejo, mercado diario de los arrabaleros de San Lorenzo, San Clemente, San justo, San Salvador, Santa Columba, Santa Eulalia, San Millán y Santo Tomás.

Las iglesias parroquiales se alzan en el centro de las plazuelas y están dotadas de caños públicos para abastecer de agua. El más importante es el de Santa Eulalia. La actividad de los vecinos configuró barrios y parroquias. San Lorenzo se dedica a la huerta que llegan hasta las murallas de Segovia y a los arrabales de San Justo y San Salvador. El Acueducto separa éstos de Santa Eulalia y Santa Columba. En ésta se encuentra el azoguejo del que arranca la calle de San Francisco, de muerte y vida y del Mercado.

El arroyo Clamores atravesaba las parroquias de Santa Eulalia y San Clemente. Le cruzaban puentes el más famoso es el llamado “pontesilla del Berrocal” popularmente después, de la Muerte y de la Vida. En este puente se iniciaba la calle Real del Arrabal, conocida en su último tramo como calle Real del Mercado ya en la parroquia de Santo Tomás y finalizaba en la Dehesa y caminos hacia Hontoria y Madrid.

La calle del Mercado dio nombre a un barrio en cuyas lindes se levantó la ermita de la Cruz. Este era el mercado que servía de recinto ferial y completaba el semanal de la Plaza y los diarios del Azogue Mayor y Chico. La parroquia de San Millán presentaba un variado entramado de oficios. Era barrio de alfareros, tejeros y areneros que extraían la materia prima de las minas existentes por encima de la ermita de San Roque (actuales jardines del miso nombre) y en las laderas del cerro de la Piedad, donde se erigió una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de la Piedad. Situada aguas abajo del arroyo Clamores, éste regaba huertas como la famosa del Moro.

Finalmente, la morería establecida dentro de las murallas junto a la Puerta de San Martín hasta mediados del siglo XV, se asentó a los pies de ésta, en el barrio conocido por Morería Vieja, actual calle del Carmen.

En cuanto al arte, el mudéjar es el estilo de la corte de Enrique IV como el gótico lo será de los Reyes Católicos.

Al rey Enrique IV se debe la restauración de la fábrica de moneda que desde hacía siglos se encontraba al final del Acueducto, en la parroquia de San Sebastián. Pero lo que le ha hecho pasar a la Historia han sido las reformas del Alcázar y tres excelentes edificios: la casa de campo, después convento de San Antonio el Real; el monasterio de El Parral y el Palacio Real de San Martín.

En una familia segoviana, la de Arias Dávila, se resume y condensa todo el proceso cultural de la Segovia de fines del XV. El mudéjar, el gótico y la entrada del Renacimiento están unidos a las figuras de Diego Arias y de su hijo Juan, obispo de Segovia, hombre de extraordinaria cultura que se pone de manifiesto en la biblioteca que regaló a la catedral y en la instalación de la primera imprenta que funcionó en España.

La introducción de la imprenta es un hecho trascendente en la historia de la cultura española, como lo fue, desde el punto de vista local, el terno que regaló a la catedral, primera y temprana muestra del Renacimiento en Segovia. Juan Arias gastó generosamente su dinero en obras en la antigua catedral. Unida a Juan Arias está la personalidad de Juan Guas a quien el Marqués de Lozoya atribuye la torre de Juan II en el Alcázar y la casa de los picos.

Hasta el siglo XVI, debido a la peste de 1589, la evolución de Segovia fue ascendente en todos los órdenes.

Durante el siglo XVI, Segovia llegó a su límite demográfico hasta llegar a ser la tercera ciudad de Castilla, tras Valladolid y Salamanca. Este aumento demográfico va unido, entre otros factores, al crecimiento agrario y al desarrollo de la industria textil. También cabe destacar de este periodo, la acuñación de moneda que llegó a su máximo esplendor con la fundación del Real Ingenio de la Moneda. Esta fábrica fue orgullo de la ciudad y uno de los edificios industriales más interesantes de los que quedan en España.

A pesar de que en el siglo XVI el renacimiento había llegado a Europa y Segovia parecía una ciudad propicia para que el renacimiento floreciese, sin embargo, los ciudadanos carecían de interés cultural dedicándose únicamente a la actividad comercial.

El trazado de la ciudad sufrió pocas modificaciones. Se realizaron actuaciones puntuales para mejorar el aspecto de las calles y nuevas alineaciones circunscritas a la parroquia de San Miguel donde la densidad del tráfico impuso el ensanche de las callejas. Las transformaciones más radicales se produjeron en la parroquia de San Andrés, concretamente, en las Canonjías y Barrionuevo.

A principios del siglo XVI, los edificios que rodeaban la catedral habían llegado a ocupar la práctica totalidad de la plazuela que, ahora, se extiende ante el Alcázar. En 1520, los comuneros sitian el Alcázar y se encasillan en la Catedral. Al finalizar la contienda, la catedral estaba arruinada pero era posible su reconstrucción. Sin embargo, se obligó a reconstruir la catedral alejada del alcázar. Hacia 1550 la Segovia física había cristalizado. En 1568 la obra de la catedral había llegado al crucero y se pudo oficiar en las naves. En 1532 se hundió San Miguel y en el 1536 se iniciaba su reconstrucción, si bien no sobre su primitivo emplazamiento, sino más hacia el sureste, en el sitio que hoy ocupa. Se aprovechó la ocasión para unir las plazas Grande y Chica, a las que se añadió el solar de la propia iglesia, y configurar la primera Plaza Mayor.

Todo contribuía a polarizar en el centro de la ciudad la actividad religiosa, económica y de gobierno. Incluso el propio concejo iniciaba gestiones para comprar una casa donde celebrar las juntas.

La concentración del mundo mercantil en la parroquia de San Miguel y la densidad del tráfico aconsejaron ensanchar algunas calles, como la del Potro, y a suprimir voladizos, cobertizos y otros cuerpos, quitar rejas y arrimar fuentes públicas a las paredes. Sin embargo no podemos hablar de una planificación urbana a gran escala.

Es significativo, por el contrario, la atención que prestaron tanto el Cabildo como el Ayuntamiento a que la catedral apareciera despejada y limpia, prohibiendo se adosaran casas o tiendas a la misma. Así en 1580 el Ayuntamiento se dirige al cabildo catedral instándole al derribo de los edificios que ocupaban la fachada occidental.

El resto de parroquias intramuros permanecieron inalteradas salvo San Martín debido a la construcción de numerosos palacios y a que la calle real, que une la plaza con el azoguejo, fue cobrando importancia económica hasta convertirse en el eje principal. Durante este siglo, los arrabales del sur se extendieron hasta los límites que han permanecido hasta mediados del siglo XX debido a la pujanza económica y aumento demográfico. Eran barrios de artesanos y obreros de todos los gremios aunque también los nobles se construyeron palacios como el Ayala Berganza, el de Digo de Riofrío (desaparecido) o el de los marqueses de Peñasrubias en la plaza del Salvador. Para atender a la población enferma se construyó el hospital de la Encarnación en la parroquia de San Clemente junto al arroyo clamores. En la parroquia de San Millán se encontraba el antiguo hospital de Sancti Spiritus.

El Ayuntamiento comenzó la ordenación y plantación de la Alameda, primer parque público de la ciudad que completó el cinturón verde que de forma espontánea brota en los valles que rodean la ciudad.

El siglo XVII supone en Segovia un retroceso económico y demográfico que tardará décadas en superarse. La crisis se inicia en 1598 con la peste y se agudiza con la caída de la industria pañera. A principios del siglo XVII, las fundaciones religiosas se multiplicaron de tal forma que hicieron de Segovia lo que se ha conocido como “ciudad conventual” muy frecuente en la España del Barroco.

La gran empresa urbanística del siglo XVII fue la ordenación de la Plaza Mayor, sobre la irregular ya existente a la que se denominaba Mayor desde 1461. El hundimiento de la iglesia de San Miguel y su posterior reconstrucción, retirada del centro, iba a propiciar la regularización del solar libre y de las plazuelas del entorno, hasta ese momento separadas por la iglesia, así como del caserío circundante.

El proceso de la Plaza Mayor está íntimamente unido al de la edificación de la Casa de Ayuntamiento, pues hasta entonces el concejo había carecido de sede propia. Todo el lado norte, el único que llegó a realizarse, quedó sometido a la presencia del ayuntamiento, que se diferencia e impone por la fachada de granito, frente a las de ladrillo del resto de la manzana. Las casas habían de construirse siguiendo fielmente las trazas dadas y presentan idéntico alzado. Las primeras edificadas fueron las cinco comprendidas entre el ayuntamiento y el actual hotel Victoria. Entre 1625 y 1627 se concluían las manzanas extremas hasta la calle de la Almuzara y plazuela de la Panadería respectivamente, y en 1630 se presentaban los proyectos para la acera del vino (actual teatro Juan Bravo) y para el frente de la iglesia de San Miguel, que no se llevaron a cabo.

1666 segovia.jpgEn 1720, Felipe V decide construir un palacio sobre una granja de los monjes jerónimos de Segovia. Ello supuso que se mejorara el camino de Valsaín hacia Madrid. También se reparaba la antigua carretera de Castilla debido a que los reyes venían a cazar a Lobones, al oeste de Segovia. Los trabajos comenzaron en 1618 con el terraplenado y construcción de unos diques desde la puerta de San Juan hasta iglesia de San Gil. En 1714 se emprendía el tramo comprendido entre La Puente Castellana y La Fuencisla y en 1721 se concluía tal y como la vemos hoy día. Al final, donde termina el territorio de la ciudad, se levantó un arco de triunfo, obra de Juan Ferreras. Otro similar se dispuso junto a la ermita del Cristo del Mercado, al principio de la carretera de Madrid. Ambas fábricas son el canto del cisne de la arquitectura edilicia hasta que, a mediados del XIX, se reanude la Plaza Mayor.

En 1763 se funda en el arrabal grande la Real Fábrica de Paños Superfinos de la Compañía, en lo que se conoce hoy como Regimiento de Artillería que estuvo en funcionamiento hasta el siglo XIX. En 1780 se constituye la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País con un propósito de desarrollar la industria, la agricultura y la cultura de Segovia. A ellos se les debe la mejora en el iluminado y limpieza de la ciudad. Esta sociedad jugó un importante papel en la vida cultura de Segovia a la que se unió la Escuela de Dibujo establecida en la casa de los condes de Chinchón y la Casa de la Química, primer instituto de este tipo de España que estaba al servicio del Colegio de Artillería inaugurado en 1974 y que tanto peso ha tenido en esta ciudad.

El siglo XIX se abre con la Guerra de la Independencia. Los franceses entraron en Segovia en marzo de 1808 y permanecieron en ella hasta 1813. La presencia de los franceses en España y también en Segovia supuso la caída del antiguo régimen y el ascenso de la burguesía frente a la nobleza y el clero. La guerra de la independencia unida a la crisis agraria degeneró en guerrillas y partidas que, a veces, encubrían bajo un ideal político un auténtico bandolerismo. Durante los primeros cincuenta años del siglo XIX, en Segovia no se hace prácticamente nada a excepción de la portada de la Fábrica de la Moneda y el despeje de la plazuela del Alcázar. También puede destacarse la renovación de los pavimentos de las calles, de las mercedes del agua, servicio de limpieza y la creación del cementerio aprovechando la ermita del Santo Ángel de la Guarda.

Es a partir de 1850, y sobre todo de 1870, año en que entre a prestar sus servicios como arquitecto municipal Joaquín de Odriozola y Grimaud, cuando Segovia va a sufrir un cambio radical en su fisonomía. Si el proceso constructivo de Segovia se había cerrado en el siglo XVII con la ordenación de la Plaza Mayor, la historia de la Segovia contemporánea ha de iniciarse igualmente por aquélla. Odriozola tuvo dos preocupaciones constantes: el ferrocarril y el ejército. El deseo de acercar la estación del ferrocarril a la plaza mayor dio origen a multitud de proyectos de alineación y ensanche cuyas consecuencias aún se mantienen en la actualidad.

En 1880 Odriozola redacta el proyecto de la alineación de la calle de Cronista Lecea, San Agustín, San Juan, plaza del Azoguejo, San Francisco, José Zorrilla y Estación. Este eje se llevó sólo a cabo, en 1910, en el tramo comprendido entre la Plaza y la plazuela de San Facundo, cuya iglesia fue demolida para el intento. En 1899 se proponía una variante por la calle de Infanta Isabel. Ambas alineaciones llevaron consigo la destrucción del caserío de dos de las calles más históricas, desde el punto de vista urbanístico, de la vieja ciudad y asiento tradicional del comercio, tabernas y mesones.

Un segundo proyecto, más audaz, fue el que intentó con el ensanche de la calle Real hasta la Canaleja, para el que fue necesario demoler la puerta de San Martín. Desde la Canaleja se podría bajar, de una forma cómoda, al barrio de San Millán y además era el punto de arranque de un gran viaducto de hierro que, sobrevolando el barrio, finalizaba en el Camino Nuevo, a la altura de la ermita de San Roque o de la iglesia de Santo Tomás, con una longitud de 400 o 600 metros según la propuesta elegida.

La penuria del municipio y las dificultades técnicas de todo tipo lo echaron por tierra. De lo proyectado solamente llegó a realizarse el ensanche de la calle de Juan Bravo (1882), en el tramo comprendido entre la plazuela de Corpus y la iglesia de San Martín; el derribo de la puerta del mismo nombre (1883) y la actual bajada de la Canaleja (1883).

Al convertirse la plaza del Azoguejo en el nudo de los arrabales, hacia ella canalizó la circulación de la carretera de La Granja, con el consiguiente ensanche de la misma, e igualmente el acceso a la Estación no por San Francisco sino por las calles de San Clemente y de la Asunción. Este proyecto, que fue realizado, salvaguardó la integridad de la pintoresca calle de San Francisco. Sin embargo la calle Real de los Arrabales o del Mercado (hoy José Zorrilla) sufrió ensanches innecesarios sin que llegara a ver plasmada su idea de levantar nuevos edificios a los lados, a modo de hoteles particulares, ni mucho menos la ordenación de una gran plaza triangular, ante la ermita del Cristo, que serviría de enlace a los ejes triangular, ante la ermita del Cristo, que serviría de enlace a los ejes Estación-Fuencisla (mediante la remodelación del Camino Nuevo, antiguo de las Charcas, inaugurado en 1785, y la apertura de la carretera de la Cuesta de los Hoyos en 1888); Estación-carretera de La Granja (con el ensanche del camino de La Maestranza, también en 1888) y Estación –nueva carretera de Madrid. La ermita y el arco de Madrid permanecían en el centro de la plaza como hitos históricos y urbanísticos.

Odriozola también se ocupó de los servicios públicos. Construcción de depósitos de agua, sistema de alumbrado, etc. Construyó escuelas públicas de la que aún se conserva el grupo escolar del Barrio de San Lorenzo. Cuando Odriozola murió se habían remodelado las principales vías de acceso, de circulación y el futuro ensanche de Segovia quedó definido.

Pese a las esperanzas puestas en el ferrocarril y en el ejército, Segovia entra en el siglo XX como una ciudad anclada en el pasado, provinciana donde el peso del clero y el ejército se hizo sentir lo que hizo que Segovia durante la guerra civil permaneciera en el bando de derechas.

Los años 40′ y 50′ estuvieron marcados por la política de construcción de viviendas para obreros. En 1944 se comienza la urbanización del polígono del Peñascal y la construcción del pantano de Puente Alta. Y, a partir de 1950, la ciudad sufre nuevas obras que hacen desaparecer los arrabales del lado sur de la ciudad.

Se comienza a realizar un urbanismo pensado en la construcción de viviendas que no respeta ese legado histórico propio de Segovia. Prueba de ellos son las barriadas de Larrucea, San José Obrero o la Albuera.

No obstante, desde finales del siglo XIX, ya se empezaron a levantar voces que pretendían la conservación del patrimonio que hizo que en 1884 se declarara el Acueducto Romano como Monumento Nacional. Las declaraciones de monumentos continuaron con la declaración de la Iglesia de la Vera Cruz en 1919 y más tarde, en 1931, obtienen este reconocimiento las iglesias de la Catedral de Santa María, San Millán, San Lorenzo, San Martín, San Juan de los Caballeros, el Convento de Santo Domingo de Guzmán, el Alcázar y la puerta de San Andrés.

El 12.7.1941, el Ministerio de Educación Nacional declara determinados conjuntos parciales de la Ciudad de Segovia como monumentos histórico-artísticos. Así:
– Conjunto parcial de “las calles y plazas situadas a todo lo largo del Acueducto, desde la antigua calle del Campillo hasta la del Saúco.
– Conjunto parcial de “la parte vieja de la ciudad comprendida dentro del antiguo recinto amurallado”
– Conjunto parcial de “la plazuela de la iglesia del barrio de San Lorenzo
– Conjunto parcial de “las carreteras de Bodeguillas y San Idelfonso, en un radio mínimo de 300 metros a contar desde el Acueducto.
– Conjunto parcial de las vistas panorámicas de San Justo y El Salvador, así como las que se descubren desde los bellísimos miradores de la Plaza del Alcázar y de la Canaleja.

El 11.4.1947, se declara Paraje Pintoresco el conjunto de alamedas y arbolado de la ciudad.

Desde entonces y a pesar de que no todas las iniciativas o actuaciones hayan sido exitosas, sí existe una conciencia ciudadana de conservar la ciudad histórica que se ha visto plasmada en los planes de urbanismo y en los planes especiales de protección.

El último escalón en esta cadena de declaraciones y reconocimientos ha sido la inclusión de la “Ciudad antigua de Segovia y su acueducto Romano” como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1985.

Y, como colofón de cuanto se ha expuesto, el presente Plan Especial de las Áreas Históricas quiere ser el instrumento que permita la gestión integral de la protección del patrimonio y del paisaje, entendida no sólo como rescate de los bienes o intervención de emergencia sino como prevención de su deterioro o destrucción, por una parte y proyección a futuro de dicho rescate con el mantenimiento de los mismos.

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Segovia y su entorno, se deben entender como todo uno, junto a Palazuelos de Esresma, San Cristóbal de Segovia, La Lastrilla o San Ildefonso conformando el área metropolitano de Segovia. Las Directrices de Ordenación del Territorio de Segovia y su entorno (DOTSEG) sentaron las bases para entender Segovia en su complejo sistema territorial, local, comarcal y metropolitano, que unido a la metodología surgida del Plan Estratégico Segópolis, sirvió de arranque para la redacción del PGOU de Segovia en 2008.

Un medio físico serrano determinante para una identidad histórica tan poderosa (“Segovia no es una ciudad sino un conjunto de aldeas cercanas y tienen los edificios unos juntos con otros”, ya decía el geógrafo árabe Al Idrisi, en el siglo XII), es una atalaya entre sierra y llanura en lo alto del cerro, entre páramos y valles, entre lo urbano y lo rural; y en el devenir de los tiempos su población estancada, su dependencia turística creciente, su movilidad interna más difícil, y su expansión urbana disociada, al este residencial y al oeste actividad económica.

Y desde el eterno PGOU de 1984, parcheado y judicializado, hasta el actual ha tenido que padecer las órdenes del centralismo con impactos de infraestructuras de escala nacional, la competencia de los municipios vecinos, la presión del mercado inmobiliario y hasta la definición de su territorio como alternativa residencial de alta calidad frente a la todopoderosa Madrid y su creciente ambición de integración funcional más allá de sus fronteras. Y es que desde la definición administrativa de pertenencia a Castilla-León o más allá de la sierra a la Comunidad de Madrid fue objeto de discusión cuando se discutían las Comunidades Autónomas y la Constitución de 1979.

La eterna necesidad de compacidad de sus barrios y núcleos rurales (Zamarramala, Madrona, Hontoria, Revenga, Torredondo, Perogordo y Fuentemilanos) suma hoy 27.126 viviendas (tan solo un 10% unifamiliares 2.793), para una población envejecida que supera los 54.945 habitantes. Siguen faltando vivienda de pequeño tamaño, la vivienda media en Segovia supera los 120 m2, la emancipación y constitución de nuevos hogares es imprescindible.

Hoy los retos por mejorar en políticas de movilidad local, el fomento imprescindible por la rehabilitación, y la necesidad de atraer nuevos hogares jóvenes que aseguren la vitalidad y superviviencia de Segovia, hablan de compacidad, pero al mismo tiempo integrar una estación de alta velocidad distante (con las miras puestas más en la comarca que en la propia ciudad) y la oferta de suelo urbanizable, la previsión de grandes equipamientos supramunicipales, el Centro de las Artes y la Tecnología, un nuevo Palacio de Congresos, un nuevo Hospital General y otros equipamientos privados.

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Area Urbana de Segovia

El PEAHIS, Plan Especial de las Áreas Históricas de Segovia es un plan urbanístico y de patrimonio, por lo que atiende a las dos normas en la materia de la Comunidad de Castilla y León, por el lado de Patrimonio: Ley 12/2002, de 11 de Julio, de Patrimonio de Cultural de Castilla y León, y su Decreto de desarrollo 37/2007, de 19 de Abril, por el que se aprueba el Reglamento para la Protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León, y de otro lado la normativa de Urbanismo Ley 5/1999, de 8 de abril, de Urbanismo de Castilla y León y su reglamento de desarrollo Decreto 22/2004, de 29 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Urbanismo de Castilla y León.

El objeto fundamental del Plan Especial es la protección cultural de las Áreas Históricas de Segovia a través de la ordenación urbanística, en cuanto Paisaje Urbano Histórico que son y sus determinaciones se orientan a la conservación, la restauración, la rehabilitación y la revitalización de dichas áreas y sus elementos integrantes.

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En marzo de 2016 acabó el plazo de presentación de alegaciones para el PEAHIS. Ahora el Ayuntamiento analiza y responde (vía director de la Acedemia de Historia y Arte de San QUirce, Rafael Cantalejo), para correjir o elaborar las nuevas fichas del Catálogo. Pero…  los vecinos del casco histórico alegan, los partidos políticos alegan, los arquitectos alegan. ¿Porqué todos presentan alegaciones?. El modelo no convence a todos (aunque siempre suceda), ¿no se podía haber consensuado algo más la propuesta?

El Catálogo siempre es una herramienta estupenda. Las propuestas del Plan ideológicamente apuestan por conservar, conservar y conservar. ¿Quién va a conservar? ¿Porqué está vacío el casco de Segovia? Y ahí radican las bases de las alegaciones, espero. Un casco vacío de hogares, con viviendas vacías, de fachadas muy bonitas, ¿es eso un «casco»?. Hasta 23 acepciones presenta el DRAE de casco. No confundamos el «recipiente cuando está vacío» con el «conjunto de edificaciones de una ciudad, hasta donde termina su agrupación».

Hay que llenar Segovia de actividad urbana. Hogares, hogares y hogares. Viviendas nuevas sin hogares es actividad económica antes y durante, pero ¿y después?, otra vez igual.

Rehabilitar, regeneración y renovación urbana para fomentar el alquiler de viviendas, es el Plan Estatal vigente (no lo olvidemos). Cambiará de nombre, de plazos, de ámbitos, pero las necesidades (sociales actuales) y la escasez de recursos disponibles, se han de concentrar en dos ejes (fomento del alquiler y fomento de la rehabilitación y regeneración y renovación urbanas). Lo dice el Gobierno (amén).

25 o 30 años de ciudad se presentan, dicen, con información incompleta, oscura y difícil. Bien merece la pena el esfuerzo reiterado de estudiarlo, proponer, discutir, alegar, informar y volver a empezar cuantas veces haga falta. Los «responsables de Segovia» hoy transmitirán el PEAHIS a los futuros «responsables de Segovia», y así viene siendo desde siempre. ¿Cómo recordará la historia esta década en Segovia?, plazas llenas de coches, turistas de ida y vuelta, necrológicas y funerales, jubilados…

Los promotores del cambio de ciudad con el PEAHIS, son y serán los segovianos, pero cuando las normas sean claras, fáciles de entender y de aplicar, sin criterios aleatorios o interpretaciones de comisiones (de sabios urbanos). Más edificabilidad a cambio de intervención, ¿es  acaso ésta la única moneda de cambio?. Hay otras, imaginación desde la colaboración con la administración. «..El IBI es de largo la partida de ingresos más abultada del presupuesto municipal. De los 26,1 millones del capítulo de ingresos por impuestos en los presupuestos de 2014, 16,3 millones correspondían al Impuesto de Bienes Inmuebles…» por ejemplo.

Coches si, coches no. Hogares si. Y cuando los haya, más y mejores servicios para los ciudadanos.

¿Y cúal es el acicate para atraer hogares al centro histórico de Segovia?. En el PEAHIS no lo he encontrado. La Historia de Segovia sabe mucho de porqué se ha «llenado» y «vaciado», y no es malo recordarla (para no cometer los mismos errores). 21.000 habitanyes en el area del PEAHIS y 2.500 en el casco histórico, población muy envejecida, pérdida de población en áreas centrales, tiene 2 Universidades (y alumnos), es cabecera de comarca, tiene buenas comunicaciones, y muchos turistas (1 millón/año), y congresos, y está en el circuito del «gran Madrid». Sus industrias hoy son de servicios y culturales.

Nuevos sectores de la promoción inmobiliaria reclaman para seguir con su tradicional actividad «ventajas». Es lícito. El alquiler vacacional de corta duración es rentable, hay demanda, pero, no hay oferta ni seguridad jurídica.

No se puede exijir a los vecinos de unos barrios lo que a otros no. El recinto amurallado de Segovia es una única realidad, llámese barrio, o ciudad histórica.

Las Canonjías o San Esteban o el Barrio de los Caballeros o San Martín no están reclamando que desaparezan las ruinas tras las fachadas «bonitas». Reclaman que los servicios urbanos estén al día, que los registros públicos de propiedad aclaren titularidades, que la administración dé facilidades, colaboración. Las competencias de policía todos sabemos quién las tiene, falta, actitud en las competencias de información. La administración administra para los ciudadanos, en igualdad de condiciones para todos, o así debiera ser.

Si al final del camino emprendido en 2010, este nuevo paso conduce en 2017 a unas normas de actuación y con objetivos claros, todas las alegaciones ciudadanas se han de dar por buenas o muy buenas. La participación ciudadana va más allá de votar en las elecciones. Ha de ser la administración la promotora de la participación ciudadana, con todos los elementos a su disposición y sin cortapisas. Las informaciones públicas (con sus plazos administrativos) han dejado, hace ya mucho tiempo, de ser participación ciudadana. Los tribunales han tumbado mucho más que «planes» por causas menores.

PL_Resumen_Ejecutivo_2_AMBITO.jpgHagan caso a las alegaciones. Lleguen a un único acuerdo fuerte, sólido, de qué ciudad histórica va a tener Segovia en los próximos años. Empéñense en acordarlo con los ciudadanos, todos, de Segovia. De lo contrario no habrá segovianos en el centro histórico de Segovia; bueno sí habrá, los del Ayuntamiento y la Catedral. Si el Plan es sólo un modelo de gestión del patrimonio histórico, todo en Segovia empieza a considerarse «patrimonio histórico» desvitalizado.

Futuro… Revitalizar.


Cada mercado es local.

Cada municipio tiene su singularidad.

Cada municipio se retrata en su parque residencial.


…seguiremos analizando en próximas entregas los 250 municipios mayores de España.